Ekinsa y Paesa, desconfianza mutua

La empresa Equipamiento Institucional, S A (Ekinsa) y Francisco Paesa S¨¢nchez, investigado en relaci¨®n con los GAL, mantuvieron recelos mutuos en 1992 y 1993 a ra¨ªz de sus privilegiadas relaciones, aunque por canales distintos, con el Gobierno de Angola. Ekinsa, seg¨²n fuentes de la empresa, inici¨® sus relaciones comerciales con el pa¨ªs africano en 1986, mientras Paesa se convirti¨® en asesor de las autoridades angole?as al menos cinco a?os m¨¢s tarde.En 1991, Ekinsa ya realiz¨® sus primeras exportaciones de importancia en materia de seguridad. Sus privilegiadas relaciones pasaban por el jefe de la polic¨ªa angole?a y hoy ministro del Interior, Andr¨¦s Santana, conocido como Petrov. Paesa, pro su parte, se mov¨ªa m¨¢s cerca del presidente angole?o, Eduardo Dos Santos, y del ex ministro de Asuntos Exteriores Pedro Van Dunen Loy.

Los recelos mutuos se dispararon a finales de 1992, cuando, tras unas gestiones realizadas por Paesa, Luis Rold¨¢n, entonces jefe de la Guardia Civil, envi¨® al general Carlos Rubio a Angola para efectuar un an¨¢lisis de las necesidades armament¨ªsticas angole?as. La noticia lleg¨® a Ekinsa y origin¨® la correspondiente sospecha: alguien pod¨ªa estar intentando arrancar el negocio de los suministros de material de seguridad.

Un dato revelador al respecto: el Ministerio del Interior angole?o, enlace institucional de Ekinsa, apenas prest¨® atenci¨®n a los militares espa?oles encabezados por Rubio durante los diez d¨ªas que permanecieron en Angola. Una persona conocedora de los hechos afirma que el general Petrov recibi¨® una llamada del Ministerio espa?ol del Interior y que, a partir de ese momento, les fue retirada incluso la escolta a la delegaci¨®n militar espa?ola.

Ahora, el presidente de Ekinsa, C¨¦sar de la Prida, comenta que conocieron los movimientos de Francisco Paesa, Luis Rold¨¢n y los militares espa?oles enviados a Angola. "?Quisieron quitarnos de en medio?. "Pues parece que s¨ª", se responde ¨¦l mismo.

De la Prida a?ade que, cuando supo que lo que aparec¨ªa en el entorno de su supuesta competencia eran armas de guerra, se sinti¨® m¨¢s tranquilo, porque

u empresa no se trabaja ese sector y porque en aquellos momentos exist¨ªa una prohibici¨®n internacional para vender armamento militar al pa¨ªs africano.