M¨¢s cerca del peri¨®dico por ordenador
Antes de que acabe el siglo leeremos diarios en pantalla sin llegar al extremo de abandonar los de papel
Este mes, The New York Times lanza provisionalmente su primer peri¨®dico electr¨®nico. Antes de que acabe el siglo, lo leeremos pasando de una pantalla a otra en el desayuno. Los magnates est¨¢n listos para sacar provecho, ?Pero estamos nosotros preparados para una avalancha fren¨¦tica de informaci¨®n?Joe Maille lee el peri¨®dico casi todas las ma?anas en un ordenador compatible IBM que reposa discretamente en una mesa de roble en la oficina de su casa, en un limpio barrio de California. El texto de su peri¨®dico electr¨®nico desfila por la pantalla, peque?a, cuadrada y verde al son del suave repiqueteo de las teclas.
A Joe, un licenciado de San Jos¨¦, le gusta su peri¨®dico electr¨®nico, tanto que ha organizado un grupo para lectores asiduos y ha cancelado sus suscripciones a peri¨®dicos impresos. Le gusta la velocidad -"puedo leer las, noticias de varios d¨ªas en s¨®lo una hora"- y la casi total ausencia de anuncios publicitarios. A veces se pasa horas recorriendo las enormes b¨®vedas, electr¨®nicas del peri¨®dico: "Tiendes a olvidarte del hecho de que te est¨¢ costando dinero. Es f¨¢cil quedarte pegado a la pantalla parpadeante".
Estas perspectivas animan a los editores de peri¨®dicos norteamericanos. Esperan que la gente como Joe sea la puerta de entrada en la alabada autopista de la informaci¨®n, en la que la inform¨¢tica, las comunicaciones y la tecnolog¨ªa del espect¨¢culo corvergen en una muy provechosa hora punta. En Estados Unidos, uno de cada tres hogares tiene ya un ordenador; uno de cada diez tiene un m¨®dem que permite al ordenador comunicarse con otros por la l¨ªnea telef¨®nica, enviar faxes, o recibir un peri¨®dico electr¨®nico.
De capa ca¨ªda
Al mismo tiempo, los peri¨®dicos impresos de los editores est¨¢n de capa ca¨ªda. En 1967, casi tres cuartas partes de los norteamericanos mayores de treinta a?os le¨ªa un diario; hoy lo hace la mitad escasa. A pesar del crecimiento estable de la poblaci¨®n, el n¨²mero de peri¨®dicos vendidos en Estados Unidos ha ido descendiendo cada a?o desde 1988. Como consecuencia, los ingresos publicitarios tambi¨¦n han disminuido.
?sta es la raz¨®n, especialmente en Estados Unidos, por la que ning¨²n grupo period¨ªstico importante se considera ahora completo sin un impresionante proyecto de informaci¨®n electr¨®nica. Hay ediciones electr¨®nicas del San Jos¨¦ Mercury News, del Chicago Tribune y del Atlanta Journal and Constitution, que se pueden leer con un ordenador, un m¨®dem y unas cuantas instrucciones.
Est¨¢n probando una variedad de estrategias y de formas para su conquista de lectores. En Los ?ngeles est¨¢n apostando por un servicio de noticias y de informaci¨®n local constantemente actualizado, que aumente su ya grueso peri¨®dico actual, que deber¨ªa lanzarse en septiembre. "Lo estamos haciendo para ver de qu¨¦ va", dice el agresivo director del proyecto del Times, Terry Schwadron. "Como empresa dedicada a la informaci¨®n, tenemos la obligaci¨®n de llevarlo a cabo".
En Nueva York "estamos metiendo el pie en el agua", comenta el jefe de relaciones p¨²blicas. William Adler, con un paquete electr¨®nico (que empezar¨¢ este mes) de asuntos locales, cr¨ªticas y art¨ªculos relevantes, seguido de servicios adicionales como reserva de entradas o contestaciones de los lectores a los periodistas, si todo va bien. "Muchos periodistas tenemos sentimientos contradictorios", dice Adler. "Hemos crecido con la imprenta. Pero tambi¨¦n somos criaturas de los medios y no queremos quedarnos atr¨¢s".
En el Reino Unido, los peri¨®dicos avanzan en la misma direcci¨®n con menos bombo y platillo. El The Telegraph tiene previsto hacer su suplemento semanal disponible de forma electr¨®nica en el Internet, una red de ordenadores mundial con 20 millones de usuarios. Associated Newspapers, editor de The Mail y de Evening Standard, ha estado desarrollando "en secreto " durante los dos ¨²ltimos anos un ordenador port¨¢til del tama?o de un diccionario para que los viajeros lo utilicen para recibir, filtrar y guardar res¨²menes de las noticias del d¨ªa. Se espera que salga a la venta en diciembre, a un precio superior a las 500 libras (m¨¢s de 100.000 pesetas).
Para otros peri¨®dicos, incluyendo The Independent, no se trata de si tendr¨¢n ediciones electr¨®nicas o no, sino de cu¨¢ndo, y cu¨¢ndo -significa este decenio. Art¨ªculos individuales de todas las p¨¢ginas m¨¢s importantes ya est¨¢n disponibles -a alto precio- en forma electr¨®nica para investigadores y hombres de negocios en bases de datos como el FT Profile.
En los medios de comunicaci¨®n, "demasiado pronto" puede convertirse r¨¢pidamente en "demasiado tarde", y nadie quiere quedarse atr¨¢s. A largo plazo, los peri¨®dicos impresos est¨¢n claramente en declive: las perspectivas de crecimiento de los peri¨®dicos electr¨®nicos son casi ilimitadas. Hasta ahora, a pesar de m¨¢s de 20 a?os de experimentaci¨®n con servicios electr¨®nicos de noticias, ese crecimiento no se ha hecho realidad; pero los magnates de los medios de comunicaci¨®n creen que no es m¨¢s que una cuesti¨®n de tiempo hasta que alguien acierte con el producto, adecuado.
Desde que anunci¨® en 1992 que News Corporation era "una empresa nform¨¢tica", Murdoch ha venido mostrando un gran inter¨¦s por los peri¨®dicos electr¨®nicos. El a?o pasado, News Corporation normaliz¨® para la transmisi¨®n electr¨®nica su amplia gama de informaci¨®n de peri¨®dicos, revistas, libros y televisi¨®n; despu¨¦s compr¨® Delphi, uno de los competidores de America Online. Seg¨²n anunci¨® el lugarteniente de Murdoch para la publicaci¨®n electr¨®nica, John Evans, News Corporation estaba desarrollando un peri¨®dico personal para "ejecutivos de 40 a?os que ganan m¨¢s de 40.000 o 50.000 d¨®lares al a?o [entre 5,5 y 7 millones de pesetas, aproximadamente] y viajan con frecuencia". Evans afirm¨®: "Queremos volver a introducir el yo en los medios de comunicaci¨®n".
Como coger el tel¨¦fono
De momento, es el Nuestro Diario de Fidler el que est¨¢ funcionando, a medida que el San Jose Mercury Center, a pesar de todos sus problemas, va siendo conocido por la opini¨®n p¨²blica. Pero no se puede decir realmente que haya llegado el momento para ninguna de las dos ideas.
La utilizaci¨®n de la red de America Online por parte del Mercury Center le ha dado una serie de ventajas a este ¨²ltimo, especialmente el acceso a una base de abonados que ahora cuenta con m¨¢s de 600.000 personas. Pero tiene inconvenientes, como el que la red imponga al peri¨®dico su lenta velocidad de funcionamiento. "Utilizaremos peri¨®dicos electr¨®nicos", dice EL PA?S Terry Schwadron, del Los Angeles Times, "cuando sea tan sencillo como coger el tel¨¦fono". O coger un peri¨®dico. En la actualidad, el Mercury Center "es m¨¢s dificil de leer y se tarda m¨¢s en hacerlo", reconoce el director del Mercury News, Bob Ingle.
Esta poca facilidad de empleo llev¨® a un usuario del Center, Rob Honeycutt, que posee una peque?a empresa cerca de San Jos¨¦, a cancelar su suscripci¨®n despu¨¦s de un par de meses. "Es insoportable estar ah¨ª sentado esperando a que lleguen las pantallas. Uno paga por horas, y el 90% del tiempo lo pasa uno no leyendo art¨ªculos, sino buscando algo interesante que leer". "Prefiero comprar revistas", dice Honeycutt. "Me gusta el dise?o. Es aburrido leer el texto directamente de la pantalla". Y no es que no le gusten los ordenadores: pasa horas vagando por el Internet. "El Mercury Center me result¨® entretenido durante alg¨²n tiempo, pero no consigui¨® mantener mi atenci¨®n".
"El simple hecho de que algo sea una posibilidad tecnol¨®gica no significa que alguien. tenga que estar interesado en hacerlo", dice Henry Scott, del New York Times. "No creemos que la gente lea los peri¨®dicos en pantallas de ordenador". El del New York Times, asegura, ser¨¢ diferente.
Algunas cadenas de televisi¨®n de EE UU est¨¢n pagando millones de d¨®lares para mantener a sus antiguos lectores de peri¨®dicos; para los peri¨®dicos, eso podr¨ªa suponer que ese formato de papel impreso que los partidarios del progreso tienen tantas ganas de abandonar podr¨ªa acabar siendo el ¨²nico punto fuerte que garantice su supervivencia a medio plazo. Como dijo Murdoch a Forbes en marzo: "Los peri¨®dicos tardar¨¢n mucho en morir. Y habr¨¢ mucho dinero para los supervivientes".
Copyright The Independent-EL PA?S.
En casa por 1.360 pesetas al mes
San Jos¨¦ es un territorio prometedor: una ciudad justo al comienzo del Silicon Valley, en California, con la mayor concentraci¨®n de trabajadores de alta tecnolog¨ªa de los Estados Unidos. La quinta p arte de sus hogares dispone de un ordenador y un m¨®dem. Reporteros de su peri¨®dico, el San Jos¨¦ Mercury News, han estado escribiendo sobre la industria local de inform¨¢tica y ordenadores y viviendo puerta con puerta con la gente que trabaja con ellos desde que se invent¨® la calculadora electr¨®nica.Excepto por su permanente anuncio de tres p¨¢ginas de secretos inform¨¢ticos como "disco duro de alta velocidad y calidad" y "captaci¨®n de videomultimedios", y por los art¨ªculos de su portada sobre creadores de sistemas inform¨¢ticos, Mercury News es un peri¨®dico norteamericano t¨ªpico: columnas sobre el trato y educaci¨®n de los ni?os, voluminosas secciones de "estilo de vida" fotograf¨ªas de padres sonrientes ... . Es un peri¨®dico agradable, aunque ligeramente vac¨ªo, como la ciudad que cubre con sus noticias; y tiene un propietario, la cadena nacional de noticias Knight-Rider, que posee el dinero necesario para crear una red electr¨®nica, el Mercury Center.
El Mercury Center publica los contenidos del Mercury News -que todav¨ªa se publica impreso-, junto con un bloque de informaci¨®n adicional para el que el News no ten¨ªa espacio suficiente: teletipos, informaci¨®n local, un archivo que se remonta a 1985 y "tablones de anuncios" a trav¨¦s de los cuales los lectores pueden discutir entre s¨ª. Cuesta 9,95 d¨®lares, (unas 1.360 pesetas) al mes por un uso no superior a cinco horas, y 3,50 d¨®lares, (cerca de 500 pesetas) por cada hora adicional. Buscar en el archivo cuesta 48 d¨®lares m¨¢s (unas 6.500 pesetas) por hora en momentos punta.
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