Italia vive del pie de Baggio
Los italianos llegan a la final con cinco minutos vibrantes de juego e inspiraci¨®n
El pie derecho de Robertino est¨¢ caliente. Es el alma misteriosa del f¨²tbol. Baggio paseaba por el Mundial cubierto por una s¨¢bana, con el cr¨¦dito en n¨²meros rojos, y de repente despert¨®. Primero administr¨® su excelencia con la avaricia de un contable. Aparec¨ªa para decidir en el ¨²ltimo minuto, cuando los cronistas italianos ya ten¨ªan preparada la esquela del bambino. Sin duda, su punter¨ªa le produjo un efecto efervescente, el t¨ªpico viaje del letargo a la euforia. Y ahora Roberto Baggio est¨¢ crecido, en la onda que se supone a los futbolistas especiales. Tiene el pie caliente y la ambici¨®n en cada jugada. Con los b¨²lgaros no tuvo piedad. Dej¨® el partido medio resuelto en la primera parte, con dos goles llenos de sutileza y precisi¨®n, los dos por el segundo palo, como dice el mandamiento. Luego volvi¨® a la nevera. Italia, que celebra como ning¨²n pa¨ªs las proezas de sus h¨¦roes, se siente feliz. Robertino ha conducido a su equipo a la final.Cinco minutos vibrantes de los italianos descosieron el partido, que empez¨® de mala manera. En un lado hab¨ªa orden, presi¨®n, achiques y mucha pizarra. En el otro, estaba la banda de Stoichkov, un equipo admirable en muchos aspectos que pag¨® un doble peaje en el primer tiempo. Se sinti¨® intimidado por la trascendencia del encuentro y por la sofisticada defensa de los italianos. El choque de estilos no produjo nada relevante hasta el minuto 20. Los dos equipos hu¨ªan de la pelota como de la peste, sin encontrar dos pases seguidos. En la calamidad sacaba m¨¢s rendimiento Italia, que al menos aprovechaba el orden de sus l¨ªneas y el imponente trabajo defensivo de Albertino y Dino Baggio para dirigir el partido.
El encuentro no promet¨ªa nada bueno. La superioridad t¨¢ctica de los italianos dejaba poca huella y algunas preguntas. Cab¨ªa interrogarse por la presencia de Berti, un futbolista desastroso, o Casiraghi, un muchachote ingl¨¦s con la epidermis italiana. Los b¨²lgaros tambi¨¦n ten¨ªan mucha escoria, sobre todo en el centro de la defensa. Baggio lo explic¨® mejor que nadie. Agarr¨® a Hubtchev e Ivanov en los dos goles y les pint¨® la cara. En el primero, enganch¨® la pelota al borde del ¨¢rea, amag¨® y se fue de Ivanov y luego sac¨® un tiro venenoso que entr¨® junt¨® al palo izquierdo. Fue la primera jugada luminosa en medio del pedregal del juego.
El segundo gol fue una regalo de Houbtchev, que habilit¨® a Baggio tras un pase de cuchara de Albertini. Baggio no fall¨®. El tanto puso fin a cinco minutos excepcionales de Italia, los mejores que ha dejado en la Copa del Mundo. Esos cinco minutos dieron la victoria a Italia. Luego volvi¨® la normalidad.
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