Cuest¨ªon de protocolo

Joaqu¨ªn Leguina y Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, presidente de la Comunidad y alcalde de Madrid, respectivamente, se llevan bien. Sus relaciones son amistosas. ?se es el resultado del esfuerzo de ambas personalidades y, tambi¨¦n, del trabajo continuado de sus jefes de protocolo, Florencio ?lvarez Labrador y Felipe D¨ªaz Murillo. ?stos, por su parte, no se dirigen la palabra. ?Por qu¨¦? Cuesti¨®n de protocolo. Por protocolo entienden algunos el arte de organizar y ordenar un acto p¨²blico oficial de forma satisfactoria para personas e instituciones. Otros lo ci?en a la b¨²squeda de la correcta representaci¨®n de las instituciones. Madrid registra anualmente m¨¢s de 300 actos oficiales, entre los que se incluye al menos una decena de visitas de jefes de Estado con desfile del escuadr¨®n de la Polic¨ªa Municipal a caballo y entrega de la llave de Oro de la ciudad incluidos.Disgustos, no

Colocar a cada persona en el lugar que le corresponde en una recepci¨®n oficial, sin provocar disgustos, as¨ª como transformar cada acontecimiento p¨²blico en un episodio de comunicaci¨®n y de amistad, forma parte de los numerosos cometidos de un jefe de protocolo. El no ha de olvidar nunca ni la solemnidad del encuentro ni las costumbres de madrile?os e invitados, por este orden. Y ello con un presupuesto que, para el Ayuntamiento de Madrid, no sobrepasa los 45 millones y que para la Comunidad ni siquiera se halla incluido como partida espec¨ªfica. La responsabilidad de un jefe de protocolo abarca desde la comodidad de todas y cada una de las personalidades e instituciones asistentes al acto del que se trate, hasta el funcionamiento de la megafon¨ªa, la iluminaci¨®n, las banderas, la duraci¨®n de los discursos -cuando no el contenido-, en su caso la elecci¨®n del men¨², la selecci¨®n de la carta de vinos, elecci¨®n del regalo oficial, si lo hubiera, y el desarrollo tranquilo del acontecimiento, entre otras exigencias.

Todo ello habr¨¢ de lograrse mediante el despliegue de delicadeza, imaginaci¨®n, buen hacer y simpat¨ªa, con la atenci¨®n a normas de etiqueta en ocasiones de gran rigidez y a un estricto c¨®digo de prelaciones que no todos est¨¢n dispuestos a admitir. Precedencia es imagen pol¨ªtica, e imagen significa votos. La ansiedad de conseguir imagen con la que cosechar sufragios para la parroquia propia activa el dispositivo de competencia que permitir¨¢ al campe¨®n de la disputa prorrogar su gesti¨®n pol¨ªtica, aunque en el caso de Ayuntamiento y Comunidad de Madrid no contiendan en las urnas de forma directa. ?sta es, presumiblemente, la causa principal de los desencuentros protocolarios entre las instituciones municipal y auton¨®mica madrile?as, pese a la buena inteligencia entre el presidente de la Comunidad, socialista y el alcalde, del Partido Popular, conseguida por el callado que hacer de los responsables de protocolo.

La instauraci¨®n del Estado auton¨®mico con la Constituci¨®n de 1978 innov¨® profundamente la organizaci¨®n tradicional y el orden de precedencias de los actos oficiales. Las investiduras y los cargos por elecci¨®n prevalecen hoy. Del mismo modo, el surgimiento de autoridades auton¨®micas alter¨® los c¨®digos de ordenaci¨®n interna de los actos oficiales. Aqu¨ª parece hallarse el meollo de la fronda que, en silencio, libran Ayuntamiento y Comunidad.

Para la Comunidad, el presidente auton¨®mico es la primera autoridad de los 179 municipios del territorio comunitario, incluyendo el de Madrid. Por ello, cuando Madrid no es considerada como capital del Estado, el sistema de precedencias protocolarias ha de primar a la Comunidad sobre el Municipio. Por contra, en el Ayuntamiento se tiende a pensar que Madrid no deja nunca de ser la capital estatal. Felipe D¨ªaz Murillo, de 50 anos, es director de Relaciones P¨²blicas y Protocolo del Ayuntamiento de Madrid. Considera el protocolo como una combinaci¨®n perfecta de l¨®gica y solemnidad. "Me resulta extraordinariamente complejo averiguar en qu¨¦ memento Madrid deja de ser capital estatal. Como creo que nunca deja de serlo, me gustar¨ªa obtener para el alcalde de Madrid, la posici¨®n m¨¢s ventajosa". "La Comunidad no se mete en nuestras cosas", a?ade D¨ªaz Murillo. "Lo que ocurre es que, a mi juicio, el alcalde es siempre el anfitri¨®n, por ser Madrid la residencia oficial de las autoridades estatales y del Gobierno; luego el anfitri¨®n ha de ocupar un puesto m¨¢s avanzado. ?D¨®nde?: inmediatamente despu¨¦s del presidente auton¨®mico". Florencio ?lvarez Labrador, de 45 a?os, es diplomado en Comercio Exterior y Relaciones Internacionales. "La Comunidad es absolutamente leal al Ayuntainiento", dice el responsable de protocolo de Joaqu¨ªn Leguina. "El Ayuntamiento estuvo acostumbrado a tratar de t¨² a t¨² al poder central y algunos no admiten que le hayan colocado un poder precedente como el auton¨®mico. Madrid es la capital determinados d¨ªas del a?o".En Madrid "hay algunos que piensan con mentalidad de Distrito Federal y no es el caso", dice ?lvarez. Por contraposici¨®n a D¨ªaz Murillo, cree que el alcalde debe situarse tras el presidente de la Asamblea y despu¨¦s del Delegado del Gobierno. De los eventuales desencuentros con Felipe D¨ªaz Murillo, -quien asegura que saluda a ?lvarez Labrador y, dice, "no me devuelve el saludo"- el responsable de protocolo de la Comunidad no quiere decir palabra. El caso es que ambos, por cuestiones de protocolo, han renunciado a una posible amistad; hoy, cuando se comunican, lo hacen a trav¨¦s de intermediarios.