Joaqu¨ªn Ocio, 'la voz de oro del desierto'
Cuesta trabajo acostumbrarse a su silencio. Ese torrente de voz, comunicando continuamente, bien a trav¨¦s de los micr¨®fonos de, Radio Nacional, bien conversando con sus compa?eros, con sus amigos.Joaqu¨ªn Ocio, en la Casa de la Radio, era toda una instituci¨®n. Elegante, cordial, siempre dispuesto a hacerte un favor, a echarte una mano, en cualquiera de los muchos destinos que ocup¨® en su carrera profesional. Su paso por la emisora de RNE en El Aai¨²n, antes de la descolonizaci¨®n, le supuso el apelativo que llev¨® con m¨¢s orgullo: Joaquin, en el S¨¢hara, era la voz de oro del desierto. Su timbre de voz, tan Irueso, tan claro, tan c¨¢lido, tan sincero, era el reflejo de su personalidad. Sent¨ªa con las palabras y era capaz de transmitir, a muchos miles de kil¨®metros, esa misma sensaci¨®n. Despu¨¦s de su experiencia africana lleg¨® a los servicios informativos centrales, en Madrid.
Vivimos juntos la transici¨®n, el 23-F (desde que se fueron los militares de Prado del Rey estuvo sentado en el estudio 106 de la Casa de la Radio transmitiendo mensajes tranquilizado res a la poblaci¨®n, en la famosa noche de los transistores).
Luego lleg¨® a la direcci¨®n de la emisora territorial de Castilla-La Mancha, y Radio Exterior de Espa?a, y la responsabilidad de las emisiones en Radio 2 Cl¨¢sica... All¨¢ donde iba transmit¨ªa esa jovialidad, esa simpat¨ªa, esa cordialidad, ese buen hacer que forj¨® su personalidad. Se acab¨® todo un primaveral domingo de junio. Los que le escuchamos alguna vez mantendremos siempre vivo el recuerdo de su voz y su sonrisa.
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