Los secretos de la basura
El ruido de los esc¨¢ndalos, las revelaciones sensacionales, la furia preelectoral ahogaron ayer el debate pol¨ªtico de fondo de que sacude al Gobierno y que s¨®lo sali¨® a la superficie en contadas ocasiones: la crisis de confianza que rodea al actual Ejecutivo como consecuencia de los esc¨¢ndalos protagonizados por el ex gobernador del Banco de Espa?a y del ex director de la Guardia Civil. Crisis de confianza que ha ido devorando en las ¨²ltimas semanas a pol¨ªticos socialistas de peso como Carlos Solchaga o Jos¨¦ Luis Corcuer¨¢ o al ministro de Interior Antoni Asunci¨®n y que ahora amenaza al vicepresidente del Gobierno, Narc¨ªs Serra. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, cuyo partido se siente cada vez m¨¢s alternativa, cedi¨® a la tentaci¨®n de la confrontaci¨®n personal, arrastrado, tal vez, por la enorme expectaci¨®n que rodeaba la comparecencia de Gonz¨¢lez.El duelo entre Aznar y Gonz¨¢lez, que por momentos fue ¨¢spero y duro, como corresponde a un periodo preelectoral, apenas a?ad¨ªa un gramo de emoci¨®n a un clima social que puede acabar entumeciendo la conciencia de una opini¨®n p¨²blica que asiste con estupor al desfile de esc¨¢ndalos de diverso calado. Gonz¨¢lez, un pol¨ªtico avezado y fr¨ªo que no se deja arrastrar f¨¢cilmente a la pelea personal, no tuvo demasiadas dificultades para presumir de cortes¨ªa parlamentaria y dejar sin respuesta las graves preguntas que ha suscitado la gesti¨®n y fuga de Rold¨¢n.
Y fue Julio Anguita quien concentr¨® sus cr¨ªticas a esa l¨ªnea de sombra en la que se mueven esos aparatos del Estado que se nutren de fondos reservados y satisfacen los servicios m¨¢s secretos de los gobiernos y de algunos particulares, y que han aparecido con diversos rostros -p¨²blicos y privados- en los esc¨¢ndalos Rubio y Rold¨¢n. La intervenci¨®n de Anguita tuvo un fondo demoledor aunque la forma fuera exquisita. Y el hecho de que coincidiera con Aznar -por diferentes motivos pero con similares argumentos- en exigir responsabilidades al vicepresidente del Gobierno, como responsable en su momento de los servicios de espionaje y contraespionaje, fue anotado por Gonz¨¢lez.
Pero, esta doble presi¨®n sobre el Gobierno fue compensada con creces por el apoyo pol¨ªtico expl¨ªcito que Converg¨¨ncia i -Uni¨® y el Partido Nacionalista Vasco dieron al Gobierno socialista. Miquel Roca, en una intervenci¨®n sosegada, meditada y brillante, volvi¨® a ser el mejor abogado de la causa de Gonz¨¢lez y aval¨®, m¨¢s all¨¢ de cualquier duda, las palabras del presidente del Gobierno cuando afirma contar con suficiente confianza parlamentaria. Roca, adem¨¢s, se permiti¨® el lujo de dar un palmetazo a los populares lo que llen¨® de regocijo a los socialistas cuyas castigadas espaldas soportan mal las invectivas del partido de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
El respaldo de los nacionalistas al Gobieno socialista convirti¨® el pleno en un bal¨®n de ox¨ªgeno pol¨ªtico para Felipe Gonz¨¢lez, que necesitaba urgentemente ganar tiempo para dar credibilidad a sus promesas de luchar contra la corrupci¨®n. Gonz¨¢lez sali¨® del debate con mayor fuerza pol¨ªtica que con la que entr¨®. Ahora, y hasta las pr¨®ximas elecciones, s¨®lo est¨¢ seriamente amenazado por esa bomba andante que es Luis Rold¨¢n y su inmensa bolsa de basura.
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