Desconcierto en la explanada

Se comieron un buen marr¨®n. Alrededor de 300 j¨®venes madrile?os perdieron la tarde de ayer sorteando charcos. Esperaron hora y media bajo la lluvia, el barro ti?¨® de marr¨®n botas, calcetines y pantalones, y se fueron con un cabreo monumental. No par¨® de llover desde las ocho de la tarde. Pero cuando el arco iris cruzaba el cielo de Madrid y se cerraban los paraguas, se anunci¨® la suspensi¨®n del concierto m¨¢s importante de San Isidro.

"Qu¨¦ mierda de lluvia", grit¨® Juanma, de la Cadena 40, al salir al escenario para dar la noticia. Y su elaborada argumentaci¨®n para explicar las causas de la suspensi¨®n resultaron electrizantes: "Lo sentimos pero el equipo est¨¢ empapado, est¨¢n saltando los fusibles".Entonces, en un af¨¢n de ganarse al personal pregunt¨®: "?No querr¨¦is que a Antonio Vega le d¨¦ algo aqu¨ª en medio al subir al escenario?". Y la gente, que no estaba para bromas, respondi¨® al un¨ªsono: "S¨ª". Texas, Bob Gelgof y Vega tocar¨¢n hoy junto con los artistas previstos: Los Rodr¨ªguez, Evan Dando (cantante de Lemmonheads) y Rev¨®lver. Si es que no llueve y se vuelve a aguar la fiesta.

La explanada de la Casa de Campo se asemajaba al mapa de Canad¨¢: aqu¨ª el lago Ontario, un poco m¨¢s all¨¢ el Michigan... Todos intentaban el cruzar charco que a sus pies se abr¨ªa. Y no hab¨ªa modo de que la bota quedara inmaculada. De marr¨®n. El barro no perdona. "No somos nada", comentaba, desolado, un joven seguidor de Antonio Vega. "Nos traen aqu¨ª, nos calamos, y nos mandan para casa". "Manzano volvi¨® a cagarla", dec¨ªa otro, influido por el color que presidi¨® la tarde: el marr¨®n.

Aclaraciones

La explicaci¨®n ofrecida por la organizaci¨®n plantea dudas. Momentos antes de que se anunciara la suspensi¨®n, un miembro del equipo de producci¨®n comentaba que se hab¨ªa esperado para ver "si aclaraba". Y sin embargo, cuando aclar¨®, se comunic¨® la mala noticia.En la explanada caben 35.000 personas, seg¨²n los organizadores. Ayer no hab¨ªa m¨¢s de 300. Resultaba imposible circular sin apartar la vista del suelo: el peligro de resbal¨®n era constante. Se compart¨ªan los paraguas, los chubasqueros y algunos, que hab¨ªan venido a pelo, se cubr¨ªan con bolsas de pl¨¢stico.

La explanada volver¨¢ a causar problemas si vuelve a llover. "Rogad para que no llueva ma?ana", dijo Juanma a la concurrencia en su alocuci¨®n. A diferencia del rock¨®dromo, donde el suelo es de cemento y hay desag¨¹es, este nuevo espacio que ayer fue bautizado por la lluvia se convierte en un barrizal en cuanto caen las primeras gotas. El Ayuntamiento volc¨® algunos camiones de tierra para intentar drenar la zona, pero s¨®lo se consigui¨® hacer m¨¢s espeso el barro.

Aunque ninguna de las cuatro barras laterales lleg¨® a abrirse -los camareros no ten¨ªan paraguas-, el alcohol ayud¨® a que la multitud aguantase el temporal: el paraguas se puede olvidar en casa, pero la priva, no. De entre los charcos emerg¨ªan unos espont¨¢neos barquitos: "Has visto", dec¨ªa una joven, "esto est¨¢ lleno de condones". A falta de concierto, la joven recorri¨® el recinto bromeando con dos amigas acerca de la omnipresencia del l¨¢tex campestre.