VIva ?frica
El paternalismo futbol¨ªstico con los africanos tiene los d¨ªas contados. La cultura, los acontecimientos pol¨ªticos, la problem¨¢tica social o econ¨®mica africanos tienen un largo camino que recorrer antes de que despierten nuestro inter¨¦s o curiosidad.Con el f¨²tbol es otra cosa. USA 94 puede significar la mayor¨ªa de edad africana. ?Mereci¨® Marruecos perder con B¨¦lgica? No. ?Hizo Camer¨²n el rid¨ªculo ante Suecia? Todo lo contrario, fue mejor. ?Se amilan¨® Nigeria con Stoichkov y sus boys? Ni all¨¢ cerca, los noque¨®. Los tres africanos, resultados aparte, han hecho hasta ahora un papel m¨¢s que digno, rozando, con frecuencia, la brillantez. La prensa francesa, ausente su equipo nacional del Mundial, muestra la blanca patita del chovinismo adjetivando al alza el juego de sus antiguas colonias: "Eblouissant Cameroun", "El peque?o le¨®n marroqu¨ª", etc¨¦tera.
Comulgo esta vez con los ep¨ªtetos franceses. Los africanos juegan con belleza, dan espect¨¢culo, se van al ataque sin vacilar, tienen una t¨¦cnica ya notable y una pujanza f¨ªsica -pensamos en Nigeria- envidiable desde cualquier punto de vista. Camer¨²n ya dio un aviso en Espa?a en 1982 (Italia fue campeona por un gol tonto que le cedi¨® Camer¨²n en la fase inicial), mostr¨® que tuteaba a muchos en Italia en el 90, y con Nigeria y Marruecos forman un tr¨ªo que ya puede alternar sin complejos ni pudor en cualquier plaza importante.
Extraigo de aqu¨ª dos conclusiones beneficiosas, creo, para nuestros vecinos africanos:
- La descolonizaci¨®n tiene que llegar del todo, futbol¨ªsticamente hablando, al continente africano. ?Es presentable que en 1998 ?frica env¨ªe tres, cuatro o cinco equipos al Mundial y Europa 13? Pienso que no. El seguir tratando como menores de edad a los africanos no es serio. Si la FIFA no despierta y descoloniza a ?frica, la OUA, que cumplir¨¢ justamente 35 a?os en esa fecha, deber¨ªa considerar la afrenta un casus belli y declarar persona non grata a Joao Havelange.
- La ascensi¨®n de ?frica, que colocar¨¢ sin ninguna duda a sus selecciones en las semifinales dentro de cuatro a?os, puede tener efectos saludables para la imagen que del continente se tiene en el mundo civilizado. Se?alaba el presidente de la C¨¢mara de Comercio de Albacete que este peri¨®dico (EL PA?S) public¨® en cuatro a?os (1988-91) 13 titulares con la palabra Albacete, la mayor¨ªa de ellos sucesos. Llegado el Alba a la Primera Divisi¨®n, en cinco meses de 1992 el peri¨®dico insert¨® 61 titulares, s¨®lo uno de ellos era un suceso, referidos a la ciudad manchega. El efecto se repetir¨¢ ahora en ?frica. De esa parte del mundo s¨®lo nos llega el ruido del galope de alguno de los jinetes del Apocalipsis: el fragor de la guerra (aunque sigamos con bastante insensibilidad y hast¨ªo el espect¨¢culo de las atrocidades de Ruanda), la visi¨®n no menos angustiosa del hambre en Somalia o noticias igualmente espeluznantes sobre la progresi¨®n devastadora del sida en la zona. Todo lo que nos llega es truculento, desagradable y tedioso.
Ahora bien, que Egipto llegue a la final de la pr¨®xima Copa del Mundo, que Oman Biyik le haga dos ca?os al mism¨ªsimo Baresi en una vibrante semifinal ante 1.000 millones de televidentes, que Victor Ikpeba consiga un bello doblete frente a Alemania en 1998, y empezaremos a ver que Argelia no es Egipto, que Nigeria tiene m¨¢s de 100 millones de habitantes y est¨¢ seg¨²n se baja en el mapa a la derecha, y Kenia, como hacia abajo tambi¨¦n, pero a la izquierda. Y que toda ?frica est¨¢ llena de seres humanos, de millones de seres humanos que, adem¨¢s de serlo como cualquier hijo de vecino, resulta que juegan bien y vistosamente al f¨²tbol.
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