Rumor, noticia
Un rumor no es una noticia, o, al menos, no deber¨ªa serlo. EL PA?S fue, en este aspecto de la deontolog¨ªa profesional period¨ªstica, precursor de referencia obligada. Esta pr¨¢ctica, moneda corriente en ¨¦pocas y lugares donde la prensa no es libre, fue usual en nuestro pa¨ªs en la d¨¦cada de los setenta. Y la llegada de EL PA?S (unida al cambio experimentado en la prensa y en los periodistas espa?oles durante la transici¨®n democr¨¢tica) contribuy¨® decisivamente a arrinconar la difusi¨®n de rumores, que quedaron como alimento del segmento de prensa llamada sensacionalista o amarilla.Por todo ello, la informaci¨®n en primera p¨¢gina titulada Las ausencias de Castro disparan el rumor de que est¨¢ gravemente enfermo -noticia cubierta por la Redacci¨®n de Madrid- no es de recibo. Pese a que se recoja la existencia del rumor, y no s¨®lo lo que el rumor "dice".
Al margen de que, en las ediciones de d¨ªas posteriores, el corresponsal en La Habana desmienta el rumor, apoy¨¢ndose en tres testimonios (hecho irrelevante, pues la cuesti¨®n no es si el rumor es o no cierto, sino el hecho de divulgar rumores que pasan a ser considerados noticias), conviene preguntarse sobre el trasfondo de esta vulneraci¨®n del Libro de estilo de EL PA?S y de una de las m¨¢s elementales normas deontol¨®gicas de la profesi¨®n.
La oposici¨®n pol¨ªtica en Cuba al r¨¦gimen de Fidel Castro se libra, en buena parte, ante la opini¨®n p¨²blica internacional, adem¨¢s de entre Washington y Miami. Uno de los pocos sectores, si no el ¨²nico, que han roto el embargo de Estados Unidos es el turismo. Y Espa?a, junto a Canad¨¢ y otros pa¨ªses europeos, est¨¢ apostando fuerte -empresarialmente hablando- por Cuba como destino tur¨ªstico y de sus inversiones. Por esta raz¨®n, cualquier noticia (o rumor) de esta naturaleza incrementa la percepci¨®n de desestabilizaci¨®n. Y, como todos sabemos, el desarrollo es, en buena parte, fruto de la estabilidad.
Al margen del l¨®gico deseo de una transici¨®n ordenada y tranquila que incorpore a Cuba a los sistemas pol¨ªticos de divisi¨®n de poderes y pluripartidismo (la democracia, bien lo sabemos, es la meta, no el veh¨ªculo), los periodistas estamos obligados a difundir noticias e informaciones, no rumores. En las Jornadas sobre ?tica y deontolog¨ªa profesional de la Uni¨®n de Periodistas, en las que me cupo el honor de ser ponente, este asunto qued¨® claro. Al igual que en la pr¨¢ctica totalidad de los c¨®digos deontol¨®gicos profesionales que han proliferado en los ¨²ltimos a?os, entre ellos el c¨®digo ¨¦tico de AIPET, que afecta a medio millar de profesionales en Espa?a, del cual soy redactor. Convirtamos ahora las intenciones en hechos.- Vicepresidente de la Asociaci¨®n Iberoamericana de Periodistas Especializados y T¨¦cnicos (Cap¨ªtulo Espa?ol). .
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