Instrucciones para combatir el insomnio
A veces abandono el insomnio (porque aunque me gusta mucho me hace da?o) con la misma actitud resolutiva con la que me quito del tabaco cuando noto que mi faringe ha alcanzado el grado de deshidrataci¨®n de la escayola. Pero regres¨® a ¨¦l, igual que a los cigarrillos, cuando me encuentro bien. Encontrarme bien, en relaci¨®n al sue?o, significa que dejo de dormirme en el cine. En cualquier caso, lo que no puedo es abandonar los dos vicios a la vez. Ahora, por ejemplo, llevo una temporada sin fumar, pero no logro conciliar el sue?o a partir de las tres de la ma?ana. Dormirme, me duermo a los cinco minutos de meterme en la cama, s¨ª, pero a eso de las tres, un ¨¢ngel oscuro me despierta y me da conversaci¨®n hasta que empieza a amanecer. He comprobado que si me levanto a fumar un cigarrillo en la cocina se me quita el insomnio. Pero yo lo que quiero es tener las dos cosas a la vez, porque el tabaco y el insomnio cuando de verdad saben bien es durante la madrugada y juntos. No puede ser: si fumo, duermo como un ni?o y viceversa.El caso es que ahora no duermo, y cuando no duermo, dado que Madrid no es m¨¢s que una extensi¨®n de la mente, despliego esa extensi¨®n sin necesidad de salir de la cama (porque si salgo caen dos cigarrillos), y me doy un paseo. Esta noche ¨²ltima me fui andando hasta la calle del Castillo de Ucl¨¦s, en San Blas, y rehice un suceso del martes pasado, me parece, impresionante: resulta que un tironero muri¨® de un s¨ªncope despu¨¦s de haberle quitado el bolso a una anciana. Como lo digo: dio el tir¨®n, sali¨® corriendo y a los pocos pasos se le pararon el coraz¨®n y los pulmones y se qued¨® seco agarrado al bot¨ªn. Ingres¨® cad¨¢ver en el Ram¨®n y Cajal, que es un edificio hospitalario con un busto monstruoso a la entrada. La verdad es que cuando ves ese busto desde la cama y con los ojos cerrados comprendes que la realidad es una pesadilla. A lo mejor, el muchacho ingres¨® cad¨¢ver por eso, porque vio el busto desde la camilla y pens¨® que era el rostro justiciero de Dios.
La cosa es que haci¨¦ndome preguntas sobre el tironero, que no hab¨ªa cumplido los 25, el pobre, llegu¨¦ hasta el ambulatorio y me sent¨¦ a reflexionar sobre una piedra. ?Ser¨ªa su primer tir¨®n? ?Muri¨® de miedo o quiz¨¢ de remordimiento? A lo mejor, al salir corriendo volvi¨® la cabeza para ver el rostro de la anciana y crey¨® ver en ella a su madre o a una antigua profesora de BUP. La noticia era muy escasa: fue su brevedad la que hizo que se me alojara en la memoria como un pedazo de metralla, y la que ahora me imped¨ªa cambiar de escenario. Not¨¦ que el motor del insomnio, que produce en el pecho un ruido parecido al de la nevera, aumentaba el n¨²mero de vueltas y tem¨ª pasarme de revoluciones, as¨ª que tom¨¦ el metro y me march¨¦ a un Renoir.
Este es un truco magn¨ªfico para combatir el insomnio: imaginas que est¨¢s en el cine y como todos los insomnes se duermen en el cine, al poco te quedas frito de verdad. En la sala 4 pon¨ªan Cerrada por reforma, un t¨ªtulo estupendo. Pero no era una pel¨ªcula, sino uno obra de alba?iler¨ªa, de manera que me met¨ª en la 5, donde pasaban En busca de Bobby Fischer y me qued¨¦ dormido con los cr¨¦ditos. So?¨¦ que se terminaba la pel¨ªcula y que yo segu¨ªa dormido. Un grupo de gente se acerc¨® con miedo, por si hubiera muerto durante la proyecci¨®n de un s¨ªncope, pero al ver que roncaba comenzaron a darse codazos unos a otros ri¨¦ndose de m¨ª. Vi, entre los que se burlaban, a mi padre; no se atrev¨ªa a despertarme por miedo al rid¨ªculo y se sum¨®, aunque con mala conciencia, a las risas de los dem¨¢s. Me despert¨¦ con mal sabor de boca, por lo de mi padre, y me fui a la cocina a fumar un cigarrillo. Creo que voy a dejar el insomnio una temporada.
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