Un minuto de locura
Todas las voces van en la misma direcci¨®n, Los jugadores deslizan su satisfacci¨®n por el partido que realiz¨® la selecci¨®n espa?ola ante Alemania. Lo expresan los futbolistas finos, los defensas correosos y los suplentes. Dicen que quieren jugar bien, que lo necesitan, que tienen el talento para hacerlo, que es la mejor manera para proseguir en un Mundial de verdad, de los que quedan en la memoria de los aficionados. Los futbolistas espa?oles no quieren traicionar el esp¨ªritu saludable de este torneo. Desean progresar por el camino que abrieron ante los campeones del mundo.Clemente calla, pero otorga. Sabe que el equipo no puede regresar al pasado inmediato, a la l¨ªnea pedregosa que sigui¨® en el primer partido. La selecci¨®n ha llegado a un punto sin retorno. El clima, eso que en la pol¨ªtica se llama consenso, obliga a profundizar en el f¨²tbol que se vio ante Alemania. De alguna manera, lo dijo Zubizarreta unos minutos despu¨¦s del partido: "Este equipo tiene que crecer".
Es cierto. La selecci¨®n ofrece posibilidades insospechadas. Aunque es hombre conservador por naturaleza, Clemente deber¨ªa permitirse un minuto de locura, salir de su hermetismo para explorar en la veta de oro que se esconde en su plantilla. La sensaci¨®n es que el equipo quiere desatarse, encontrar excusas para demostrar su jerarqu¨ªa y su clase. Clemente les ofreci¨® esa posibilidad ante Alemania, pero tiene que abrir m¨¢s las puertas. Probablemente se encontrar¨¢ con un respuesta sorprendente. Ser¨ªa un ejercicio de grandeza e inteligencia del seleccionador. En sus manos tiene un materal magn¨ªfico, mejor del que sospechan los cr¨ªticos y quiz¨¢ el propio Clemente.
Ha llegado el momento de profundizar en la l¨ªnea que agrupa al instinto del equipo, la hora de desprenderse del miedo, de retirar un defensa para colocar m¨¢s tipos creativos en el medio o en la. delantera, de conectar a los triunfadores de Chicago -Guardiola y Caminero- con gente de su misma sensibilidad -Guerrero, Begiristain o Juanele-, de demostrar, en fin, que el f¨²tbol espa?ol dispone de una generaci¨®n magn¨ªfica. Lo piden los jugadores y lo sabe el entrenador, aunque se ponga la m¨¢scara del escepticismo. S¨®lo se necesita un minuto de locura. Es decir, un minuto de lucidez.
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