"La democracia es el sistema que ha pasado la prueba de la historia", dice Vargas Llosa
Juan Luis Cebri¨¢n y el escritor peruano presentan sus libros de ensayos
Los cataclismos pol¨ªticos de los ¨²ltimos a?os parecen haber reducido a lo imprescindible el considerable espacio que, no hace tanto, separaba a socialdem¨®cratas y liberales. La imaginada batalla dial¨¦ctica que deb¨ªan protagonizar Juan Luis Cebri¨¢n y Mario Vargas Llosa en la presentaci¨®n de sus dos ¨²ltimos libros -respectivamente, El siglo de las sombras y Desafios de la libertad, dos colecciones de art¨ªculos publicadas por EL PA?S-Aguilar- se zanj¨® con algunos ligeros roces por cuestiones de matiz y un acuerdo total en el fondo: "La democracia es el sistema que ha pasado la prueba de la historia y ha derrotado a sus contempor¨¢neos: los fascismos y el comunismo" en palabras de escritor peruano.
En la Casa de Am¨¦rica de Madrid, Cebri¨¢n y Vargas Llosa protagonizaron un debate en el que, si bien se puso de manifiesto que no comparten la misma visi¨®n emocional del mundo, la historia reciente los ha reunido en torno a las mismas cuestiones b¨¢sicas. Sobre el fen¨®meno del peligroso resurgir de los nacionalismos, por ejemplo, el acuerdo fue total. "El nacionalismo es un elemento divisor, creador de injusticias, que ha generado incontables sufrimientos y dos guerras mundiales", dijo el consejero delegado de PRISA.Las discrepancias eran m¨¢s anecd¨®ticas. La primera surgi¨® en torno a una figura emblem¨¢tica de la pol¨ªtica reciente, la que fuera primera ministra brit¨¢nica durante m¨¢s de una d¨¦cada, Margaret Thatcher. Cebri¨¢n, que no escondi¨® su admiraci¨®n por la Dama de hierro, reproch¨®, sin embargo, a Vargas Llosa el corolario de uno de sus art¨ªculos en el alaba a Thatcher de la siguiente manera: "Se?ora no hay palabras bastantes en el diccionario para agradecerle lo que usted ha hecho por la libertad". "Yo creo que esto es una hip¨¦rbole excesiva para un escritor", dijo Cebri¨¢n.
Coincidencias
Vargas se encarg¨® de subrayar "tantas coincidencias en lo que son reacciones a una realidad, soprendente, proteica, a veces maravillosa, a veces escalofriante". Para el escritor peruano nacionalizado espa?ol, "pobablemente, como no ocurr¨ªa hace hace muchos siglos, compartimos un denominador com¨²n. Con el sistema democr¨¢tico, con la cultura de la libertad, ha ocurrido aquello que en los a?os 60 dijo Sartre refiri¨¦ndose al marxismo, que se hab¨ªa convertido en el horizonte insuperable de nuestro tiempo. Tras la desaparici¨®n del comunismo, la democracia ha pasado a ser este horizonte. Tan s¨®lo peque?as minor¨ªas exc¨¦ntricas pretenden reemplazarlo como soluci¨®n a los problemas con las utop¨ªas colectivistas".
Si la democracia es el sistema que "ha pasado la prueba de la historia y ha derrotado a sus contempor¨¢neos: los fascismos y el comunismo", la otra coincidencia se?alada por Vargas es el reconocimiento de que "para crear riqueza s¨®lo funciona el sistema capitalista y ning¨²n otro sistema". "Para alguien que viene de la izquierda", coment¨® Vargas Llosa refiri¨¦ndose a Cebri¨¢n, "es muy expl¨ªcito". Pero ah¨ª se acaba el acuerdo. El autor de Lituma en los Andes reproch¨® a Cebri¨¢n que exija que el sistema capitalista sea gestionado por un Estado generoso, para evitar "el capitalismo salvaje".
Esto dio entrada a una curiosa discusi¨®n sobre la felicidad. Vargas discrepa con Cebri¨¢n en que el Estado deba proporcionar la felicidad. En su opini¨®n "la felicidad no es una responsabilidad de los Gobiernos y de los Estados". "Hay que salir a enfrentarse y atemorizarse ante los Estados que quieren crear sociedades felices. Todos los que pretenden crear sociedades felices acaban por crear infiernos y producen sufrimiento, miseria y desgracia". Citando a Popper, Vargas indic¨® que la felicidad es un problema individual de uno y de las personas m¨¢s cercanas que le rodean.
Cebri¨¢n matiz¨®: "Lo que pido es que se respete nuestro derecho a buscar la felicidad, tal y como lo concibieron los padres de la Declaraci¨®n de Independencia norteamericana. Consiste en que el Estado no ponga obst¨¢culos a la felicidad". Algo que, en su opini¨®n, "todav¨ªa estamos muy lejos de conseguir en Espa?a".
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