Delgado, la fuerza del destino
El segoviano aguant¨® la tercera plaza en la contrarreloj ganada por Rominger
![Carlos Arribas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe3f9d365-91a0-4554-a5c4-70f3bf1ea029.png?auth=e6426bc0be73ca7a1a032b8f3a5a8f5479303facc987fc5270aa197eb094c06b&width=100&height=100&smart=true)
Fue la obra de un genio desde, la primera pedalada. Y adem¨¢s le ayud¨® la suerte. Todas las circunstancias unidas para un fin: que Delgado se despida de la Vuelta desde un podio. El ciclista segoviano hizo suya la fuerza del destino. Lleg¨® la hora H del d¨ªa D. No estaba en juego el triunfo de la Vuelta, ni siquiera el de la etapa. La figura de un Rominger, maquinaria sobre m¨¢quina, qued¨® tapada por una lucha menor, pero al menos emocionante. De entrada parec¨ªa una pelea imposible, pero en el ciclismo, y gracias a eso existe, hay m¨¢s fuerzas que las f¨ªsicas o las de la ciencia matem¨¢tica.Est¨¢ la sabidur¨ªa y la, experiencia. "Empec¨¦ muy fuerte", contaba Delgado, "para enga?ar a Z¨¹lle. P-1 sal¨ªa detr¨¢s de m¨ª, con la referencia de mis tiempos, y yo sab¨ªa que le marcar¨ªa el ritmo. Que si ve¨ªa que yo iba r¨¢pido ¨¦l intentar¨ªa ir m¨¢s deprisa". Z¨¹lle pic¨®, pero la estratagema no fuedeterminante. A los 10 kil¨®metros de carrera, Z¨¹lle s¨®lo sacaba un segundo a Delgado. Luego el segoviano levant¨® el pie, y a los 20 kil¨®metros Z¨¹lle le aventajaba en 10 segundos. Todo el mundo a usar los dedos para sumar y multiplicar. Delgado, por si acaso, ten¨ªa preparada la segunda parte del plan. M¨¢s sabidur¨ªa. "Pedro es como si corriera por el pasillo de su casa. Se las sabe todas", dec¨ªa M¨ªnguez. Delgado conoc¨ªa el recorrido, las cuestas, los toboganes y los falsos llanos. Sab¨ªa d¨®nde ten¨ªa que echar el resto y d¨®nde pod¨ªa recuperar.
Est¨¢ la fortuna y las estrellas. "No s¨¦ cuantas veces he tenido que cambiar de bicicleta", dec¨ªa un abatido Z¨¹lle. "Primero, el cambi¨® electr¨®nico, luego, la cadena, despu¨¦s un pinchazo". Z¨¹lle corri¨® en todas las posturas sobre todo tipo de bicicletas y marcas. Corri¨® en cabra, en bici cleta sin manillar de triatleta, con manillar... Fue como luchar contra una fuerza inabordable. El viento fue su primer enemigo. Aun as¨ª se esforz¨® al m¨¢ximo y mantuvo el tipo. Eso mientras la moral segu¨ªa con ¨¦l. Mientras su director, Manolo Saiz, manten¨ªa el animoso grito por el altavoz del coche: "Ale, venga, ale, que vas bien". Despu¨¦s, todo se des plom¨®. Abatido delante y abatido detr¨¢s. Sin ganas, s¨®lo de seando terminar el suplicio.
Si las estrellas se aliaron con Delgado y dieron la espalda a Z¨¹lle, con R¨®minger se mantuvieron ajenas. El l¨ªder suizo est¨¢ en el estado de gracia, ese que te permite sentirte por encima del bien y del mal. M¨¢s parece el director de orquesta del destino. Entre ¨¦l y Zarrabeitia -magn¨ªfico, ardiente y valeroso: no ten¨ªa nada que perder- se montaron un magn¨ªfico baile. Hasta divertido si no fuera porque iban al l¨ªmite de sus fuerzas.
"Hoy no podr¨¢s repetir la t¨¢ctica de Benidorm", se le dec¨ªa a M¨ªnguez por la ma?ana. "Rominger ha anunciado que saldr¨¢ suave y despu¨¦s ver¨¢ c¨®mo marchan los dem¨¢s para forzar o no. O sea, que no intentar¨¢ doblar a Z¨¢rrabeitia y no os, podr¨¦is apro vechar". "?Y os cre¨¦is eso?", fue su respuesta. Y acert¨®. Rominger sali¨® como una bala, como aquel que cree que si madrugas amanece antes. Y Rominger aceler¨® desde el principio. En 34 se gundos aventaj¨® en los 10 primeros kil¨®metros a Delgado y Zarrabeitia. Y en el kil¨®metro 32, a 21 kil¨®metros de la meta, ech¨® el guante al bravo vizca¨ªno. Comenz¨® all¨ª su paso a dos. "Ha sido mareante", dec¨ªa Zarrabeitia. "Si ¨¦l tomaba una curva por la derecha, yo tenla que irme a la izquierda; y hasta en las rectas se me cambiaba". Pero Zarrabeitia aguant¨® y consolid¨® la segunda plaza final.
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