Una ley anticines
El autor expresa su oposici¨®n a la Ley de Medidas Urgentes para la Cinematograf¨ªa, que establece una "cuota de pantalla" para la exhibici¨®n de pel¨ªculas espa?olas y de la CE
La Ley de Medidas Urgentes para la Cinematograf¨ªa (ya llamada "ley cierra cines") fue aprobada por el Senado el d¨ªa 18 de mayo de 1994, y ha sido aprobada con su actual redacci¨®n por el Parlamento. Entre sus disposiciones contempla la llamada "cuota de pantalla", que obliga en cada cine a la exhibici¨®n de pel¨ªculas procedentes de la Comunidad Europea, con la relaci¨®n de una por cada dos pel¨ªculas de terceros pa¨ªses para las poblaciones de m¨¢s de 125.000 habitantes.Esto significa que la programaci¨®n de las salas de exhibici¨®n cinematogr¨¢fica no ser¨¢ libre y regulada por el mercado, sino que una tercera parte se habr¨¢ de cubrir necesariamente con pel¨ªculas espa?olas o procedentes de la Comunidad Europa, y ello con independencia de que sean o no de la aceptaci¨®n del p¨²blico. Es decir, se trata de que se exhiba tambi¨¦n la basura, la propia y la ajena.
El articulado del proyecto est¨¢ repleto de fallos y carencias de la m¨¢s absoluta arbitrariedad, como, por ejemplo, no distinguir entre los multicines y las salas individuales, ya que los primeros pueden programar las pel¨ªculas rechazadas por la audiencia, en una o dos salas, y mantener concurrido el complejo exhibiendo en el resto t¨ªtulos de ¨¦xito. Por si ello fuera poco, a los situados en las pedan¨ªas, de f¨¢cil acceso y aparcamiento, se les obliga solamente a una comunitaria por cada tres
Pero la ley es totalmente irracional se manifiesta principalmente en dos aspectos:Primero. No se puede cumplimentar.Aunque la relaci¨®n "recaudaci¨®n: permanencia en- cartel" no es matem¨¢tica, s¨ª es obviamente proporcional. Pues bien, el cine comunitario, incluido el espa?ol, ha cubierto solamente el 19,04% de la recaudaci¨®n del a?o 1993 (datos oficiales del Instituto de las Ciencias y Artes Audiovisulaes), lo que significa que durante el a?o pasado la proporci¨®n que adopt¨® el mercado (ya bajo presi¨®n) fue de menos de una pel¨ªcula comunitaria por cada cuatro de terceros pa¨ªses. Seg¨²n todos los axiomas cient¨ªficos, no es posible, con el mismo o equivalente material, pasar de una proporci¨®n de cuatro a uno a otra de dos a, uno. Este problema lo considera salvado la nueva ley, fijando brutal y desp¨®ticamente las sanciones: 10 millones para las faltas graves, que pueden llegar al cierre del local.Segundo. No ya a suponer un apoyo efectivo para el cine espa?ol.Por mucho que nuestra jubilosa ministra afirme lo contrario, lo cierto es que el p¨²blico no accede a las salas a golpe de decreto. No lo consigui¨® la anterior dictadura y tampoco lo lograr¨¢ ella. Los espectadores asisten a la proyecci¨®n que les apetece, les guste y se les antoje. Obligar a proyectar algo qu¨¦ el p¨²blico rechaza, por mucha ley y mucha sanci¨®n que se aplique, se hace a sala vac¨ªa, sin beneficio para nadie y con descr¨¦dito para el origen de la producci¨®n.
En cambio, las pel¨ªculas con m¨¦ritos, como La belle ¨¦poque, Kika y otras, triunfan solas con ley o sin ley. Resulta, por cierto, un sarcasmo, que los dem¨¢s pa¨ªses de la Comunidad Europea, cuyas realizaciones aqu¨ª se imponen, no ofrezcan contrapartida alguna al cine espa?ol y ni siquiera obliguen a la exhibici¨®n de sus propias pel¨ªculas en sus circuitos locales.
La industria de la exhibici¨®n, acosada por una competencia delet¨¦rea, sobre todo por los canales de televisi¨®n y el v¨ªdeo, se encuentra un estado muy precario. Creer que al cercenar su programaci¨®n comercial el p¨²blico asistir¨¢ d¨®cilmente a aquello que en su lugar se le ofrezca es un error que puede resultar irreparable.
Los exhibidores hemos invertido nuestra econom¨ªa para ofrecer al p¨²blico lo que ¨¦ste quiere ver. De implantar rigurosamente tan aberrante legislaci¨®n, las salas cinematogr¨¢ficas, sobre todo las tradicionales y suntuosas grandes salas, se ir¨¢n cerrando indefectiblemente una tras otra. La frivolidad, tan seductora en la vida cotidiana, es inadmisible a la hora de legislar.Emilio Pechu¨¢n es miembro de la Junta de Gobierno de la Federaci¨®n de Empresarios de Cine de Espa?a.
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