Colombia vota ma?ana sin muertos ni bombas
La maledicencia colombiana acudi¨® al cumplimiento de un precepto para identificar en algunos momentos hist¨®ricos las diferencias entre liberales y conservadores: los primeros asist¨ªan a misa de cinco para ocultarse, y los conservadores, a la de las ocho para ser vistos. Colombia celebra ma?ana, sin muertos ni bombas, unas elecciones presidenciales en las que el electorado ha podido distinguir con claridad las diferencias program¨¢ticas de los dos favoritos: el consevador Andr¨¦s Pastrana y el liberal Emesto Samper.En el tercer lugar de las encuestas, muy alejado, figura el candidato de la izquierdista Alianza Democr¨¢tica M-19, Antonio Navarro Wolff, a quien la disidencia entre sus propias filas le atribuye torpeza, una postura excesivamente a comodaticia con el poder, y las principales responsabilidades en la alarmante p¨¦rdida de apoyo popular de una formaci¨®n que pareci¨® destilada a ocupar un espacio pol¨ªtico a¨²n virgen. El bipartidismo, que se turna en el mando desde finales del siglo XIX, volver¨¢ a consolidarse.
Cuatro a?os atr¨¢s, cuando el Estado libraba una guerra, sin cuartel contra el cartel de Medellin, los colombianos eligieron presidente al liberal C¨¦sar Gaviria, despu¨¦s de una campana a sangre y fuego en la que fueron asesinados tres candidatos.
La relaci¨®n de problemas pendientes en Colombia es larga, pero los antecedentes de esta consulta, en la que podr¨¢n participar 17 millones de personas, son m¨¢s pac¨ªficos y propicios. Los ¨ªndices macroecon¨®micos han mejorado, y los 18 aspirantes a la presidencia han tenido la oportunidad de explicarse con mayor libertad. Se incorporan tambi¨¦n las variantes establecidas en la Constituci¨®n de 199 1: habr¨¢ un vicepresidente Y, si nadie supera el 51% de los sufragios, segunda vuelta.
Colombia es a¨²n violenta y sigue militarizada, en la puerta de los principales hoteles de Bogot¨¢, en su centro urbano o en los. frentes rurales contra la guerrilla, pero el apaciguamiento que sigui¨® a la muerte de Pablo Escobar permiti¨® la normalizaci¨®n del debate electoral.
La abstenci¨®n alcanzar¨¢, de todas formas, los altos ¨ªndices de siempre: por encima del 50%. La lista de contendientes incluye ap¨®stoles que prometen la paz y justicia en Cristo-Jes¨²s, recreaci¨®n y descanso para vivir en plenitud, guerra espiritual para la consecuci¨®n de la paz o la construcci¨®n de kibutzin como en Israel.
Regina Betancourt, jefa del Movin-liento Unitario Metapol¨ªtico, una bruja respetable, reclama la presidencia. con una escoba. La enarbol¨® en sus pr¨¦dicas contra la corrupci¨®n. "Es la candidata m¨¢s coherente", asevera uno de sus disc¨ªpulos.
El virtual empate en la intenci¨®n del voto entre Samper y Pastrana, y la necesidad de captar ayudas entre los indecisos, abri¨® paso a una generosidad sin precedentes. No hay entuerto nacional que estos dos pol¨ªticos no prometan enmendar.
En el ritmo de la apertura econ¨®mica y en el enfoque de la negociaci¨®n con las guerrillas se aprecian discrepancias. Pastrana es m¨¢s duro en su aproximaci¨®n a los revolucionarios porque entiende que fracasaron las anteriores negociaciones y, por otra parte, apuesta por una mayor y m¨¢s r¨¢pida participaci¨®n de la iniciativa privada en la transformaci¨®n de la econom¨ªa. Samper, a su vez, se muestra m¨¢s flexible en el di¨¢logo con la guerrilla y, aunque garantiza la apertura econ¨®mica, limita el alcance de la reconversi¨®n.
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