"Un bailar¨ªn es un m¨²sico, el cuerpo es su instrumento"

El destino, disfrazado de casualidad, le hizo bailar¨ªn, instalando una academia de danza entre la vecindad. Viendo a Carmen Amaya se prometi¨® al baile espa?ol, y a?os despu¨¦s la bailaora le devolvi¨® la visita, los cumplidos y una oferta para recorrer el mundo con su compa?¨ªa. Fue en Nueva York, en un local llamado Habana Madrid. Luisillo asinti¨® con 16 a?os y los ojos cerrados. Al abrirlos, debutaba radiante, vestido de blanco, en el Teatro Madrid de esta ciudad. Ha bailado en China, Australia y en ?frica del Sur, y hasta le puso ritmo a san Lucas por encargo de Pablo VI. Luis D¨¢vila, M¨¦xico DF, 1928, viste rumbero, habla quedo y charro, lee con lupa, toca el piano e ignora el significado del t¨¦rmino nostalgia.Pregunta. En 47 a?os, tan s¨®lo una visita a su M¨¦xico natal.

Respuesta. Siempre digo que uno es de donde pace, no de donde nace. All¨¢ no tengo pr¨¢cticamente nada, mi familia, mis amigos y mi trabajo est¨¢n en Madrid. Cuando llegu¨¦ aqu¨ª, te dec¨ªan mexicano y sonaba a piropo, pero no siempre ha sido as¨ª. M¨¢s tarde lleg¨® a sonar bastante peyorativo. Lo que s¨ª a?oro es un Madrid mucho m¨¢s tradicional, no me gusta que se haya convertido en otra gran ciudad, pero me siento absolutamente espa?ol.

P. Pero su compa?¨ªa sigue trabajando mucho m¨¢s fuera de aqu¨ª.

R. En el extranjero nos entienden mejor. Yo vivo y he vivido para el baile, aunque un joven bailar¨ªn con mucho ¨¦xito y mucha prensa diga que no hemos hecho nada por la danza espa?ola.

P. ?Se refiere usted a Joaqu¨ªn Cort¨¦s?

R. S¨ª, supongo que lo hace buscando publicidad.

P. ?Y usted acepta que los j¨®venes pisen fuerte?

R. Sin duda. La prueba es que, en La malquerida, todo es gente nueva que cuenta con mi apoyo para salir adelante. Creo que merecemos respeto y reconocimiento. Hemos aportado muchas cosas nuevas, nov¨ªsimas, y en los momentos m¨¢s cr¨ªticos.

P. ?Por ejemplo?

R. Los a?os sesenta estuvieron a punto de retirarnos a todos. A m¨ª me salv¨® Antonio el d¨ªa que me encarg¨® un proyecto para la Compa?¨ªa Nacional de Danza y le present¨¦ El Quijote. Por aquel entonces yo no hac¨ªa nada.

P. Ya hab¨ªa pasado de bailar¨ªn a core¨®grafo.

R. S¨ª, y no me hac¨ªa demasiada gracia, porque uno se acostumbra a verse siempre en el escenario. Pero ahora es todo lo contrario. Veo mis trabajos y es como si los estuviera bailando yo. mismo.

P. ?Toca el piano como simple afici¨®n?

R. Un bailar¨ªn es un m¨²sico, el cuerpo es su instrumento.

P. ?Para bailar La malquerida hay que ser actor?

R. Hacer de la palabra una continuaci¨®n del movimiento es teatro total, aunque suene pretencioso.

P. ?Teatro o tablao?

R. Son cosas distintas. Los tablaos tuvieron y tienen su importancia seg¨²n las ¨¦pocas. Pero los espa?oles van poco, no s¨¦ si por motivos de horario, por el ambiente. Cuando un espectador acude a un teatro, compra su entrada y contempla un espect¨¢culo pensado para un p¨²blico que no est¨¢ ni comiendo ni tom¨¢ndose una copa.

La malquerida se representa hasta el domingo 10 de julio en el Teatro Alb¨¦niz de Madrid. Consultar cartelera.