El misterio de Bellingham
En la demanda de acci¨®n social contra Mario Conde y los ex administradores de Banesto se menciona el nombre d¨¦ algunas empresas instrumentales, entre las que destaca una compa?¨ªa residenciada en Islas V¨ªrgenes: Bellingham Investment Ltd. La inspecci¨®n del Banco de Espa?a hab¨ªa solicitado en reiteradas ocasiones a Banesto informaci¨®n sobre algunas de las sociedades instrumentales y, en particular, sobre Bellingham. En una carta a Mario Conde, el director general del banco emisor, Jos¨¦ P¨¦rez, el 23 de noviembre de 1992, suger¨ªa algunos ajustes en operaciones realizadas por Bellingham.El 1 de febrero de 1994, al abrir un expediente sancionador a los ex administradores de Banesto y cuatro directores generales, el consejo ejecutivo recordaba "que se ha incurrido en un claro supuesto de obstrucci¨®n a la labor inspectora del Banco de Espa?a, destacando la actitud mantenida en relaci¨®n a las firmas Inversores de Villamanrique, Bellingham y Moultrie". Inversores de Villamanrique, administrada por la sociedad Reit, de Antonio Torrero y Jos¨¦ Agust¨ªn Ferrin, pose¨ªa el 10% de Editorial Anaya; Moultrie hab¨ªa adquirido t¨ªtulos de Carburos Met¨¢licos, m¨¢s tarde transferidos a la instrumental Heathmore, y Bellingham hab¨ªa participado en diversas operaciones. Una de ellas era la compra de un 10% del capital de Fecsa. S¨ª, el lector ha le¨ªdo correctamente: el 10% del capital de la el¨¦ctrica Fecsa por un valor de unos 8.000 millones. Esto hab¨ªa ocurrido en la movida el¨¦ctrica del a?o 1990.
En 1992, la inspecci¨®n del Banco de Espa?a advirti¨® que entre la inversi¨®n de Bellingham en dichas acciones y el valor de las mismas hab¨ªa una diferencia negativa. Fecsa, como muchos otros t¨ªtulos el¨¦ctricos, hab¨ªan experimentado ca¨ªdas temporales. La gran sorpresa es que cuando se exigi¨® una provisi¨®n por las minusval¨ªas, la explicaci¨®n que dieron los ejecutivos de Banesto a los inspectores fue ¨¦sta: Bellingham hab¨ªa adquirido el 10% de Fecsa por encargo de la el¨¦ctrica Endesa, que ya ten¨ªa una posici¨®n predominante en la el¨¦ctrica catalana. En otros t¨¦rminos, para evitar acercarse a las exigencias de una OPA, Endesa hab¨ªa dado un rodeo solicitando un aparcamiento a Banesto.
Los inspectores pidieron la carta de compromiso pero, l¨®gicamente, no pod¨ªa haberla. Aparte de los problemas que pod¨ªa originar una carta de ese tenor ante la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) estaba el hecho de que Endesa cotiza en la Bolsa de Nueva York, a la que tambi¨¦n deb¨ªa comunicar una informaci¨®n tan importante como la adquisici¨®n de un paquete de Fecsa.
No hab¨ªa carta. No deb¨ªa haber operaci¨®n. Los responsables de Banesto y de Endesa decidieron, pues, deshacerla operaci¨®n y a lo largo de los primeros ocho meses de 1993 Bellingham vendi¨® en diferentes paquetes las acciones de Fecsa, que fueron puestos bajo control directo de Endesa, que pag¨® a Bellingham, es decir, al grupo Banesto, el dinero invertido en la compra del 10% de Fecsa m¨¢s los intereses correspondientes. De unos 8.000 millones inicialmente invertidos, la cuenta, entre principal, intereses y un diferencial, pas¨® a algo m¨¢s de 10.000 millones.
Estos servicios patri¨®ticos de Banesto, se supon¨ªa deb¨ªan formar parte de la mara?a de complicidades tendentes a ser utilizadas el d¨ªa del juicio final. Pero como otras innumerables historias de la gesti¨®n de Conde y sus colaboradores, contribu¨ªa a alterar el funcionamiento del mercado, ¨¦sta vez presuntamente por cuenta de Endesa, seg¨²n la explicaci¨®n a los inspectores. Para Banesto se trataba de un favor rentable, pero la responsabilidad de aquellos que, como Endesa, pidieron que se les echara una mano parece fuera de toda duda razonable.
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