Los agentes le hab¨ªan multado porque su veh¨ªculo no pas¨® la ITV
El asesino de dos guardias en Valencia se suicid¨® tres horas despu¨¦s del crimen
Gabriel P¨¦rez, el asesino de dos guardias civiles en Siete Aguas (Valencia), se suicid¨® hacia las 4.30 del martes, tres horas despu¨¦s del crimen, seg¨²n la autopsia. A la 1.30 de ese d¨ªa, P¨¦rez mat¨® al sargento Manuel Sousa, de 38 a?os, y al guardia Florentino S¨¢nchez, de 21, quienes dos horas y media antes le multaron p¨®rque su autom¨®vil, un Renault 4, no hab¨ªa pasado la inspecci¨®n t¨¦cnica de veh¨ªculos (ITV). La Guardia Civil trabaja con la hip¨®tesis de que P¨¦rez esperara fuera del coche, escondido, la Regada de sus v¨ªctimas.
La investigaci¨®n policial del crimen result¨® ser m¨¢s sencilla de lo esperado. La Guardia Civil revis¨® el cuaderno de multas de la pareja asesinada, y descubri¨® que, durante su trabajo rutinario, hab¨ªa multado a dos veh¨ªculos. Uno de ellos, un Renault 4 la de Valencia, pertenec¨ªa a un vecino de Cheste, quien no hab¨ªa firmado la denuncia. La multa, de 5.000 pesetas, llevaba hora de las 23.05.El conductor disconforme era Gabriel P¨¦rez, que pose¨ªa licencia de armas deportivas y una gu¨ªa para un rifle de tiro ol¨ªmpico, del calibre 22. Nueve casquillos de ese calibre hab¨ªan sido recogidos junto a los cad¨¢veres de los guardias.
Los agentes se dirigieron al taller de maquinaria agr¨ªcola de P¨¦rez, pero no lo hallaron. En su domicilio, en el n¨²mero 21 de la calle de San Vicente, de Cheste, nadie contestaba a la puerta. Solicitaron autorizaci¨®n judicial y, al entrar, descubrieron el cad¨¢ver del asesino tendido en la cama, con un disparo en la boca. Una nota manuscrita junt¨® al cad¨¢ver se?alaba: "Perd¨®n, Nati [nombre de su esposa], yo no puedo vivir con este peso. Me volv¨ª loco. A la Benem¨¦rita y a la familia de los guardias, perd¨®n. No quiero que nadie se sienta triste".
Los guardias revisaron el coche del suicida. All¨ª encontraron, debajo del asiento delantero derecho, las armas robadas a Sousa y S¨¢nchez. La investigaci¨®n policial estaba concluida. El ¨²nico detalle que ayer quedaba por esclarecer era el de conocer qu¨¦ hizo P¨¦rez desde que fue multado hasta que cometi¨® el doble asesinato.
Una trampa de dos horas
Los tres ¨²nicos testigos de la historia est¨¢n muertos, pero la hip¨®tesis m¨¢s fiable es que el agresor viaj¨® desde Siete Aguas hasta Cheste, donde recogi¨® el rifle de tiro ol¨ªmpico, y regres¨® al primer municipio en busca de la pareja de la Guardia Civil. Al no encontrarlos, esper¨® en la cuneta de la carretera, cerca del pueblo, por donde, antes o despu¨¦s, pasar¨ªa el veh¨ªculo policial. No se trat¨®, por tanto, de una reacci¨®n instant¨¢nea ante una multa, sino de un crimen premeditado.
Hacia la 1.30 lleg¨® ese veh¨ªculo, que par¨® unos metros detr¨¢s del Renault 4. Cuando el guardia S¨¢nchez se acerc¨® al coche de P¨¦rez, recibi¨® un disparo en la cabeza que acab¨® con su vida. El atacante, seg¨²n una hip¨®tesis, estaba fuera del coche, escondido.
El asesino dispar¨® despu¨¦s contra el sargento, quien hab¨ªa descendido del coche. Se intercambiaron disparos, pero P¨¦rez no result¨® alcanzado. Sousa, en cambio, recibi¨® varios impactos. Ya en el suelo, fue rematado por P¨¦rez con el arma reglamentaria del sargento.
Los vecinos s¨®lo se explicaban la desproporcionada reacci¨®n de P¨¦rez por sus cambios de humor de los ¨²ltimos meses. Una medicaci¨®n por una dolencia de tiroides le provocaba algunas depresiones.
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