Hacer frente a la explosi¨®n demogr¨¢fica
Durante la ¨²ltima reuni¨®n internacional preparatoria de la Conferencia Mundial sobre Poblaci¨®n y Desarrollo, cuya celebraci¨®n est¨¢ prevista para la primera quincena del pr¨®ximo septiembre en la ciudad de El Cairo, el Vaticano y una docena de pa¨ªses m¨¢s -entre los 180 all¨ª representados- se opusieron vigorosamente a la inclusi¨®n de cualquier referencia al aborto en el texto que hab¨ªa de servir de base para acordar un nuevo programa mundial de acci¨®n sobre la poblaci¨®n.La pol¨¦mica que ha suscitado este tema del aborto, y en menor medida la inclusi¨®n tambi¨¦n de medidas de anticoncepci¨®n en las pol¨ªticas de poblaci¨®n destinadas a hacer frente a la llamada "explosi¨®n demogr¨¢fica", entra?a el peligro de focalizar la atenci¨®n sobre uno solo de los muchos aspectos y problemas a los que esta conferencia internacional deber¨¢ hacer frente, pero tiene al menos la virtud, sin embargo, de captar esa misma atenci¨®n p¨²blica sobre la actualidad y el desarrollo de esta conferencia mundial. En este sentido, una correcta visi¨®n de lo que est¨¢ verdaderamente en juego requiere un m¨ªnimo de perspectiva hist¨®rica del problema.
La pr¨®xima cita de El Cairo es la tercera de una serie de conferencias intergubernamentales sobre el tema de la poblaci¨®n; las dos primeras han tenido lugar en Bucarest, en 1974, y en M¨¦xico, en 1984. A resultas de la primera se aprob¨® un Plan de Acci¨®n Mundial sobre Poblaci¨®n (PAMP), que tuvo el m¨¦rito de ser el primer acuerdo internacional que reconoc¨ªa que el llamado problema de la poblaci¨®n deb¨ªa ser enfocado en el marco de las pol¨ªticas de desarrollo econ¨®mico y social. Sin embargo, en gran medida como consecuencia del enconado enfrentamiento Norte-Sur que prevalec¨ªa entonces en la escena internacional, este plan de acci¨®n mundial no pas¨® de ser un marco de referencia amplio en el que no se indicaba claramente c¨®mo los diferentes factores de poblaci¨®n -fertilidad, mortalidad y distribuci¨®n, principalmente- deb¨ªan ser tratados e integrados en las p9fiticas de desarrollo.El ambiente internacional era ya m¨¢s tranquilo durante la Segunda Conferencia Mundial sobre Poblaci¨®n, y en ella se acord¨® mantener, y en ocasiones reforzar, las l¨ªneas pol¨ªticas acordadas en Bucarest. Pero interesa destacar, sobre todo, que durante esta conferencia se reconoci¨®, por vez primera, que cualquier pol¨ªtica de desarrollo econ¨®mico y social y de protecci¨®n del medio ambiente estar¨ªa abocada al fracaso si no se reconoc¨ªa y aliviaba el peso y la gravedad del problema demogr¨¢fico. Por a?adidura, se acept¨® de manera expl¨ªcita que frenar el crecimiento demogr¨¢fico del planeta es una responsabilidad compartida por toda la comunidad internacional, sobre todo con vistas a las generaciones futuras, y as¨ª fue como muchos pa¨ªses en desarrollo, hasta entonces muy reacios a deliberar sobre el tama?o de sus poblaciones, admitieron el principio de la cooperaci¨®n internacional siempre y cuando ¨¦sta se ofreciera "en un esp¨ªritu de solidaridad universal". Por ¨²ltimo, se reconoci¨® que el derecho a la planificaci¨®n familiar es un derecho humano b¨¢sico, y que el aborto en ning¨²n caso deb¨ªa ser promocionado como instrumento de control de la natalidad.
En tercer lugar, conviene mencionar otros dos hitos hist¨®ricos. El primero de ellos fue la celebraci¨®n en 1992, en R¨ªo de Janeiro, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (UNCED), que, como es sabido, supuso la mayor concentraci¨®n jam¨¢s habida de jefes de Estado y de Gobierno. En esta conferencia se abord¨® el problema del deterioro del medio ambiente y del posible agotamiento de los recursos naturales si persist¨ªan, por una parte, los modos de consumo y de producci¨®n actuales en los pa¨ªses desarrollados, y la pobreza en los pa¨ªses en desarrollo, por otra. Pero, habida cuenta de que esta ¨²ltima est¨¢ estrechamente relacionada con las fuertes presiones demogr¨¢ficas que padecen esos mismos pa¨ªses -aunque no s¨®lo con ellas, ciertamente-, la llamada Declaraci¨®n de R¨ªo, en su principio octavo, se?alaba que "para alcanzar el desarrollo sostenible (es decir, un desarrollo no despilfarrador y respetuoso con los recursos naturales disponibles y no renovables) y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados deber¨ªan reducir y eliminar los sistemas de producci¨®n y consumo insostenibles y fomentar pol¨ªticas demogr¨¢ficas apropiadas".
El segundo hito hist¨®rico es la celebraci¨®n en junio del a?o pasado de la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos: viene al caso porque si el derecho a la procreaci¨®n es un derecho humano obvio, el derecho a escoger libre y responsablemente el n¨²mero de hijos y su espaciamiento tambi¨¦n lo es. Ahora bien, hacer efectivo este ¨²ltimo derecho supone poder ofrecer a todo el mundo servicios de planificaci¨®n familiar de calidad.
Entrando ya de lleno en el llamado "problema demogr¨¢fico", la situaci¨®n actual es la siguiente: la poblaci¨®n mundial est¨¢ creciendo a un ritmo vertiginoso y jam¨¢s alcanzado en el pasado: casi cien millones de personas m¨¢s cada a?o. Seg¨²n las estimaciones demogr¨¢ficas de tipo medio -las hay, por tanto, m¨¢s catastrofistas-, la poblaci¨®n del planeta pasar¨¢ de los 5.600 millones de personas en la actualidad a 8.500 en el a?o 2025, y no se estabilizar¨¢ hasta alcanzar la cifra de 11.600 millones en el a?o 2150. Adem¨¢s, siempre seg¨²n esos mismos estudios, m¨¢s del 90% del crecimiento demogr¨¢fico esperado tendr¨¢ lugar en los pa¨ªses en desarrollo, muchos de los cuales, como es notorio, no siempre est¨¢n en condiciones de alimentar a su propia poblaci¨®n.
En consecuencia -y con independencia del tratamiento que merecen otras causas de la pobreza y el deterioro de los recursos naturales-, de no abordarse tambi¨¦n de manera espec¨ªfica la actual explosi¨®n demogr¨¢fica, lo que probablemente tenemos delante es un horizonte de hambrunas, desplazamientos masivos de poblaci¨®n (el tema de las migraciones nacionales e internacionales es otro de los aspectos importantes de esta conferencia mundial), crisis ecol¨®gica y, a la postre, una desestabilizaci¨®n social y pol¨ªtica generalizadas.
En consecuencia, saber hacer frente a este problema significa que, puesto que los riesgos son globales y las responsabilidades internacionales deben estar compartidas, los pa¨ªses en desarrollo deben asumir tambi¨¦n su parte de responsabilidad y compromiso en esta tarea. Para ello es necesario que estos mismos pa¨ªses inicien y/o consoliden aut¨¦nticas pol¨ªticas de poblaci¨®n integradas en sus respectivas estrategias de desarrollo; respaldadas, eso s¨ª, por la cooperaci¨®n internacional a trav¨¦s de un aut¨¦ntico y respetuoso di¨¢logo pol¨ªtico que genere compromisos mutuos. Estas pol¨ªticas de poblaci¨®n, as¨ª como la asistencia que en este ¨¢mbito pueda prestar la comunidad internacional, deben ser multidisciplinarias; es decir, deben abarcar el conjunto de variables que directa o indirectamente inciden sobre la tasa total de natalidad de la poblaci¨®n, como la informaci¨®n y educaci¨®n sexual, la planificaci¨®n familiar, la promoci¨®n del estado de la mujer, la alfabetizaci¨®n, el mejoramiento de las condiciones sanitarias del pa¨ªs, sobre todo del sector de la atenci¨®n primaria de salud, etc¨¦tera.Al mismo tiempo, estas estrategias deben ser equitativas y respetuosas con las condiciones socioculturales de cada colectivo, y no atentar contra los derechos humanos fundamentales, y, por tanto, no ser ni coercitivas ni discriminatorias. Pero hacer efectivos esos derechos implica tambi¨¦n que los Gobiernos deben asumir la tarea de ofrecer servicios de informaci¨®n y planificaci¨®n familiar apropiados. Porque, con las predicciones demogr¨¢ficas vigentes, ?es acaso juicioso cruzarse de brazos y dejar que la demograf¨ªa siga su curso esperado, sin ser abordada de manera espec¨ªfica, cuando, por ejemplo, seg¨²n estudios reconocidos internacionalmente, 300 millones de hombres y mujeres desear¨ªan tener acceso a esos servicios de planificaci¨®n familiar si ello les fuera posible?
Esta somera descripci¨®n del problema demogr¨¢fico, de sus antecedentes hist¨®ricos y de los principales elementos que deber¨ªan incluir las pol¨ªticas destinadas a hacerle frente, deber¨ªa permitirnos una m¨¢s serena y realista comprensi¨®n de los objetivos y retos que se dan cita el pr¨®ximo septiembre en El Cairo.
Debe quedar claro, de entrada, que la poblaci¨®n no es nunca en s¨ª misma un problema, sino siempre un recurso inapreciable y, en ¨²ltima instancia, la justificaci¨®n de toda pol¨ªtica y que hacer humanos. Pero cuando la poblaci¨®n crece m¨¢s deprisa de lo que lo hace la capacidad de sost¨¦n natural de la Tierra y de absorci¨®n de sus econom¨ªas, ese acelerado crecimiento pasa a ser tambi¨¦n una carga generadora de peligrosos estrangulamientos y desequilibrios. El reto global de la conferencia mundial de El Cairo es, por tanto, el de alcanzar el consenso internacional que haga posible encontrar el deseado equilibrio entre crecimiento econ¨®mico y capacidad ecol¨®gica, por una parte, y el tama?o de la poblaci¨®n y su calidad de vida, por otra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.