Venezuela, a la deriva
El pa¨ªs no ha notado ninguna diferencia con la nueva Administraci¨®n porque todo va peor cada d¨ªa
A Venezuela se le sec¨® la riqueza. Tras a?os de euforia econ¨®mica, ba?ada en barriles de petr¨®leo, al pa¨ªs ya no le salen las cuentas. Desde hace cinco a?os, desde el caracazo de febrero de 1989, una rebeli¨®n popular contra las medidas ultraliberales del presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, Venezuela parece haberse lanzado por una peligrosa pendiente. El ¨²ltimo salto, esta semana, cuando el presidente Rafael Caldera, decidi¨® intervenir la banca privada y enfrentarse a una grav¨ªsima crisis financiera con el desplome del bol¨ªvar frente al d¨®lar y la aparici¨®n de la hiperinflaci¨®n y el caos.Los venezolanos no han sentido diferencia alguna entre la pasada Administraci¨®n (la de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, hoy, encarcelado por presunta corrupci¨®n) y la nueva porque todo va peor cada d¨ªa. La popular cantante Omaira Bol¨ªvar lo resumi¨® certera: "En el Gobierno anterior hubo dos intentos de golpe y el d¨®lar no se movi¨® ni un centavo. En ¨¦ste, no ha habido intentonas de ning¨²n tipo y el d¨®lar y los precios se han disparado a m¨¢s no poder".
Y es que, en cinco meses de gesti¨®n del presidente Caldera, la moneda nacional se ha hundido frente al d¨®lar, pasando de 98 a 205 bol¨ªvares, lo que ha desatado una subida incontrolada de los precios, colocando al pa¨ªs frente a una de las m¨¢s profundas crisis de su reciente historia.
El hundimiento financiero empez¨® con la intervenci¨®n del Banco Latino, cuya propiedad en un 30%, pertenec¨ªa al Grupo Cisneros, el segundo m¨¢s grande de Venezuela. El presidente del banco, Ricardo Cisneros, hermano de Gustavo, el que compro en Espa?a Galer¨ªas Preciados a mediados de los a?os ochenta, se encuentra huido de la Justicia. Hay numerosas fuentes que indican que el Grupo trata de escapar de la quema con la venta y traspaso de propiedades y empresas. El imperio econ¨®mico de los Cisneros abarca emisoras, de televisi¨®n y radio, cadenas de supermercados, centros comerciales, y empresas de inform¨¢tica y telecomunicaci¨®n.
M¨¢s bancos en crisis
El Gobierno, para reflotar el Banco y las empresas dependientes de ¨¦l, le inyect¨® 2.058 millones de d¨®lares (unos 270.000 millones de pesetas). "Entonces apareci¨® una situaci¨®n que tampoco fue provocada por mi Gobierno: la crisis de otros ocho bancos, que igualmente result¨® m¨¢s grave de lo que imaginamos al principio", explic¨® Caldera tras anunciar la suspensi¨®n de garant¨ªas constitucionales e imponer el control del cambio y de los precios.
Aun a sabiendas de que los ocho bancos estaban en quiebra, el Ejecutivo les auxili¨® con 3.500 millones de d¨®lares (cerca de medio bill¨®n de pesetas), antes de intervenirlos el 13 de junio. Esta cantidad, sumada a lo entregado al Latino, supuso el desembolso total de 5.558 millones de d¨®lares (750.000 millones de pesetas), equivalente al presupuesto nacional de 1994. Pero las cuentas amargas no acaban aqu¨ª: a¨²n faltan por devolver 1.588 millones de d¨®lares (unos 220.000 millones de pesetas) de los dep¨®sitos y ahorros de los dos millones de clientes que deber¨¢n esperar meses y meses para recuperar su dinero, lo que supone un claro factor de desestabilizaci¨®n social permanente.
?De d¨®nde sac¨® el Gobierno tantos recursos sin agrandar el agujero fiscal ni secar sus reservas internacionales? Respuesta: de la m¨¢quina de imprimir billetes del Banco Central de Venezuela. Consecuencia: el mercado se inund¨® de un exceso de moneda en circulaci¨®n, lo que propici¨® la especulaci¨®n con el d¨®lar y precipit¨® el alza incontrolada de los precios, seg¨²n afirman los economistas. El remedio ha sido peor que la enfermedad.
Los banqueros afectados desviaron ilegalmente los auxilios financieros recibidos hacia las empresas relacionadas con sus bancos en quiebra y en la compra especulativa de divisas hasta que el Gobierno, asfixiado por su propia falta de liquidez, decidi¨® intervenirlos. Los fondos entregados pasaron a anotarse como p¨¦rdidas para el Estado. Consecuencia: colapso s¨²bito de la mitad del sistema financiero, locura incontrolada del d¨®lar y de los precios, desesperaci¨®n y desconfianza de la poblaci¨®n y surgimiento de rumores golpistas.
La otra mitad de la banca, la que se hallaba te¨®ricamente sana, empez¨® a sufrir el juego sucio, de los insolventes. A trav¨¦s de fax an¨®nimos ¨¦stos inundaron el mercado con noticias de una presunta bancarrota general. Las instituciones m¨¢s s¨®lidas, como el Banco de Venezuela, el Mercantil y el Uni¨®n, sufrieron retiradas masivas de dinero por parte de sus asustados clientes, que intentaban protegerse de nuevas intervenciones.
El ministro de Hacienda, Julio Sosa, no descarta la posibilidad de nacionalizar toda la banca venezolana. "Todo depende del comportamiento del sistema financiero", dice con calma. Y es que la suspensi¨®n de las garant¨ªas constitucionales le permite al Gobierno expropiar r¨¢pidamente los bancos en dificultades.
Amparado en esa misma suspensi¨®n de derechos constitucionales, el Gobierno orden¨® el mi¨¦rcoles el allanamiento y detenci¨®n de civiles y militares con el pretexto de una presunta conspiraci¨®n golpista. En pocas horas, los organismos de inteligencia (DIM) y Disip, (Polic¨ªa Pol¨ªtica) detuvieron e interrogaron por espacio de seis horas al general Carlos Santiago, Ram¨ªrez, al banquero y propietario de cadenas de radio Orlando Castro, al escritor Ignacio Quintana, al pol¨ªtico Manuel Quijada y a los empresarios Vinicio y Parsifal de Sola. El ministro de Defensa, Rafael Montero, asegur¨® que el plan desestabilizador ha sido abortado.
La oposici¨®n ha criticado con dureza el comportamiento del presidente Caldera durante la crisis, le acusa de esconderse en su torre de marfil (Palacio de Miraflores), donde le gusta emplear el tiempo en el juego del domin¨®. Le culpan de la p¨¦rdida de 4.000 millones de d¨®lares en las reservas, el coste del aplazamiento.
Caldera es prisionero de su propia plataforma pol¨ªtica. Para ganar su segunda presidencia, con el 34% de los votos, Caldera cont¨® con la ayuda del chiripero (cucarachas peque?as), una agrupaci¨®n de 14 partidos minoritarios llamada Convergencia, donde socialistas, derechistas, populistas y copeyanos (democristianos) disidentes van y vienen al son que les toquen. Esta convergencia tiene raz¨®n de ser mientras Caldera est¨¦ en el poder. Sin mayor¨ªa en el Parlamento, en el que siguen dominando Acci¨®n Democr¨¢tica y Copei, Caldera gobierna con poderes extraordinarios aprobados por un Congreso que evita hacer demasiada oposici¨®n porque sabe que pende sobre ¨¦l, si obstaculiza su gesti¨®n, la amenaza de una disoluci¨®n, de otro fujimorazo.
CAP o la 'mano negra'
Cuando el presidente Rafael Caldera suspendi¨® parte de las liberta desconstitucionales e impuso el f¨¦rreo control del cambio y de los precios, argument¨® que la crisis bancaria y financiera que vive el pa¨ªs "no fue provocada por su Gobierno". Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, de 71 a?os, su predecesor, preso en una celda del ret¨¦n del Junquito, debi¨® de sentir un escalo fr¨ªo. Junto a las acusaciones de corrupci¨®n, a las que deber¨¢ hacer frente ante los jueces, surgen ahora otras menos precisas, con las que ¨¦l actual Gobierno parace querer eludir sus responsabilidades actuales.Las alusiones de Caldera no han sido nuevas ni gratuitas. Desde que Carlos Andr¨¦s P¨¦rez fue destituido como presidente a finales de mayo de 1993, le han atribuido todos los males ocurridos en el pa¨ªs en los ¨²ltimos meses: terrorismo bancario, explosi¨®n de bombas en los centros comerciales y m¨²ltiples disturbios estudiantiles.
"Hay una mano negra detr¨¢s de estas manifestaciones", ha dicho reiteradamente el fiscal que le llev¨® a la c¨¢rcel, Ram¨®n Escovar Salom, ahora ministro del Interior. Escovar se sali¨® diplom¨¢ticamente por la tangente cuando este diario le pregunt¨® si Carlos Andr¨¦s P¨¦rez era esa mano negra y si Venezuela pod¨ªa ahora respirar tranquila estando el preso.
Cuando Carlos Andr¨¦s P¨¦rez abandon¨® el poder pronostic¨® ufano que detr¨¢s de ¨¦l vendr¨ªa el diluvio y el caos. Se qued¨® corto, dicen las malas lenguas. Un a?o despu¨¦s asegura: "Yo no guardo rencores", pero nadie cree a este ilustre preso n¨²mero 368 del penal del Junquito.
Pero a CAP, como se le conoce por las iniciales de su nombre, no le debe quedar mucho tiempo libre para maquinar conspiraciones contra su sucesor. Su enjuiciamiento por presunta malversaci¨®n de 250 millones de bol¨ªvares (17 millones de d¨®lares al cambio de 1989) de los fondos reservados es largo y complejo judicialmente. P¨¦rez parece apostar a que saldr¨¢ triunfante, quiz¨¢ en hombros, de la c¨¢rcel, pues est¨¢n en juego 50 a?os de liderazgo pol¨ªtico tercermundista, que no los puede borrar, en su opini¨®n, una sentencia condenatoria por haber ayudado a las democracias de Centroam¨¦rica.
Sus abogados, que manejan el expediente de 10.000 folios, creen que P¨¦rez saldr¨¢ absuelto, pero el juicio puede complicarse si la Corte Suprema de Justicia termina por a?adirle la otra demanda por las cuentas bancarias secretas que tiene con su amante, Cecilia Matos, en Suiza.
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