La tonta del bote

La tonta del bote sacaron. Sacaron la tonta del bote para coronar la que quiere ser y pomposamente, llaman Feria del Toro, y a nadie import¨®. Si acaso a alguien e entr¨® la risa, mientras los 74 aficionados puros que hab¨ªa en a plaza ya se iban a quemar a lo bonzo por eso, pero sometieron a moci¨®n a cap¨ªtulo, deliberaron un miinuto, cambiaron el prop¨®sito, hicieron as¨ª, se amorraron a as botellas de clarete, y de poco dejan en pertinaz sequ¨ªa Pamlona."Yo veo doble", "Yo triple", 'Eso que trota por ah¨ª, ?no lo acaban de matar?" se preguntaban los 74 aficionados puros en medio, de la p¨ªtima soberana, sin percatarse de que las tontas del bote eran cl¨®nicas y sal¨ªan del chiquerito perfumado tan igualitas como la madre que las pari¨®, llamada la vaca Sinforosa. Sal¨ªan, las pobres, chiquitinas, guapitas de cara, tocadas de cuerne¨ªn coquet¨®n, flojuchas, dengosas y conmovidas por lo contentos que se pon¨ªan los toreros al verlas all¨ª en medio, inocentes y moviendo picaruelas el redondito bullarengue.

Se pon¨ªan content¨ªsimos los toreros y ya que estaban all¨ª vestidos de durse, comparec¨ªan para explayar sus saberes y hacer sus gracias. De manera que fue Jos¨¦ Mari Manzanares y dibuj¨® el apunte de su acendrada finura; Espartaco exhibi¨® el certificado e su profesionalidad emitido por el INEM; Jesul¨ªn, el hambre pit¨®n y de triunfo, y si llegan a dejarle, se come la tonta del bote con patatas. Eso fue en la sexta tonta del bote, y arm¨® la revoluci¨®n.

Lidia no hubo ninguna. La ¨²lima corrida de la que quiere ir y pomposamente llaman Feria del Toro, devenida en seis toras cursis m¨¢s coquetas que las gallinas, no ten¨ªa nada que lidiar.Las administraban un puyacito, acaso dos, por cumplir; las end¨ªan de cualquier forma as banderillas; los diestros se pon¨ªan luego a pegarlas pases hasta dejarlas molidas.

Y el p¨²blico, entretanto, que 1 R,iau Riaun, que si Paquito el colatero, que si-el Vals de Asin, que si ?Indur¨¢in, Indur¨¢in, ur¨¢in!, que'si ?O¨¦, o¨¦, o¨¦! os redondos primorosos de nzanares dentro de sus incoas faenas, los derechazos y urales distantes de Espartaco abusiva utilizaci¨®n del pico

a muleta, los parones de Jesuprovocaban aplausos, aunque dentro de un orden y bien ledel entusiasmo y el apoteosis.

El apoteosis y el entusiasmo llegar¨ªan al final, en ocasi¨®n de que Jesul¨ªn de Ubrique se puso a ligar derechazos con mayor suavidad, gusto y donosura que sus veteranos compa?eros, instrument¨® molinetes, mezcl¨® la espaldina con la tortilla, ci?¨® al muslo el canuto que ten¨ªa la tonta del bote por pit¨®n y luego, puesto de rodillas, lo cogi¨® firme y le peg¨® un bocado con tal fruici¨®n, que debi¨® saberle a jam¨®n de Jabugo.

El gol de Zarra, la llegada del hombre a la Luna, la batalla de las Termopilas, la ca¨ªda del Imperio Romano fueron partiditas de parch¨ªs al lado de la que all¨ª se arm¨®. Convertidos los grader¨ªos en un fragoroso volc¨¢n, la plaza entera aclamaba a Jesul¨ªn de Ubrique "?Torero, torero, torero,!", y tambi¨¦n "ilque, ?que, ?que!", que debe ser la suprema

manifestaci¨®n de la gloria (algo as¨ª como Laus deo y Aleluya, en versi¨®n t¨¢urica).

Y cuando Jesul¨ªn, torero-?que, cobr¨® la estocada, aquello fue la locura. Dos orejas y rabo le concedieron y el p¨²blico a¨²n quer¨ªa m¨¢s, en la vuelta al ruedo le cubrieron de pa?uelicos sanfermineros, le dieron vino, ajoarriero y magras con tomate, un racimo de muchachas se le tir¨® encima y le acompa?aron abrazadas, alguna de ellas en plan besuc¨®n, un beb¨¦ le tiraron tambi¨¦n, lo cogi¨® amorosamente en brazos, lo bendijo y se hicieron una foto... Los 74 aficionados puros se unieron al apoteosis cantando La vaca lechera -bien que haciendo eses- y a la hora del Pobre de mi se les pod¨ªa ver agarrados a las farolas diciendo aquello de "El toro de cinco y el torero de veinticinco,% muertos de risa. Buena r¨²brica fue esa para la que llaman la Feria del Toro, m¨¢s conocida por la Feria de la Tonta del Bote.