El nuncio Tagliaferri pide en el Roc¨ªo orientar la devoci¨®n mariana "debidamente"
El nuncio de Su Santidad en Espa?a, monse?or Tagliaferri, volvi¨® ayer en plena romer¨ªa del Roc¨ªo a la cruzada papal contra estos pentecosteses apote¨®sicos de manzanilla y langostinos y pidi¨® a los romeros consultar m¨¢s el catecismo y orientar su devoci¨®n mariana "debidamente".A la mayest¨¢tica misa de rocieros llegaron ayer los simpecados entoldados en pl¨¢sticos guarecidos de una lluvia fina. En ese ambiente neblinoso, que parec¨ªa subrayar el desfallecimiento que preside el tono vital de la romer¨ªa este a?o, pronunci¨® el nuncio su admonici¨®n. Encajadas las palabras de Tagliaferri, cuando la coheter¨ªa despidi¨® a la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica con un perfume de p¨®lvora, el Roc¨ªo volvi¨® a hervir en Jaranas, peroles y fritangas. Llov¨ªa sobre mojado. En la madrugada del domingo todav¨ªa segu¨ªan iluminadas las barracas de recuerdos y cachivaches donde los peregrinos pueden adquirir relicarios, estadales y hasta portal¨¢pices y pisapapeles grabados con la imagen de la Se?ora de la Rocina.
Casi un mill¨®n de personas celebraron ayer el Roc¨ªo. Sorprendentemente, este a?o el caos y la turbamulta no gobernaron la aldea, una min¨²scula pedan¨ªa de Almonte de 1.000 habitantes reventada por la multitud de romeros y figurantes. Un expeditivo bando del alcalde prohibiendo aparcar en las calles y el bofet¨®n de la crisis, visible en tanta casa cerrada que antes abr¨ªa, logro despejar las calles y consagrar las avenidas alfombradas de arena de duna a la entronizaci¨®n de los se?oritos ecuestres y de los pobres que cabalgan sobre tristes pencos fam¨¦licos. No hubo, pues, demasiada bulla y El Roc¨ªo se convirti¨® en un fen¨®meno privado y rec¨®ndito que costaba rastrear en los salones de las viviendas privadas.
"No hay un Roc¨ªo, son muchos", aclaraba ayer Carlos S¨¢nchez, delegado de Gobernaci¨®n en Huelva, un hombre feliz porque la ordalia se cierra sin altercados y, como su pulso vital, mansamente: 1.097 leves asistencias m¨¦dicas, tres muertos en tr¨¢fico, 21 evacuaciones y 340.000 kilos de basura recogidos que no atufan lo que Juan Ram¨®n Jim¨¦nez exaltaba como "el olor de la Rocina" y que de madrugada, tras el fren¨¦tico salto a la valla, debi¨® impregnar a toda la marisma entre un indescriptible delirio colectivo.
Relinchos
Incluso, en la ermita, mientras la Hermandad de Almonte salmodiaba en voz queda un rosario noct¨ªvago, no se dieron brotes de ardor religioso ni esas impresionantes ristras de pecadores hincados de zahones que tanto han emocionado otros a?os. Tambi¨¦n, los conatos de peregrinos que desfilaban tras el estandarte iluminado por dos antorchas dejaban un rastro irreal y fantasmag¨®rico. Durante una estaci¨®n de rezos, ante la Hermandad de Murcia, un caballo, espont¨¢neamente, relinch¨® con estr¨¦pito sobre el rosario. Los orantes se volvieron a una y chistaron al animal que guardara silencio. Otros contrastes enfrentan la cochambre de ciertos trascorrales florecidos de escoria o la estampa beduina de los gitanos que vivaquean en el extrarradio del c¨¢mping con la exquisitez exclusiva de algunas casas de devotos protegidas con vigilantes armados.
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