'Zappeo' por el amor y la muerte
De lunes a viernes, siete 'culebrones' compiten diariamente por ganarse los corazones de la audiencia
Amor y muerte, ?okay? Y venganza, embarazos, enga?os, madres solteras, hermanos de leche. De mala -leche, mi amor. A las diez de la ma?ana -hora de brujas cat¨®dicas, de hero¨ªnas de acento lacerante, de ¨ªnfulas apasionadas que hacen saltar por los aires matrimonios y aud¨ªmetros-, a las diez en punto, se produce una extra?a conjunci¨®n en TVE-1, Antena 3 y Tele 5. Es la hora de los culebrones, cuando Micaelas, Pasionarias, Antonellas y Estrellas desgranan a la vez sus amores ante inv¨¢lidos, invidentes, terratenientes, bastardos y mercaderes de odios. Culebr¨®n, que viene de culebra: serpeante, larga, peligrosa. Te pilla, te pica y te deja enganchado. A todos nos gusta creernos inmunes a los venenos de la telebasura, pero el culebr¨®n ataca como la cobra: se alza sobre la programaci¨®n y, antes de su mordisco letal en la conciencia intelectual, te hechiza con su estica nortera y sus gajosos di¨¢logos veneno provoca dicci¨®n. Y hay que ocultarlo. Por verg¨¹enza, porque mal visto; siempre lo hemos dicho, desde aqu¨ª, pues en la distancia resulta f¨¢cil sentirse ajeno a todo.Pertrechado en casa con el mando a distancia, el espectador inicia el d¨ªa con el falso convencimiento de ser due?o de la situaci¨®n. A medida que avanza la ma?ana la seguridad de paso a la duda, y ¨¦sta, al mayor de los desconciertos. La pesadilla del culeadicto arranca a las 9.15. Tele 5 abre el fuego con Antonella Andrea del Boca es la chica buena, la que cuida del paral¨ªtico-inudo-anin¨¦sico-impotente.
Decidida, independiente y rom¨¢ntica, Antonella sorprende por su violencia verbal hacia Miranda, la mala mal¨ªsima de la muerte que toda serie requiere: "?Quieres que te haga una cirug¨ªa est¨¦tica sin anestesia?", le espeta; " ?ten cuidado con lo que di ces o te lavar¨¦ la boca en elbid¨¦...". Y tan ¨¢speras amenazas se deben a la lucha que ambas mantienen por el amor de Nicol¨¢s, un gal¨¢n sin habla, sin me moria y sin sexo. Lo curioso es que la misma Andrea del Boca cuida a otro enfermo -ciego y siempre tumbado en su lecho de dolor- en Estrellita m¨ªa (TVE-1, 9.45), un hombre sensible al que ella lee relatos y otras vainas. Pero Estrellita es menos apasionada y m¨¢s rom¨¢ntica que Antonella. La actriz lo deja claro con una interpretaci¨®n hist¨¦rica como Antonella -atenci¨®n al momento en que descubre a Miranda en la cama de Nico- y mucho m¨¢s contenida en el papel de Estrellita, que incluso se marcha de viaje para madurar las decisiones. Las malas lenguas, qu¨¦ cosas, sospechan que "el se?or Juanjo la fue a buscar a casa y, como no la encontr¨®, se fue a la estancia porque, cuando el se?or Juanjo enferm¨® y la se?ora Mar¨ªa muri¨®, ¨¦l se hizo cargo de ella y se la trajo a criarla en su propia tierra. Entonces volvieron a la estancia y ahora est¨¢n juntos los tres, Estrellita, el se?or y la ni?a...".
Mientras tanto, Micaela (Jeanette Rodr¨ªguez) le echa los tejos a un periodista que, cuando responde a sus requerimientos, se ve decepcionado por la negativa de ella. (A eso, bonita, se le llama calentar la tortilla ... ).
El zappeo amenaza con sumirnos en el caos. Un, dos, tres pulsaciones al mando y vamos de un sobresalto a otro: mientras Catherine Fulop est¨¢ a punto de abortar en Pasionaria (Antena 3, 9.30) porque su marido la ha lanzado en un ¨ªcaro (aladelta) para matarla a ella y al hijo de su amante, Roberta sufre un parto prematuro en Micaela. Una y otra ingresan en el hospital casi simult¨¢neamente. La pobre Roberta sufre por la muerte de Eugenio, luego sufre cuando descubre que su amor no ha sufrir cuando Hip¨®lito se empe?a en decir que el beb¨¦ es suyo cuando, en realidad, resulta ser hijo de Eugenio. Eso no es nada. Poco antes, en Antonella, Paula declara que no ama a Facundo. Nuria, que est¨¢ enamorada de ¨¦l, se resiste a creer las excusas de Paula. Entonces descubre que Paula es la hermana de Facundo, y que ¨¦ste, para colmo de males, es hijo de una cocinera que el se?or de la casa mand¨® a Rarcelona para evitar el esc¨¢ndalo...
Llega un momento en que resulta imprescindible buscar la moka que traiciona a la cadena que emite el culebr¨®n elegido. S¨®lo as¨ª se tiene consciencia de lo que se est¨¢ viendo. Sin embargo, un espectador acostumbrado distingue de inmediato entre uno y otro, incluso cuando el reparto es el mismo. Un culebr¨®n venezolano como Pasionaria cuenta con di¨¢logos en el l¨ªmite de lo comprensible, trufados de expresiones ind¨ªgenas o inglesas. En cuanto al tono, breves apuntes de humor desdramatizan los momentos m¨¢s intensos, bordeando la autoparodia. As¨ª, en un golpe de zapping robamos esta conversaci¨®n entre una madre y su hija:
Debes entender que ese energ¨²meno con el que est¨¢s casada no te conviene. Y el que llores por ¨¦l es una aut¨¦ntica necedad.
?Y si lo amo, c¨®mo lo hago, mam¨¢? ?C¨®mo arranco de m¨ª este amor?
?Pero qu¨¦ cursi eres, hijita, por Dios! El amor est¨¢ pasado de moda. Ahora hay que ver la vida con pragmatismo fr¨ªo y calculado. El amor es un sentimiento medieval.
Pero Pedro es un pr¨ªncipe azul, como ese sentimiento medieval...
-No, cachita, no, Pedro no es medieval. Es cuaternario. Un cavern¨ªcola de la era Cuaternaria. Un Pedro Picapiedra.
Remata tan brillante di¨¢logo un comentario de la madre ante una inesperada interrupci¨®n de la criada: "Si no fuera porque est¨¢ m¨¢s dif¨ªcil conseguir servicio que marido, despedir¨ªa a esta insolente de inmediato".
Algo con tan escaso glamour resulta inconcebible en Estrellita m¨ªa o en cualquier otra producci¨®n argentina. En ellas prima un aire sesudo, incluso pedante, sobre todo en los largos mon¨®logos en off. Juan Jos¨¦ Hidalgo, el personaje masculino que hace sombra a la protagonista, se marca este discurso soliloquio a prop¨®sito de su beb¨¦: "Pobrecita, mi amor. Todav¨ªa no sabes cu¨¢nto dolor te rodea. Alg¨²n d¨ªa me vas a preguntar por tu mam¨¢ y no s¨¦ qu¨¦ te voy a poder contar. Solamente que la amaba, que era hermosa y buena. Pero no Yuy a poder describirte la dulzura de su mirada, ni contarte los proyectos que sonamos juntos. Y ella... Tampoco va a poder ver tu sonrisa. Ni va a abrazarte contra su pecho con ese amor que s¨®lo puede sentir una madre. Te prometo quererte mucho, mi amor. Te voy a querer por los dos...".
El prime time de los culebrones es doble. Por una parte, en las ma?anas, a las diez tiene lugar la mayor concentraci¨®n de dramas y pasiones. El segundo turno tiene lugar a las tres y media de la tarde, en la digesti¨®n de las noticias, cuando TVE-1 y Tele 5 compiten en dramas y pasiones con Alejandra y D¨¦jate querer, respectivamente.
Carlos Mata y Catherine Fulop (juntos por primera vez), reyes indiscutibles del cotarro, hacen de D¨¦jate querer un culebr¨®n de poder¨ªo. Pero, en la forma, la iluminaci¨®n, los decorados y el vestuario son tan horrorosos como los de la competencia. Ambos son miembros de clases diferentes, pero el amor viene a poner paz all¨ª donde s¨®lo hay mentiras. En Alejandra, Mar¨ªa Conchita Alonso aporta un toque cosmopolita. La serie combina problemas actuales: desde la alcoholemia -Guanipa es malo, borracho y violento-, a los trasplantes de ¨®rganos -Arelys, enamorada de su m¨¦dico, Carlos Alberto, va y recibe el ri?¨®n de su hermano-
El ¨²ltimo culebr¨®n del d¨ªa es Marienela (TVE-1, a las 16.30), una serie que sorprende por la excelsa labor de sus peluqueros. Luc¨ªa M¨¦ndez es la actriz metida en la piel de una secretaria enamorada de su jefe (?vaya, esto es nuevo! un tipo atractivo, mujeriego y ?casado! Marienela gasta peinado vertical, de clara inspiraci¨®n Maggie Simpson, con decoraci¨®n fallera. No hay plano que aguante tama?a obra cincelada a golpe de laca.
Pero la gran tragedia de los culebrones no son los amores imposibles, los enga?os y los odios. Lo m¨¢s terrible est¨¢ a este lado, junto al mando a distancia, con el espectador dividido entre los folletines con fuerte acento. Porque, ?c¨®mo se pueden ver siete culebrones y no estar loco?
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