Piero Sraffa, el eslab¨®n perdido
?Existe alguna conexi¨®n entre los universos y la trascendencia de dos de las personalidades de m¨¢s dimensi¨®n del siglo XX, como fueron el brit¨¢nico John Maynard Keynes y el italiano Antonio Gramsci? Existe. Se trata de alguien que particip¨® de ambos mundos y cuya obra ha imbricado algo tan radicalmente diferente como fue el c¨ªrculo libre de Cambridge y la Italia rabiosamente mussoliniana de la primera parte de este siglo. La econom¨ªa moderna y el compromiso pol¨ªtico. Piero Sraffa es el eslab¨®n perdido de esas dos versiones de la realidad, el intelectual que logra que el aristocr¨¢tico y conservador lord Keynes (1883-1946) se interese por la tragedia de un debilitado Gramsci (1891-1937) -condenado por los fascistas a m¨¢s de veinte a?os de prisi¨®n- y que el secretario general del Partido Comunista Italiano reclame, febril, los trabajos del autor de las Consecuencias econ¨®micas de la paz y, sobre todo, de la Teor¨ªa general del empleo, el inter¨¦s y el dinero.
Siempre me he preguntado por qu¨¦ la figura de Piero Sraffa es semidesconocida fuera de los ¨¢mbitos m¨¢s estrictamente universitarios de la econom¨ªa, ya, que su compromiso con la libertad y la cultura desborda ampliamente el c¨ªrculo de lo acad¨¦mico; las huellas de su actuaci¨®n c¨ªvica rebasan las fronteras italianas e incluyen al mundo anglosaj¨®n; y su obra escrita ha influido a los economistas contempor¨¢neos de todo el mundo. Esta inc¨®gnita ha resucitado tras la lectura de la primera biograf¨ªa de Sraffa publicada en castellano, que acaba de aparecer (Piero Sraffa. Edicions Alfons el Magn¨¤nim), escrita por el profesor franc¨¦s Jean-Pierre Potier.
Sraffa vio crecer el monstruo fascista en Italia mientras iniciaba su vida profesional. A los 28 a?os era catedr¨¢tico de Econom¨ªa Pol¨ªtica, y en esta etapa, y mucho antes, ya hab¨ªa manifestado su ideolog¨ªa izquierdista. En Tur¨ªn conoci¨® a un tal Antonio Gramsci, que, junto con Palmiro Togliatti y otros, pertenec¨ªa todav¨ªa a la extrema izquierda del socialismo, y que fundar¨ªan un semanario denominado L'Ordine Nuovo, que se convirti¨® pronto en el portavoz del movimiento de los consejos obreros. Sraffa forma parte del equipo de redacci¨®n de la revista. Desde el a?o 1918, en el que se encuentra por primera vez con Gramsci, mantendr¨ªa su amistad y su apoyo al revolucionario italiano hasta el final de su vida, pese a que sus ideolog¨ªas caminar¨¢n, en el acontecer de los hechos, por caminos diferentes. Granisci, en un texto muy pol¨¦mico de 1924, definir¨¢ a Sraffa como un intelectual de formaci¨®n dem¨®crata-liberal, es decir, "normativa y kantiana, no marxista y no dial¨¦ctica".
Cuando Gramsci es detenido por Mussolini, en 1926, Sraffa no solamente proporcionar¨¢ consuelo personal y ayuda econ¨®mica a su amigo, sino que arriesgar¨¢ su suerte haciendo de v¨ªnculo entre el partido clandestino y su dirigente. Nunca ser¨¢ militante del PCI, frente al que reivindicar¨¢ independencia de pensamiento y de acci¨®n, pero s¨ª compa?ero de viaje de los comunistas italianos, a trav¨¦s de su relaci¨®n intelectual y personal con el m¨¢s fecundo y antidogm¨¢tico de todos ellos. El encarcelamiento, junto a Gramsci, de muchos profesores universitarios, en un intento de dome?ar a las fuerzas democr¨¢ticas de la cultura, y el hecho de haber escrito art¨ªculos sobre la crisis econ¨®mica italiana en publicaciones brit¨¢nicas que llenaron de ira al Duce en persona (en 1922 Mussolini dirigi¨® un telegrama al padre de Sraffa, rector de universidad, considerando esos art¨ªculos como "un acto de derrotismo bancario puro y simple, y un acto de sabotaje real de las finanzas italianas") inducen a Sraffa a pensar, con l¨®gica, que su libertad est¨¢ en precario y decide irse a vivir a Gran Breta?a. Poco antes, el r¨¦gimen fascista ha dictado las "leyes fascist¨ªsimas": anulaci¨®n de todos los pasaportes y severa represi¨®n de las salidas clandestinas del pa¨ªs; supresi¨®n de todos los partidos y de todas las publicaciones antifascistas; creaci¨®n del confinamiento, residencia vigilada para los adversarios del r¨¦gimen.
Escapa Sraffa a Cambridge, invitado precisamente por John Maynard Keynes, a quien hab¨ªa conocido haciendo su doctorado y que manifiesta su satisfacci¨®n por la lucidez y rigor cient¨ªfico del economista italiano. Antes de instalarse, primero como profesor y luego como bibliotecario, recuerda a sus amigos italianos e inicia una intensa campana en la prensa internacional pidiendo la liberaci¨®n de Gramsci; nunca abandonar¨¢ la esperanza de ver a su amigo en la calle, pero no conseguir¨¢ doblegar la voluntad totalitaria de Mussolini. Durante once a?os, hasta la muerte de Gramsci, le proporcionar¨¢ (porque el l¨ªder italiano se interesa por ellos) todo tipo de materiales sobre el debate econ¨®mico -espec¨ªficamente sobre el que, con una espectacular riqueza, se est¨¢ dando en Cambridge con una generaci¨®n de economistas que, adem¨¢s de Keynes, cuenta con gente como Nicholas Kaldor, Maurice Dobb, Joan Robinson, Richard Kahn, etc¨¦tera-, adem¨¢s de mantener una cuenta bancaria abierta a su nombre para que se abastezca sin agobios de todo tipo de libros.
Son los de Cambridge a?os de preparaci¨®n y estudio que convierten a Sraffa en el maestro de economistas que devino. Hombre de una extremada modestia y discreci¨®n, que se angustia cada vez que tiene que hablar en p¨²blico, all¨ª, en el Trinity College, rodeado de colegas y disc¨ªpulos, polemizando con intelectuales como Keynes, Wingenstein, Von Hayek o Josep Schumpeter, Piero Sraffa prepara la magistral edici¨®n de las Obras y Correspondencia de David Ricardo y la publicaci¨®n de su peque?o texto Producci¨®n de mercanc¨ªas por medio de mercanc¨ªas. Preludio a una cr¨ªtica de la teor¨ªa econ¨®mica, que apareci¨® en 1960. El bi¨®grafo de Sraffa destaca que fueron necesarios 33 a?os de gestaci¨®n para terminar un libro de ?tan s¨®lo 110 p¨¢ginas!, tal era el horror a escribir que ten¨ªa; en su correspondencia con Gramsci, ¨¦ste no se priva de reprocharle, in¨²tilmente, que escriba tan poco y sus vacilaciones para desarrollar las ideas en art¨ªculos... La traducci¨®n al castellano de esta obra la hizo un profesor de Teor¨ªa Econ¨®mica de la Universidad Complutense de Madrid, a¨²n desconocido, llamado Luis ?ngel Rojo. Con Producci¨®n de mercanc¨ªas... se abre una corriente sraffiana de la econom¨ªa incardinada en la revalorizaci¨®n de la econom¨ªa pol¨ªtica cl¨¢sica de los a?os setenta y ochenta, y los fundamentos para una cr¨ªtica radical de la teor¨ªa neocl¨¢sica dominante.
Adem¨¢s de hablar a Keynes de Gramsci y viceversa, de vincular sus obras y sus conocimientos, no olvid¨® jam¨¢s Sraffa su matriz antifascista y nunca renunci¨® a su nacionalidad italiana. Fue un economista y mucho m¨¢s que un economista. Muri¨® hace once a?os, tan s¨®lo un mes despu¨¦s que su vieja amiga -otra inolvidable economista de Cambridge- Joan Robinson. Sandro Pertini, presidente de Italia, le despidi¨® con estas palabras: "Fue el heredero genial y el renovador de una gran tradici¨®n del pensamiento econ¨®mico, un profesor ilustre para generaciones de estudiantes, un monumento a la cultura europea democr¨¢tica y antifascista, un militante activo de la lucha por el desarrollo de la civilizaci¨®n democr¨¢tica. Ha muerto un gran italiano, un italiano en el que se fund¨ªan en una sola pieza el genio cient¨ªfico y la m¨¢s alta conciencia moral y pol¨ªtica". Ojal¨¢ que esta biograf¨ªa, reci¨¦n aparecida, devuelva la actualidad de su persona y su obra.
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