Claro aviso a Corea del Norte
LA CRISIS se ha ido construyendo, paso a paso, sin que sus protagonistas lo desearan, pero, en apariencia, incapaces de detener su curso. Estados Unidos fue, durante algunos meses, sospechoso de querer inventar una crisis para que la Administraci¨®n de Clinton pudiera demostrar una firmeza que no ha tenido en otras crisis internacionales. Pero Corea del Norte es ya m¨¢s que un presunto fabricante de armas nucleares. El ¨²ltimo paso dado por Pyongyang al retirarse del Organismo Internacional de Energ¨ªa At¨®mica (OIEA), responsable de vigilar el cumplimiento del Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear (TNP), parece confirmarlo.Estados Unidos ha conseguido uncir a Jap¨®n en su estrategia de presi¨®n acentuada sobre el r¨¦gimen de Kim Il Sung, pero Tokio ha obtenido, a cambio, que el mandato de sanciones que eventualmente apruebe el Consejo de Seguridad de la ONU se aplique en dos ordenadas fases: la primera, sin verdadero contenido econ¨®mico, para dar tiempo al contrario a pens¨¢rselo mejor, y una segunda, con medidas realmente severas, a la que Tokio espera no tener que llegar. El presidente Kim 11 Sung, quiz¨¢s presionado por China, ha anunciado la suspensi¨®n del proceso de fabricaci¨®n del plutonio preciso para la nuclearizaci¨®n militar, dispuesto a pignorarlo por el reconocimiento diplom¨¢tico y la ayuda econ¨®mica de Washington. Pero con la salida de Corea del Norte del OIEA este anuncio no tendr¨¢ a medio plazo confirmaci¨®n independiente y carece, por tanto, de credibilidad.
Tras la ca¨ªda de los diversos reg¨ªmenes comunistas, con la defecci¨®n, especialmente, de China al campo cripto-capitalista, el sistema de Corea del Norte, sin aliados en el planeta, con la paranoia f¨¢cil del perseguido, esgrimi¨® ante el mundo su indudable capacidad de fabricaci¨®n de armas nucleares. Truco y amenaza, probablemente, al mismo tiempo. De un lado, se parapetaba en el terror at¨®mico por si alguien sent¨ªa la tentaci¨®n de liquidar aquel absceso marxista-leninista en el Asia septentrional; de otro, adquir¨ªa un baluarte que negociar con Occidente a cambio de la permanencia del r¨¦gimen, de la pervivencia de la dinast¨ªa de d¨¦spotas de Pyongyang.
China quiso inicialmente olvidar el problema porque abandonar completamente a Kim Il Sung ser¨ªa malo para la credibilidad de su pol¨ªtica exterior, y peor todav¨ªa enfangarse en un absurdo numantinismo. Pek¨ªn ha criticado ahora la decisi¨®n de Pyongyang de abandonar el organismo de control at¨®mico. Es posible que Pek¨ªn comience a contemplar la necesidad de una seria advertencia a su d¨ªscolo vecino. La reuni¨®n que hoy celebrar¨¢n en Bruselas los responsables de la pol¨ªtica exterior de Washington y Mosc¨², Christopher y K¨®zirev, tiene por objetivo reforzar las posiciones comunes para advertir a Corea del Norte que la ONU no est¨¢ dispuesta a tolerar aventuras semejantes.
Controlar las pretensiones nucleares de Kim Il Sung es un objetivo leg¨ªtimo y necesario de la comunidad internacional, y en ello Washington obra como un razonable legatario de los intereses de todos. Tokio, Se¨²l y hasta Pek¨ªn opinan que hay un margen de negociaci¨®n para lograr ese fin sin poner a Corea del Norte contra la pared abruptamente.
China debe jugar aqu¨ª un papel decisivo. Pyongyang no ha denunciado el TNP tras su retirada del OIEA, algo que hizo el a?o pasado para enmendarlo poco despu¨¦s. La necesidad de salvaguardar ese tratado y su renovaci¨®n es lo que debe mover al Consejo de Seguridad a imponer a Kim Il Sung el abandono de su aventura nuclear, convincentemente fiscalizado por los organismos internacionales competentes.
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