Del 'caudillo de acero' al 'querido l¨ªder'
Kim II Sung se elev¨® a los altares en una naci¨®n sometida a la pesadilla imaginada por Orwell en '1984'
G. H. Controlaba desde la vida sexual de los norcoreanos hasta su trabajo, su ocio o su pensamiento. Hab¨ªa comenzado como caudillo invencible de acero cuando fund¨® la Rep¨²blica Popular de Corea en 1948 bajo la sombra de Mosc¨². Pero ¨²ltimamente prefer¨ªa el t¨ªtulo de Gran L¨ªder. Kim Il Sung no tuvo ning¨²n reparo en reescribir una historia que se ha extinguido a sus 82 a?os, 46 de los cuales los vivi¨® en la cima del poder. Incluso utiliz¨® un nombre que no es el suyo -en realidad se llamaba Kim Song Ju-, sino el de un h¨¦roe de la resistencia contra Jap¨®n.
Cambi¨® la historia y se elev¨® a s¨ª mismo a los altares. Resulta dif¨ªcil encontrar en la realidad un mejor ejemplo de la pesadilla imaginada por George Orwell en su novela 1984. Pero en Pyongyang el gran hermano se hac¨ªa llamar el Gran L¨ªder. Amparado en un gran f¨ªsico y en una voz de bronce atronadora, ha dirigido los destinos de una naci¨®n sometida y adoctrinada. Y empobrecida. Es cierto que en los a?os setenta los norcoreanos hab¨ªan alcanzado un nivel de vida superior a la mayor¨ªa de los pa¨ªses asi¨¢ticos, con sanidad, vivienda y educaci¨®n gratuitas. Hoy en d¨ªa, por el contrario, el pa¨ªs est¨¢ sumido en una crisis econ¨®mica que amenaza con la hambruna y el r¨¦gimen de Pyongyang est¨¢ totalmente aislado de la comunidad internacional. Alumno aventajado de l¨®sif Stalin, Kim Il Sung se propuso implantar el aut¨¦ntico socialismo en la mitad norte de la conflictiva pen¨ªnsula coreana, que, de com¨²n acuerdo entre Mosc¨² y Washington, qued¨® dividida tras la II Guerra Mundial.
Muerto su mentor, el presidente norcoreano vio las puertas abiertas para librarse de sovi¨¦ticos y chinos -estos ¨²ltimos combatieron a su lado contra norteamericanos y surcoreanos en la guerra de Corea (19501953)-, y una vez distanciado de Pek¨ªn y Mosc¨², y ya calificado por los diarios nacionales como "la luz que gu¨ªa al pueblo", Kim Il Sung se invent¨® la doctrina Zuche, de car¨¢cter marcadamente xen¨®fobo, en la que inst¨® a los coreanos, como pueblo elegido, a contar ¨²nicamente con sus propias fuerzas. "No soy m¨¢s que un servidor fiel del pueblo y quiero pasar mi vida entre el pueblo", dir¨ªa el llamado en su biograf¨ªa oficial genio de la creaci¨®n.
M¨¢s de 40.000 estatuas, bustos y gigantescos retratos han recordado permanentemente a los norcoreanos que un hombre hecho dios les ha vigilado. No contento con su deificaci¨®n, Kim Il Sung entroniz¨® a su estirpe en 1980 y nombr¨® heredero pol¨ªtico a su hijo Kim Jong II. Poco o m¨¢s bien nada se sabe realmente de la personalidad de ¨¦ste. Los escasos embajadores occidentales que residen en Pyorigyang aseguran que sol¨ªa frecuentar los c¨ªrculos diplom¨¢ticos y gustaba de los v¨ªdeos y licores occidentales que esas amistades le proporcionaban. Pero esto no significa que el heredero se haya pronunciado jam¨¢s por un acercamiento Occidente.
"Es un hombre totalmente impredecible. Despu¨¦s de a?os e estudiar sus reacciones, no sabemos verdaderamente c¨®mo actuar¨¢ en un momento determinado y, mucho menos, a la desaparici¨®n de su padre", afirmaba recientemente Kil Jeong Woo, investigador del surcoreano Instituto para la Reunificaci¨®n Nacional.
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