Diez a?os de luto
Las viudas del naufragio del 'Islamar III' no cobran indemnizaci¨®n
El 10 de agosto de 1984, una tragedia quebr¨® las pl¨¢cidas vacaciones de millones de espa?oles. En el banco sahariano, 28 pescadores del Islamar III eran devorados. por un mar enfurecido. S¨®lo dos pudieron contar el naufragio, provocado por una mala distribuci¨®n de la carga. Diez a?os despu¨¦s, 22 viudas, 58 hu¨¦rfanos y 2 madres solteras de Isla Cristina (Huelva) contin¨²an pendientes de la ejecuci¨®n de una sentencia que conden¨® a los armadores a pagar 188 millones de indemnizaci¨®n por negligencia.
Ya no llevan pantal¨®n corto los hu¨¦rfanos del Islamar III en Isla Cristina (Huelva). A los 10 a?os de ocurrir el naufragio han alcanzado la mayor¨ªa de edad. Muchos de los 58 ni?os que se quedaron sin padre han dejado de percibir la pensi¨®n. Los que estudiaban tendr¨¢n que dejar sus estudios. A las madres viudas no les llega para sostenerlos e ignoran cu¨¢ndo percibir¨¢n, si es que alg¨²n d¨ªa llega, la indemnizaci¨®n por la muerte de sus maridos. Hace ya 10 a?os de la tragedia. En 10 a?os la justicia no ha sido capaz de concluir un proceso que no presenta, aparentemente, excesiva complejidad.En la madrugada del 10 de agosto de 1984, el pesquero Islamar III, propiedad de la Uni¨®n Salazonera Isle?a, SA (USISA), navegaba desde la costa sahariana marroqu¨ª hacia Las Palmas con 28 tripulantes a bordo y sus bodegas llenas de sardinas. El mal tiempo reinante produjo varios corrimientos sucesivos de la carga. Eran las dos menos diez de la ma?ana cuando el pesquero comenz¨® a escorarse a babor. La inminencia del naufragio produjo tal nerviosismo entre la tripulaci¨®n que las tareas de salvamento se ejecutaron atropelladamente.
Arriaron la primera balsa, pero qued¨® inservible al golpearse con el puente del barco; la segunda se destroz¨® al tirarse sobre ella un tripulante; al lanzar la tercera parti¨® la antena de radiotel¨¦fono con la doble nefasta consecuencia de romperse la balsa e inutilizar las comunicaciones de auxilio. No hubo tiempo para lanzar la cuarta y ¨²ltima balsa ni para destrincar el bote auxiliar. Para entonces ya se hab¨ªa hundido el pesquero.
A la mar sin radiobaliza
Cuando quisieron lanzar las bengalas estaban mojadas. El p¨¢nico se apoder¨® de los tripulantes, incapaces de colocarse los chalecos y lanzar los salvavidas. Se amarraron como pudieron a los corchos de las artes de pesca, y encararon la, noche zarandeados por una mar embravecida, sin posibilidad de pedir socorro. El barco hab¨ªa salido a la mar sin radiobaliza. S¨®lo sobrevivieron el segundo patr¨®n, Jos¨¦ Mart¨ªn Lozano, y el marinero Pedro L¨®pez Beltr¨¢n.Pepi Rodr¨ªguez perdi¨® a su marido cuando sus dos hijos ten¨ªan tres y dos a?os. Los armadores del barco le dieron, como al resto de las viudas, un mill¨®n de pesetas en el reparto del rescate del seguro del barco. "Lo m¨¢s grande que yo hab¨ªa perdido no me lo pod¨ªan devolver. Ahora lucho por mis hijos. Yo les digo a ellos: lucho para que tantos ni?os como ustedes no se queden igual". Con el desastre del Islamar III, Pepi, sus 21 compa?eras y otras dos madres solteras perdieron a sus hombres y su fuente de ingresos.
Una mano amiga de la Asociaci¨®n pro Derechos Humanos de Madrid les busc¨® un abogado en las islas Canarias. V¨ªctor M. Santana P¨¦rez logr¨® que la Audiencia Provincial de Las Palmas estimara su apelaci¨®n contra la sentencia de un juzgado que hab¨ªa absuelto de un delito de imprudencia a los armadores del Islamar III, Rom¨¢n P¨¦rez Caballero y Juan V¨¢zquez M¨¦ndez, quienes en la ¨¦poca del naufragio desempe?aban la presidencia y gerencia, respectivamente, de USISA.
En su sentencia del 11 de junio de 1993, la Audiencia estim¨® que la inadecuada compartimentaci¨®n de la bodega del barco tuvo una influencia decisiva y fue el motivo m¨¢s importante en la producci¨®n del siniestro: "De dicha falta aparecen penalmente responsables el consejo de. administraci¨®n de USISA, al haber omitido la precauci¨®n, cuidado y atenci¨®n a que el cargo les obligaba, permitiendo que el motopesquero se hiciese a la mar con una inadecuada compartimentaci¨®n de la bodega, lo que, a la postrel- en momento de fuerte temporal produjo un corrimiento de la carga, que culmin¨® con el naufragio del buque, que tampoco llevaba radiobaliza de localizaci¨®n de siniestros, cuya presencia con toda seguridad hubiera mitigado el abandono en el que se vieron los n¨¢ufragos".
La sentencia consideraba penalmente responsables a los acusados y les impon¨ªa una pena de cinco d¨ªas de arresto, 50.000 pesetas de multa e indemnizaciones de ocho millones de pesetas a cada una de las 22 viudas; cinco millones a dos madres solteras y un mill¨®n a cada uno de los dos supervivientes.
Desde junio del a?o pasado, las viudas del Islamar III han batallado sin ¨¦xito para que se ejecute la sentencia. Nadie las apoya en Isla Cristina, ni los sindicatos del mar ni las confrad¨ªas de pescadores. Sobreviven como pueden: Pepi Rodr¨ªguez hizo un curso de cocina y trabaja en un hotel local; Micaela Lozano consigui¨® un quiosco; otras se mantienen de la limpieza en casas particulares. Los abogados que asumieron su causa en Las Palmas no les han cobrado nada. Ni siquiera les conocen. Hasta que no cobren ellas no les pasar¨¢n su minuta.
Los juzgados de Las Palmas han dictado exhortos para el embargo de las propiedades de los armadores para hacer frente a las indemnizaciones. "Si la justicia ha visto que hay negligencia, por muy poderosos que sean los responsables, ?se van a burlar de la sentencia?", se pregunta Pepi Rodr¨ªguez. Los armadores, del Islamar III mantienen su actividad pesquera por toda el litoral onubense y la costa marroqu¨ª. Pepi, Micaela, Josefa, Casimira y las dem¨¢s viudas no creen que sean insolventes. En todo caso, desean que nunca m¨¢s se eche a la mar un barco sin radiobaliza.
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