En la Almudena, s¨®lo con pantalones largos

Fui a Madrid con un grupo de j¨®venes creyentes y con compromiso social hacia los marginados. Nos hizo ilusi¨®n visitar la catedral de la Almudena, como iglesia madre de la Archidi¨®cesis de Madrid, para asistir a la. celebraci¨®n de la eucarist¨ªa.Vimos un gran edificio, pero con todas sus puertas cerradas ' menos una peque?a, medio abierta, controlada por un se?or puesto por el Arzobispado, que no nos permiti¨® entrar porque ?llev¨¢bamos pantalones cortos!

Estuve media hora contemplando este triste espect¨¢culo, de gente que iba llegando y se les cerraba la puerta. Algunos se echaban a re¨ªr ante una situaci¨®n tan rid¨ªcula, otros por solidaridad, no entraban a pesar de vestir pantalones largos. Daba la impresi¨®n de que el esp¨ªritu del papa Juan XXIII ha muerto: "Ya no se abren las ventanas para que entre aire fresco en la Iglesia"; ahora se cierran hasta las puertas.

Record¨¦ los tiempos de mi juventud, cuando mi madre, para ir a misa, deb¨ªa ponerse manguitos para que no se vieran los codos, y as¨ª comulgar. Y record¨¦ tambi¨¦n a sacerdotes que negaban la comuni¨®n a las mujeres que iban sin medias o con pantalones. Ahora nos re¨ªmos de aquello, pero la mentalidad sigue.

Nos reunimos en las gradas de la catedral, recordando las palabras de Cristo en la cruz: "Padre, perd¨®nales porque no saben lo que hacen".-