La retirada de los 'cascos azules'
Las declaraciones del ministro de Defensa espa?ol, Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas, han vuelto a poner sobre el tapete el tema de la retirada de los cascos azules espa?oles (y de otros pa¨ªses europeos) de Bosnia. Pocos d¨ªas antes, su hom¨®logo franc¨¦s, Fran?ois L¨¦otard, hab¨ªa anunciado una retirada de cascos azules, si bien sus palabras fueron rectificadas_ apresuradamente por el primer ministro, ?douard Balladur, y por el de Exteriores, Alain Jupp¨¦. Pero lo que m¨¢s choca en la declaraci¨®n de Garc¨ªa Vargas es la idea de que los soldados ser¨¢n sustituidos por empresarios y personas civiles dedicados a la reconstrucci¨®n de las ciudades destruidas por la guerra. ?Estamos de verdad acerc¨¢ndonos a esa etapa de reconstrucci¨®n pac¨ªfica en la crisis bosnia?Hay motivos muy serios para ponerlo en duda. Por un lado, un criterio muy generalmente admitido es que, en la hip¨®tesis de llegar a un acuerdo de paz entre los beligerantes, la necesidad de cascos azules no disminuir¨¢ sino que aumentar¨¢: se tratar¨ªa entonces de garantizar una m¨ªnima libertad de circulaci¨®n en un pa¨ªs lleno de bandas armadas de varias obediencias, de asegurar la observancia de los acuerdos de alto el fuego que se firmen, etc¨¦tera. Incluso la tesis francesa es que, al amenazar con retirar sus soldados, buscan sobre todo presionar a EE UU para que se decida a aceptar el env¨ªo de soldados, al lado de los franceses, ingleses, espa?oles...
Pero dejemos estas consideraciones sobre la, etapa que siga a la eventual firma de una paz. Lo que ahora est¨¢ caliente es la creciente agresividad de los serbios en diversas regiones, y la absoluta carencia europea en darles respuesta.
En las zonas protegidas de Bihac, Tuzla, incluso Sarajevo, se han producido ¨²ltimamente ataques serbios, u otras violaciones de los acuerdos de alto el fuego. Despu¨¦s de una ceremonia solemne para celebrar la liberaci¨®n de Tuzla, el aeropuerto no ha podido ser utilizado para ning¨²n vuelo humanitario; los serbios mantienen su cerco con otras formas. De manera sistem¨¢tica el delegado de la ONU, Yasushi Akashi, se niega a dar el visto bueno para operaciones de bombardeo que la ONU ha aprobado, y recomendado en esos casos. Pero no se trata de si es eficaz o no la amenaza de bombardeos.
El problema de fondo es que, despu¨¦s de haber creado con mucha publicidad el comit¨¦ de contacto para unificar la actitud de EE UU, Rusia y Europa, se sigue con la misma dispersi¨®n de antes: en el texto aprobado en la primera reuni¨®n de ese comit¨¦ en Ginebra el 13 de mayo, se dice que los cascos azules "necesitar¨¢n refuerzos". Unos d¨ªas despu¨¦s, Francia, y luego Espa?a, hablan de retirar sus soldados. En, el acuerdo de Ginebra se llama a una negociaci¨®n de las partes sobre la base de un reparto de Bosnia: 51% para los musulmanes-croatas y 49% a los serbios. Pero hoy los serbios ocupan m¨¢s el 70% del territorio. ?ste es el problema n¨²mero uno. De poco sirve debatir si el 51% es injusto (que lo es). Lo que no se ve por ning¨²n lado es una pol¨ªtica para obligar a los serbios a devolver algo del territorio que ocupan. Su plan es a todas luces, no s¨®lo no devolver, sino ampliarlo si pueden.
Lo que de verdad molesta a los serbios es el embargo dictado por la ONU. Por ello, aflojarlo ser¨ªa absurdo hasta que no exista una situaci¨®n de paz real. Pero es significativo que se haya producido un primer intento de romperle por la fuerza en el Adri¨¢tico. El lo de mayo, cuatro patrulleros serbios intentaron liberar a un petrolero malt¨¦s, con destino a Montenegro, que tres nav¨ªos de la OTAN conduc¨ªan al puerto italiano de Brindisi. Los patrulleros fueron rechazados, pero es inexplicable el silencio guardado sobre este hecho. Confirma que hay en Europa corrientes con influencia interesadas en aminorar las proporciones de la agresividad serbia y en alimentan ilusiones en una paz cercana.
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