Dos guardias civiles, asesinados en Valencia por un hombre al que acababan de multar
Gerardo, P¨¦rez tard¨® tres horas y media en vengarse a tiros de la multa de 25.000 pesetas que le hab¨ªan puesto el sargento Manuel Sousa y el guardia Florentino S¨¢nchez en Siete Aguas (Valencia). Les esper¨® en el coche, aparcado en el arc¨¦n. Los agentes, confiados, sin imaginar qui¨¦n era el conductor al que iban a auxiliar, pagaron con su vida. S¨¢nchez fue abatido de un solo impacto de carabina; el sargento Sousa recibi¨® varios disparos y luego fue rematado en la frente con su propia pistola. El asesino, de 38 a?os, casado, con tres hijos, propietario de un taller de maquinaria agr¨ªcola y sin antecedentes penales, utiliz¨® la misma escopeta para suicidarse horas despu¨¦s tras dejar una nota.
Gerardo P¨¦rez hab¨ªa sido multado sobre las diez de la noche del lunes. Tras una agria discusi¨®n con los agentes y sin haber firmado la denuncia, se dirigi¨® a su casa, cogi¨® una carabina de tiro ol¨ªmpico y sali¨® en busca de los guardias civiles. Como no los encontr¨®, par¨® en la cuneta.Los agentes pasaron por la zona en su coche patrulla y, al ver el veh¨ªculo detenido, se aproximaron. El guardia Florentino S¨¢nchez fue tiroteado en la cabeza y muri¨® en el acto. El asesino se acerc¨® inmediatamente al coche patrulla, dispar¨® varias veces al sargento, le arrebat¨® su propia arma y lo remat¨® de un tiro en la frente.
Los agentes fueron encontrados en la carretera por un camionero, Fernando Asensio, que lleg¨® al lugar del crimen, a unos 50 metros de las primeras casas del pueblo, instantes despu¨¦s de que su hijo Juanjo escuchara lo que parec¨ªan "unos cohetes de traca". Fernando, que vive a la entrada del municipio, se acerc¨® hacia el autom¨®vil de la Guardia Civil y a¨²n pudo escuchar al sargento Sousa decir: "Nos han matado". Mand¨® a su hijo al cuartel y ¨¦l inform¨® desde la emisora de su cami¨®n.
La m¨¦dica local, Isabel Claver, lleg¨® minutos despu¨¦s. Sousa, de 38 a?os, todav¨ªa respiraba. Isabel Claver intent¨® reanirnarle infructuosamente. Por el guardia Florent¨ªno S¨¢nchez, de 21 a?os, nada pudo hacer. Ya herido de muerte, el sargento hab¨ªa podido comunicar por radio con su central.
Adolfo Va?¨®, que regresaba a Siete Aguas momentos despu¨¦s del tiroteo, observ¨® el veh¨ªculo de la Guardia Civil con las luces encendidas y la puerta abierta. Pens¨® en un control, pero al acercarse vio al sargento en el suelo. Descendi¨® para ayudarle y descubri¨® sangre abundante cerca de la cabeza.
Entonces se encontr¨® con el camionero. La radio del autom¨®vil policial segu¨ªa funcionando y los intermitentes parpadeaban. Va?¨® no lleg¨® a cruzarse con ning¨²n autom¨®vil en el tramo que une Siete Aguas con la autov¨ªa de Valencia a Madrid, por lo que no pudo aportar pistas.
No obstante, guiados por el cuaderno de notas de la pareja asesinada, la Guardia Civil acudi¨® a Cheste con la intenci¨®n de hablar con P¨¦rez. Su taller, a las afueras del pueblo, en el camino del cementerio, se encontraba cerrado. De ah¨ª se dirigieron a su casa. La mujer y la hija mayor estaban de viaje en Jaca. Los otros dos hijos permanec¨ªan con los abuelos.
El cuerpo de Gerardo P¨¦rez yac¨ªa en la cama con un' tiro en la cabeza, efectuado con la carabina. Junto al cad¨¢ver, una nota solicitando perd¨®n a la familia y a la Guardia Civil: "No quiero que lloren por rn¨ª". El cuerpo del suicida fue encontrado hacia el mediod¨ªa, si bien el hallazgo no fue comunicado hasta despu¨¦s del sepelio de los guardias asesinados.
El Ayuntamiento de Siete Aguas, municipio de 1.095 vecinos enclavado en el interior monta?oso de la provincia, ha decretado tres d¨ªas de luto.
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