Del otro lado
La cadencia del blues tradicional norteamericano -tal y como lo entendemos- muestra una evidente acentuaci¨®n en el primer tiempo de un comp¨¢s de cuatro por cuatro. Siempre ah¨ª, de modo inexorable. Eso tal vez pueda entenderse como la simbolizaci¨®n r¨ªtmica de la esclavitud de los negros que fueron llevados a la fuerza al Nuevo Mundo. La imposici¨®n, por parte de los blancos, de una pesada cadena que, al ser arrastrada, marca un ritmo estable. Esta parec¨ªa la ¨²nica aportaci¨®n de los p¨¢lidos al g¨¦nero, en sus or¨ªgenes.No obstante, la m¨²sica de Ali Farka Tour¨¦, emparentada desde este lado de la civilizaci¨®n con el blues, parece escapar a tal condena, dejando traslucir la cadencia r¨ªtmica de qui¨¦n, afortunadamente, no se ha visto obligado a realizar semejante traves¨ªa y, consiguientemente, dejar muy lejos las propias ra¨ªces. Tour¨¦ trabaja con los sonidos tradicionales de los que anta?o fue el Gran Imperio Mali y no necesit¨® pisar Chicago para empezar a componer e interpretar su obra.
Ali Farka Tour¨¦
Ali Farka Tour¨¦ (guitarra el¨¦ctrica, ac¨²stica, njarka y voz), Oumar Tour¨¦ (percusi¨®n) y Hamma Sanakare (percusi¨®n). C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid. 2.000 pesetas (1.400 socios). S¨¢bado, 28 de mayo.
Pese a que sentimiento e intenciones se asemejan de manera inequ¨ªvoca a los de John Lee Hooker o J. B. Lenoir, por poner dos ejemplos bien reconocibles, lo cierto es que las canciones de Ali Farka Tour¨¦ dimanan en directo una suerte de luminosidad y placidez, dif¨ªcilmente atribuibles a los cantos de los esclavos, Es m¨²sica que huele a libertad, a conexi¨®n con un entorno salvaje, al viejo y sagrado colorido agreste del continente africano. Sea tal vez so?ar, pero es posible que Ali Farka nos proporcione una visi¨®n de c¨®mo podr¨ªa haber sido el encuentro entre el africano y la guitarra, de no haber mediado los sometedores blancos.
Los temas Soukora, Heygara, Tourgere o Hawa Dolo iban y ven¨ªan, flotando en una atm¨®sfera dulce, mientras, las voces de Tour¨¦ y sus acompa?antes los desgranaban en un ¨ªntimo ejercicio de trance. Como si de bluesmen o flamencos se tratase, han de enrrollarse primero alrededor de un motivo musical, para poder sacar las palabras y los fraseos de guitarra que les acompa?an. Kadi Kadi habla de una mujer por quien AliFarka siente un rofundo afecto y que ser¨¢ recibida en todas partes con una sonrisa, a causa de su belleza y su bondad. As¨ª son algunas de las historias que Tour¨¦ refleja en las canciones. Pura sencillez. Sentimiento acerca del devenir cotidiano del hombre africano postcolonial.
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