"Los perros me permiten fabricar alegor¨ªas sobre los seres humanos"

El norteamericano Elliott Erwitt es un cl¨¢sico en vida del mundo de la fotograf¨ªa. Nacido en Par¨ªs en 1928, hijo de padres rusos, pas¨® su infancia en Mil¨¢n y lleg¨® a Estados Unidos a la tierna edad de 11 a?os. Su exposici¨®n To the dogs (fotos protagonizadas por miembros del colectivo canino y realizadas a lo largo de m¨¢s de cuatro d¨¦cadas) puede verse estos d¨ªas en el Instituto de Estudios Norteamericanos de Barcelona, ciudad en la que el artista, aprovechando la coyuntura, imparte un curso para fot¨®grafos locales en el que abundan los fans de este caballero canoso, extravertido y socarr¨®n que ha apretado el disparador de su c¨¢mara en montones de pa¨ªses. Cosa que sigue haciendo sin parar, aunque muchos piensen que un cl¨¢sico como ¨¦l tiene bien merecido el descanso."Por supuesto que contin¨²o trabajando", sonr¨ªe Erwitt. "B¨¢sicamente por dos motivos: porque me gusta y porque tengo seis hijos y tres ex esposas que mantener". ?Ning¨²n perro?: "No en este momento. Viajo demasiado como para poder ocuparme adecuadamente de un animalito. Lo cierto es que estoy un poco cansado de viajar, pero no tengo m¨¢s remedio que hacerlo. Por motivos que se me escapan, recibo m¨¢s encargos de Europa y de Jap¨®n que de mi propio pa¨ªs. Tal vez deber¨ªa irme a vivir fuera de Am¨¦rica para que mis compatriotas me tuvieran en cuenta".

La fascinaci¨®n de Erwitt por los perros viene de antiguo, de los tiempos en que siendo un adolescente en Los ?ngeles ten¨ªa un chucho llamado Teobaldo que se pateaba la ciudad de un extremo a otro sin perderse jam¨¢s: "Siempre me han gustado los perros. Son lo m¨¢s parecido que hay a las personas, pero resultan menos complicados. Me gustan casi todos los animales, pero los perros son los que est¨¢n siempre m¨¢s a mano. Los camellos son asaz inaccesibles. Y los mosquitos se mueven demasiado r¨¢pido y no son excesivamente simp¨¢ticos".

Para Erwitt, sus fotos de perros son algo m¨¢s que fotos de perros: "Los perros me permiten fabricar alegor¨ªas sobre los seres humanos. Ellos no est¨¢n mediatizados por las normas de la civilizaci¨®n y pueden hacer siempre lo que les viene en gana. Nosotros no podemos ponernos a olisquear en la calle a las mujeres que nos gustan, ?verdad?".

Trabajo con Capa

Pertenece Elliott Erwitt al modelo de fot¨®grafo que no crea una escena, sino que espera a que se produzca el momento adecuado para congelar una determinada imagen: "El buen fot¨®grafo es un ser fundamentalmente curioso y cargado de paciencia. Apretar el disparador es un segundo, pero la construcci¨®n de la imagen puede llevar horas. El buen fot¨®grafo es alguien que est¨¢ siempre alerta, las 24 horas del d¨ªa. Hay otro tipo de fot¨®grafo, m¨¢s funcionarial, que ya no me interesa tanto. Es gente que se gana la vida con la fotograf¨ªa y que hace su trabajo con correci¨®n, pero que no se diferencia de cualquier profesional que ejerce su actividad de nueve a cinco. Enti¨¦ndame, no desprecio a esa gente. Les respeto, pero les respeto como a un conductor de autob¨²s o a un empleado de banca".

Elliott Erwitt se integr¨® en la m¨ªtica agencia Magnum en 1953: "Robert Capa me invit¨® a unirme a ellos y acept¨¦ enseguida. Entonces Magnum era una agencia peque?a compuesta por gente cargada de curiosidad y de ganas de comunicarse con el p¨²blico. Todos los fot¨®grafos eran, b¨¢sicamente, personas decentes que se preocupaban por sus semejantes, cosa que, cr¨¦ame usted, no es el pan nuestro de cada d¨ªa en el mundo de la fotograf¨ªa. Lamentablemente, mi amistad con Capa no pudo pasar de una superficialidad agradable por falta de tiempo: revent¨® en 1954 al pisar una mina en Corea, como usted sabr¨¢".