Una mujer sufre un ataque nervioso al ser desalojada de la casa donde ha vivido 26 a?os
Mercedes Hern¨¢ndez, asistenta, abandon¨® su casa con un ataque de nervios y en ambulancia. Esta mujer, su marido (alba?il en paro) y uno de sus hijos (de 21 a?os, tambi¨¦n parado) fueron desalojados ayer de su modesta casa, una nave que ellos reconvirtieron en vivienda y donde resid¨ªan desde hace 26 a?os, en la calle de Brihuega, 9 (Carabanchel). Despu¨¦s de pleitos y juiciospor unas obras con el nuevo due?o del edificio, la Audiencia dio la raz¨®n al casero: determin¨® que la nave no est¨¢ registrada como domicilio -aunque lleve tantos a?os habitada- y se orden¨® el desalojo.
Medio centenar de vecinos, convocados por varias asociaciones del barrio, se concentraron all¨ª muy de ma?ana para protestar por la expulsi¨®n de esta familia. Todos intercedieron ante el due?o, que compr¨® el inmueble hace siete a?os, para pedir un nuevo aplazamiento en la ejecuci¨®n de la sentencia. Pero fue en vano. Despu¨¦s de tres horas de gritos, conversaciones, tiras y aflojas, el cerrajero ech¨® el candado definitivo a la finca.El desalojo ya fue aplazado a principios de junio. Tambi¨¦n entonces numerosos vecinos de este barrio, pr¨®ximo al Tercio del Terol, se concentraron para impedir su ejecuci¨®n. En esa ocasi¨®n Juan Torres, el casero, de 79 a?os, accedi¨® a conceder una moratoria para que los afectados pudieran hallar una soluci¨®n, que -dado su bajo nivel adquisitivo y los precios de los alquileres- s¨®lo pod¨ªa consistir en el realojamiento en vivienda p¨²blica.
Ayer los afectados le volvieron a pedir un mes m¨¢s para conseguir la ayuda institucional que a¨²n no han logrado. Tambi¨¦n los polic¨ªas y los miembros de la comisi¨®n judicial habr¨ªan respirado de producirse la tregua, ante el negro panorama de tener que sacar de casa en volandas a una familia necesitada. Incluso el hermano del propietario medi¨® ante ¨¦l.
Pero todas las peticiones fueron in¨²tiles, el due?o fue tajante y el desalojo se ejecut¨®, s¨®lo que tres horas despu¨¦s de lo previsto, con Mercedes Hern¨¢ndez gritando fuera de s¨ª v¨ªctima de un ataque nervioso y en medio de las imprecaciones y los abucheos de medio centenar de vecinos. La mujer fue trasladada en ambulancia al hospital Doce de Octubre, donde fue dada de alta por la tarde.
"Ya di un aplazamiento y no se arregl¨® nada", afirmaba el casero. "Yo nunca habr¨ªa pedido que les echasen, pero ellos me denunciaron para que hiciera unas obras en el tejado por unos desperfectos que eran culpa suya y, al final, el juez me ha dado la raz¨®n".
La versi¨®n de los inquilinos desalojados y de los otros dos que a¨²n contin¨²an en sus pisos es bien distinta. "Desde que este hombre compr¨® la finca hace siete a?os ha hecho todo lo posible por echamos, con denuncias por obras ilegales cuando pon¨ªamos el cable de una antena o por impago cuando era ¨¦l quien no bajaba a cobrarnos", aseguran.
"Cuando compr¨¦ el inmueble ya sab¨ªa que hab¨ªa varios inquilinos de renta antigua -menos de 5.000 pesetas mensuales-, lo que quiere es echarnos y venderlo todo", a?aden. "Nosotros tambi¨¦n quisimos comprarle la finca a la anterior casera, pero prefiri¨® vend¨¦rsela a ¨¦l", concluyen.
El casero vive en el piso de arriba de los arrendatarios. Se trata de una casa de dos plantas, de aspecto humilde. La vivienda desalojada, de unos cuarenta metros cuadrados, est¨¢ levantada en el patio y consta en el registro como nave industrial.
El hecho de que no estuviera inscrita como lugar habitable ha sido determinante para el desalojo, a pesar de que viv¨ªan en ella hace casi tres d¨¦cadas y de que all¨ª nacieron sus tres hijos. Una de las hijas reside en Toledo y la otra en Fuenlabrada. "Ellas no tienen sitio para nosotros", asegura Pedro Romano, el padre, de 59 a?os. Ayer no sab¨ªan d¨®nde vivir¨¢n.
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