La izquierda italiana busca l¨ªder
Pol¨¦mica sobre Occhetto tras el fracaso en las ¨²ltimas elecciones
La izquierda fue la pionera del bloque flexible, como recurso de ¨¦xito seguro bajo el nuevo sistema electoral mayoritario vigente en Italia. Pero la inesperada maniobra de Silvio Berlusconi -que se apropi¨® de la idea y la desarroll¨® para crear el bloque menos homog¨¦neo imaginable con Alianza Nacional y la Liga Norte- y el subsiguiente fracaso en las urnas han sumido a la izquierda en una crisis tan profunda que ni siquiera dos de los seis grupos que concurrieron unidos a las elecciones de marzo est¨¢n dispuestos a repetir la experiencia unitaria en las pr¨®ximas europeas. Cierto que el Parlamento de Estrasburgo se elige por el sistema proporcional, y que ello contribuye a que los tres partidos vencedores en marzo vayan por separado, haci¨¦ndose la guerra para probar las propias fuerzas.La sensaci¨®n de desbandada de la izquierda no es, por ello menor. En el Parlamento italiano, el Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS), Refundaci¨®n Comunista, el Partido Socialista Italiano (PSI), La Rete y Alianza Democr¨¢tica (AD) han formado grupos separados. Los contactos entre los l¨ªderes, que se estaban institucionalizando antes de las elecciones de marzo, han pasado a ser muy escasos. Si hay un tema de debate m¨¢s o menos general, aunque incluso ¨¦ste se desarrolla sobre todo dentro del ¨¢rea del PDS, es el del liderazgo. El fracaso de la izquierda revela una indudable insuficiencia program¨¢tica, pero la tendencia es buscar siempre primero un culpable.
As¨ª se explica que las cr¨ªticas se hayan concentrado en la figura de Achille Occhetto, el secretario de los ex comunistas, y en su permanencia, al menos como l¨ªder de la izquierda. "Un l¨ªder tumbado es un l¨ªder tumbado", ha dicho el fil¨®sofo Massimo Cacciari, alcalde progresista de Venecia, con un s¨ªmil pugil¨ªstico que deja pocas dudas sobre su opini¨®n acerca del futuro que deber¨ªa tener Occhetto, art¨ªfice del tr¨¢nsito hist¨®rico hacia el PDS del Partido Comunista de Italia.
En el PDS, se niega cualquier posibilidad de relevo del actual secretario, al que, por otra parte, dentro del partido, tampoco se le ve una alternativa clara. Su n¨²mero dos, Massimo D'Alema, m¨¢s joven que Occhetto pero con un pasado no menos intenso de funcionario ex comunista, resulta tan responsable del fracaso electoral como el propio l¨ªder.
Se ha hablado mucho de la figura ascendente de Walter Veltroni, director de L'Unit¨¢, el peri¨®dico del PDS, quien, por su parte, asegura no estar en el juego y afirma: "Encuentro injusto el bombardeo sobre Occhetto. Si hablamos del PDS, es tambi¨¦n porque ese partido existe gracias al coraje que puso en impulsarlo". El veterano y moderado Giorgio Napolitano es, por fin, un candidato peculiar, debido a que ha sido indicado como tal por Berlusconi, cuando, en el debate de investidura, ¨¦ste se levant¨® para saludarle con un apret¨®n de manos como al l¨ªder adecuado de una izquierda parlamentaria.
Pero no es la direcci¨®n del PDS lo que pone en cuesti¨®n Massimo Cacciari, que tambi¨¦n est¨¢ siendo promovido a l¨ªder desde sectores de izquierda no bien encuadrables en un partido concreto. El alcalde fil¨®sofo -que tiene adem¨¢s la peculiaridad de ser hincha del Milan en una Italia donde la izquierda, por no favorecer al equipo de Berlusconi, hubiera preferido dar la Copa de Europa al Barcelona parte del principio de que el l¨ªder de los progresistas no deber¨¢ volver a ser nunca el secretario del partido mayoritario de este bloque. Cacciari habla de la necesidad de superar la forma partido, y no falta quien, yendo m¨¢s lejos, sostiene que la izquierda italiana no renacer¨¢ si el PDS no se autodisuelve.
Una f¨®rmula intermedia es la propuesta por Eugenio Scalfari, director del diario La Rep¨²bblica, de que la izquierda italiana elija por sufragio a su propio l¨ªder. "Estoy abierto a todas las formas democr¨¢ticas de decisi¨®n", ha dicho Occhetto sobre esta iniciativa. Pero ha a?adido que "si se hace un refer¨¦ndum o unas primarias, lo importante es que no se imponga una visi¨®n personalista o liderista", sino que se hable de programas.
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