El monosabio director de banco
",Se?or director, la se?ora de Fuentes, que quiere verle". "Se?or director, don Luis por la l¨ªnea uno, para cancelar los cr¨¦ditos" "Se?or director, la central, que si confirma la reuni¨®n de ma?ana". "Se?or director..." Siempre impecable en el vestir, pulcro en el aspecto, atento en los modales... Es el tributo a dirigir una sucursal bancaria en pleno barrio de Cuatro Caminos. Pero ?ay cuando llegan las siete de la tarde! Entonces sufre una transformaci¨®n que ya quisiera el doctor Jeckyl. Cada tarde, Jos¨¦ Manuel P¨¦rez, el flamante director, lanza la corbata al aire y salta al ruedo de Las Ventas vestido de monosabio.Si fuera s¨®lo lo de vestirse, a¨²n. Pero es que hay m¨¢s. Su misi¨®n es hacer el trab9jo sucio, ayudando al picador. El es quien llega antes a la plaza para ir montando los caballos, coloc¨¢ndoles los petos, luego quien los limpia de sangre y el que tira del jaco cuando le derriba el toro.
"Caballos no los hab¨ªa visto m¨¢s que en las pel¨ªculas y los toros, desde la barrera", cuenta Jos¨¦ Manuel P¨¦rez. "Pero me sali¨® la oportunidad de hacer de monosabio, porque mi primo estaba en la cuadra de caballos, y hasta hoy. De aquello debe hacer 15 a?os".
No cobra un duro por su trabajo y presenciar los toros desde una posici¨®n privilegiada no lo considera pago alguno. "Para ver los toros est¨¢ el tendido, adem¨¢s, con un puro en la mano y un guisqui en la otra", dice. "Que nadie piense que hago esto por entrar a los toros gratis, es absurdo, lo hago porque forma ya parte de mi vida".
Podr¨ªa aceptarse que el hecho de salir al ruedo cuando est¨¢ lidi¨¢ndose un toro es una f¨®rmula de aliviar la tensi¨®n diaria. Jos¨¦ Manuel P¨¦rez no lo descarta: "Hay un riesgo real. Primero no te das cuenta, pero luego lo piensas, o te ves en alguna foto, y resulta que has estado al lado del toro. Esto sucede sobre todo cuando va a derribar; entonces te acercas para pegar con la vara al caballo, porque as¨ª reacciona y puede irse para arriba. Lo haces para proteger al picador, porque si cae queda a merced del toro. A cambio, m¨¢s de un susto te llevas y puedo asegurar que la descarga de adrenalida es completa".Los monosabios realizan otra labor, la m¨¢s importante, que no est¨¢ incluida en la definici¨®n de su trabajo: son los primeros en saltar del callej¨®n para recoger al matador herido, mientras los dem¨¢s toreros realizan el quite. La vida de un hombre queda en sus manos. Que sobreviva es, a veces, cuesti¨®n de ganar segundos en su traslado a la enfermer¨ªa."Con Campe?o no pudimos hacer nada. Ve¨ªamos que la vida se le iba por momentos. Te queda una sensaci¨®n terrible. Otra cornada espantosa fue la de Curro V¨¢zquez. Te tiras al ruedo sin mirar d¨®nde est¨¢ el toro y luego taponas la herida como puedes. Son momentos en los que vives la tragedia sin pensar en las consecuencias; resulta que t¨² tambi¨¦n te encuentras en el escenario y la fiesta tiene que continuar".
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