Espa?a se revitaliza
La selecci¨®n de Clemente cambi¨® el pelotazo por el toque y mereci¨® ganar a Alemania
La selecci¨®n espa?ola sali¨® revitalizada frente a un rival que interpreta el f¨²tbol con la emoci¨®n de una m¨¢quina registradora. Fue una victoria en todos los aspectos, menos en el resultado. Pero el f¨²tbol tiene grandeza y supera la mirada de los mezquinos que se agarran al veredicto del marcador. Espa?a jug¨® mejor que Alemania, fue m¨¢s expresiva con la pelota, agarr¨® m¨¢s oportunidades y dej¨® bien claro que puede ser un equipo con rango. Por debajo del discurso optimista corre la verdadera raz¨®n del cambio que afect¨® al equipo de Clemente. Hubo un f¨²tbol m¨¢s natural, m¨¢s conectado al sentido de unos jugadores que se sintieron inc¨®modos e infelices ante Corea. Se cambi¨® el pelotazo por el toque, el mensaje previsible por la oferta sorprendente, la mec¨¢nica por la habilidad.
Una abierta tendencia al desgarro procuraba un pron¨®stico negativo ante Alemania, un equipo que vive arropado por una leyenda que supera a la realidad de su f¨²tbol. No hay una selecci¨®n en el mundo que maneje mejor todos los elementos teatrales que rodean al juego. El mundo ha asumido que los alemanos son consistentes, fuertes, ganadores, inaccesibles. Ese envoltorio, que tiene que ver m¨¢s con los prejuicios de los dem¨¢s que con las cualidades reales del equipo alem¨¢n, le ha servido para ganar muchos partidos antes de jugarlos.
La alineaci¨®n revelaba el cambio de ejes con respecto al encuentro frente al Corea. Jugaba Guardiola, un jugador liviano, al¨¦rgico al choque, de paso corto, pero con la suprema condici¨®n de la inteligencia. Guardiola es un futbolista que no hace concesiones, que tiene convicciones, que no padece las dudas que matan a la mayor¨ªa de los jugadores. Es el medio centro por excelencia, el hombre que piensa.
Durante media hora, Guardiola dict¨® una lecci¨®n memorable frente a la acorazada alemana. Puso la pelota en la hierba y no la despeg¨® ni un cent¨ªmetro del suelo. Todo lo que hac¨ªa estaba lleno de delicadeza e ingenio. Tic, tic, tic. Y como sucede siempre que se observa a un tipo con las ideas claras, comenzaron a producirse peque?as asociaciones, una especie de explosi¨®n de juego por simpat¨ªa. Todo el agarrotamiento y el f¨²tbol rudimentario del primer partido del Mundial se transform¨® en fluidez, imaginaci¨®n y verticalidad. Guardiola ense?¨® esa lecci¨®n hasta que sufri¨® el golpe del cansancio y de las heridas que le caus¨® el campo de asfalto que se escond¨ªa bajo el tapiz verde de Soldier Field.
Espa?a toc¨®, combin¨®, jug¨® por fuera y por dentro y encontr¨® salidas al juego f¨ªsico que propuso Alemania. El gol de Goikoetxea en el primer tiempo sancion¨® la n¨ªtida superioridad del equipo espa?ol. El ¨²nico recurso alem¨¢n fue el juego alto, un argumento muy pobre para una selecci¨®n que se tiene por intratable. La realidad presenta a un conjunto monocorde que te gana por aburrimiento.
A nadie sorprendi¨® que Alemania empatara el encuentro en el saque de una falta, con todos sus cachalotes en busca del centro y el cabezazo final de Klinsmann. El gol se produjo en el peor momento del equipo espa?ol. Fueron los diez primeros minutos del segundo tiempo. Guardiola estaba afectado por el cansancio y la pelota no viajaba con limpieza por el campo.
Se encontr¨® Espa?a con la decisiva aparici¨®n de Caminero. En el segundo tiempo volvi¨® a demostrar las condiciones que le convierten en un futbolista extremadamente valioso. Tuvo entereza para practicar todas las suertes que sabe. Tir¨® ca?os y regates, busc¨® el ¨¢rea con el sentido vertical que le acredita y puso en graves aprietos a la defensa alemana. La ¨²ltima media hora fue espa?ola. Volvi¨® el buen juego y una cuota considerable de oportunidades. Algunas fueron notables, como una llegada de Hierro por el segundo palo.
Por fortuna, ¨¦ste es un juego de emociones y pasi¨®n, dos sentimientos que est¨¢n unidos m¨¢s a la belleza que a las cifras. Pero adem¨¢s es mejor no confundirse: todos quieren ganar, y la mejor manera de hacerlo es jugar bien. Si Espa?a quiere proseguir su camino en el Mundial, ser¨¢ conveniente que siga la l¨ªnea que inicio frente a Alemania. Cualquier regreso al pasado rudimentario, ser¨ªa una condena al fracaso.
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