Brasil-Italia, final para el tetracampeonato

El primer tetracampe¨®n del mundo nacer¨¢ en los Estados Unidos el pr¨®ximo domingo. El Mundial se despedir¨¢ con un duelo entre dos tricampeones: Brasil-ltalia. El nombre de los finalistas evoca recuerdos gratificantes. Ellos fueron los equipos que se jugaron el t¨ªtulo en 1970. Las im¨¢genes de aquella final son imborrables especialmente para Brasil. Nunca disput¨® el t¨ªtulo desde entonces hasta el mi¨¦rcoles. Vuelve ahora, 24 a?os despu¨¦s, al mejor de los escenarios con un grupo menos art¨ªstico y m¨¢s fajador, sin un medio centro que maneje el juego, pero con alguien que decide por si solo: Romario.Italia es otro caso. Han pasado 12 a?os desde su ¨²ltimo t¨ªtulo y su recorrido recuerda el de Espa?a 82, cuando un mal comienzo dio pie a una irresistible ascensi¨®n. La Italia del 82 conserva un recuerdo menos imborrable que el Brasil del 70: Antognoni, Conti y Rossi no pueden compararse con el quinteto ofensivo que dibuj¨® un gran f¨²tbol en M¨¦xico: Jairzinho, Gerson, Tostao, Pel¨¦ y Rivelino. Italia y Brasil no est¨¢n tan separadas en el terreno de juego como lo estuvieron en 1970. Brasil no es s¨®lo magia, al igual que Italia no es s¨®lo defensa. Brasil se ha europeizado e Italia, dirigida por Sacchi, ha modificado su estilo: no cede la iniciativa, la busca. Ambas cuentan con el pressing como un arma defensiva y ambas tienen un personaje. Romario es a Brasil lo que Baggio a Italia. O rei Romario contra San Baggio, el gui¨®n dispone de dos grandes actores: vacante el trono tras la accidentada muerte futbol¨ªstica de Maradona, dos jugadores con gran olfato y una indudable carga mort¨ªfera en sus piernas (cinco goles contemplan a cada uno, decisivos todos ellos) se disputan abrir un nuevo reinado.

Ser¨¢ la en¨¦sima edici¨®n del eterno duelo Europa-Am¨¦rica. Ser¨¢ una final que romper¨¢ dos situaciones de equilibrio: terminar¨¢ temporalmente la igualdad entre Europa y Am¨¦rica (siete cada uno) y nacer¨¢ un nuevo tetracampe¨®n.