Los mil y un carteles colombianos
Muerto Pablo Escobar, otros muchos grupos se disputan la supremac¨ªa del mercado de la droga
El negocio de la droga prospera en Colombia, se?alan quienes escudri?an en el panorama posterior a la muerte de Pablo Escobar, el legendario jefe del cartel de Medell¨ªn, cuyo cuerpo qued¨® tendido en un tejado el 2 de diciembre de 1993, cuando la polic¨ªa puso fin a un a?o de azarosa fuga tras la huida de la c¨¢rcel en la que se hab¨ªa recluido voluntariamente a cambio de confesi¨®n y rebaja de pena. Seis meses despu¨¦s de aquella muerte, la violencia persiste. La pasada semana, como si Escobar se hubiera levantado de la tumba con todo su s¨¦quito de pistoleros listos a apretar el gatillo, las amenazas del narcoterrorismo ensombrecieron el acontecer pol¨ªtico, y hay signos de una segunda guerra entre el cartel de Cali y lo que queda del de Medell¨ªn.El pasado 21 de junio, unas cintas revelaron contactos de un correo de los hermanos Miguel y Gilberto Rodr¨ªguez Orejuela, se?alados jefes de la organizaci¨®n de Cali, con las campa?as del presidente electo, Ernesto Samper, del Partido Liberal, y del Conservador Andr¨¦s Pastrana. Samper, que ya es presidente electo de Colombia, rechaz¨® tajantemente el pasado domingo, en este mismo diario y en nombre de ambos candidatos, cualquier tipo de ayuda econ¨®mica de parte del cartel de Cali, y asegur¨®: "Desde el principio de la campa?a tom¨¦ la determinaci¨®n de no aceptar ning¨²n tipo de ayuda procedente de los narcotraficantes".
Sin embargo, el pa¨ªs sigue en vilo tras una llamada telef¨®nica de un hombre que, en memoria de Escobar, el patr¨®n, llam¨® el 23 de junio al informativo de televisi¨®n QAP y pidi¨® "acciones" contra los Rodr¨ªguez Orejuela, cuyo poder, dijo, "es m¨¢s inmenso que el del mismo Gobierno, ya que contra ellos no hay absolutamente nada". Las amenazas de muerte a Samper; al ex jefe de espionaje Miguel Maza, ac¨¦rrimo enemigo del cartel de Medell¨ªn, quien en la segunda vuelta apoy¨® a Samper, y contra el fiscal general, Gustavo de Greiff, desataron de nuevo una tormenta que incidi¨® en el aumento de los precios de la droga.
Todo este ajetreo se produce al tiempo que se ampl¨ªan las plantaciones y la diversificaci¨®n de los cultivos de marihuana, coca y amapola para responder a la demanda de los adictos a las drogas en Estados Unidos y Europa, donde la expansi¨®n del mercado ya no tiene el obst¨¢culo del derruido muro de Berl¨ªn. En la reactivaci¨®n del comercio il¨ªcito desde Colombia parecen influir el f¨¦rreo control en la frontera mexicano-estadounidense y la decisi¨®n unilateral que en abril tom¨® Estados Unidos (y que anul¨® el pasado d¨ªa 24) de suspender la operaci¨®n de radares en la frontera entre Colombia y Per¨², por la que cruzan anualmente unos 10.000 cargamentos a¨¦reos de pasta de coca y coca¨ªna.
"Hay un auge de los cultivos il¨ªcitos de coca. La situaci¨®n de la Amazonia es preocupante", alert¨® hace dos meses Gabriel Sandoval, gobernador del departamento del Caquet¨¢, donde el rendimiento por hect¨¢rea de coca supera 100 veces los ingresos de la yuca, un producto tradicional y base de la alimentaci¨®n local.
En Bogot¨¢, Ricardo Vargas, coordinador del Proyecto de Estudio de Drogas Ilegales y su Impacto, del Centro de Investigaci¨®n y Educaci¨®n Popular (Cinep), calcula que a la sombra de tres a?os de guerra contra Escobar y el cartel de Medell¨ªn las plantaciones de coca han pasado de 35.000 a 50.000 hect¨¢reas, y la marihuana se ha consolidado como cultivo ilegal en la norte?a costa del Caribe, hasta representar entre el 5% y el 8% del total de ingresos de la econom¨ªa ilegal. La hero¨ªna genera ingresos por unos 900 millones de d¨®lares (unos 120.000 millones de pesetas) anuales.
7% del PIB
El tr¨¢fico de sustancias psicoactivas produce 4.500 millones de d¨®lares (unos 600.000 millones de pesetas) al a?o, equivalentes al 7% del producto interior bruto colombiano, dice Vargas. C¨¢lculos m¨¢s conservadores se?alan que la econom¨ªa nacional recibe una inyecci¨®n de entre 600 y 1.200 millones de d¨®lares anuales, en su totalidad lavados a trav¨¦s de mecanismos legales.Otra forma de lavado, semilegal, por medio de intrincadas redes de testaferros, es la compra de tierras en el campo que, seg¨²n un gerente del Instituto de Reforma Agraria, alcanza a tres millones de hect¨¢reas, m¨¢s del 10% de los terrenos potencialmente agr¨ªcolas.
Un bosquejo del actual mapa de la droga presenta una divisi¨®n territorial en manos de muchos grupos con jefes muy j¨®venes, an¨®nimos en su mayor¨ªa, que han acumulado gran riqueza y poder en menos tiempo que Escobar y otros capos de la anterior generaci¨®n de mafiosos. Tambi¨¦n destaca que, al decapitar a la organizaci¨®n de Medell¨ªn, la de Cali es la heredera hegem¨®nica del negocio ilegal; a ¨¦sta atribuye la agencia antidroga de Estados Unidos (DEA) el control del tr¨¢fico del 80% de la coca¨ªna que circula en los pa¨ªses desarrollados.
Una aproximaci¨®n como la que intenta el Cinep muestra, adem¨¢s, al cartel de la costa, con predominio en el negocio de la marihuana que ya se produce y exporta en forma de aceite concentrado, y al cartel del eje cafetero, con organizaciones articuladas pero aut¨®nomas en Pereira y Armenia, capitales de los departamentos de Risaralda y Quind¨ªo, en el que confluyen coca¨ªna, amapola y producci¨®n industrial de anfetaminas.
Sin embargo, el frente de la amapola -que se cultiva por encima de los 1.500 metros sobre el nivel del mar, como el caf¨¦- est¨¢ m¨¢s controlado por el cartel del norte del valle, relativamente distanciado del de Cali, pero en su misma zona de influencia, y por el grupo de Ibagu¨¦, capital del departamento central de Tolima, lim¨ªtrofe con el Huila, en cuya capital, Neiva, fue descubierto en 1993 el primer laboratorio para procesamiento de l¨¢tex de opio.
Con epicentro en Bucaramanga, opera el cartel de Santander, con influencia en ese departamento y en la regi¨®n noreste, en direcci¨®n a Venezuela. Por ¨²ltimo, el cartel de Bogot¨¢, que, seg¨²n dicen, es tan poderoso que apenas se habla de ¨¦l.
"Si no fuera porque esos se?ores han invertido en fincas de recreo, estar¨ªamos peor. Tengo varios hijos y cuando vino la crisis del caf¨¦, all¨¢ por los ochenta, a los cultivadores les dio por tumbar las matas. Menos mal que consegu¨ª coloca [empleo] en una finca donde el trabajo es limpio: soy jardinero".
Comentarios como ¨¦ste son frecuentes en la zona cafetera de Colombia, que en el ¨²ltimo periodo se ha beneficiado del lavado de dinero procedente del narcotr¨¢fico, actividad a la que investigadores de la Universidad Nacional le atribuyen la generaci¨®n de entre uno y dos millones de empleos; la cifra es significativa, porque el registro de la Seguridad Social en todo el pa¨ªs contabiliza 3,5 millones de trabajadores.
En la parte delictiva de cultivo, procesamiento, transporte y aparato militar, hay implicadas entre 15.000 y 20.000 personas.
Tres estilos mafiosos
"El capitalismo es una mafia legal y la Mafia es un capitalismo ilegal", afirma Dar¨ªo Betancourt, autor, con Marta Garc¨ªa, de un libro sobre este fen¨®meno en Colombia que lanza este mes la editorial Tercer Mundo.Betancourt rechaza la categor¨ªa de carteles porque es un t¨¦rmino geopol¨ªtico impuesto, excluyente del entorno hist¨®rico y social. En su obra habla de cinco focos mafiosos con influencia en otras tantas regiones, y delinea el perfil de tres tendencias predominantes que compara con culturas y econom¨ªas ilegales a nivel internacional.
La mafia de Antioquia, cuyo centro es Medell¨ªn, es moderna, similar a la italonorteamericana de la d¨¦cada de 1920, "con pistolas y abogados, muy relacionada con la clase pol¨ªtica y empresarial"; su origen plebeyo ha determinado su irrupci¨®n violenta.
La mafia del valle, con sede principal en Cali, de tipo europeo, mediterr¨¢neo, recuerda a la del opio de Marsella. Tiene su origen en las clases medias y est¨¢ entroncada en la sociedad y con las ¨¦lites. "Es sutil en el sentido de que no hace aspavientos, y hasta, produce la muerte sin tanta rueda", dice Betancourt.
La mafia del mexicano, en referencia a Gonzalo Rodr¨ªguez Gacha, con influencia en la regi¨®n centro-oeste, configura la tercera de las tendencias, caracterizada como arcaica por Betancourt: "Cualquiera que haya visitado la zona esmerald¨ªfera de Boyac¨¢ puede deducir f¨¢cilmente que es lo m¨¢s parecido a Sicilia".
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