Muere Paul Delvaux, el ¨²ltimo gran surrealista
El pintor belga cre¨® un universo on¨ªrico y extra?amente seductor
Paul Delvaux atraves¨® todo el siglo XX y lo marc¨® de forma indeleble con sus sue?os hechos pintura. Un desfile interminable y obsesivo de desnudos femeninos, virginales e imp¨²dicos, fr¨ªos y turbadoramente er¨®ticos, que deambulan como son¨¢mbulos por abandonadas estaciones de tren, son la herencia de este hombre solitario y reservado que muri¨® ayer en su casa, en la local¨ªdad belga de Furnes, a los 96 a?os. Paul Delvaux fue, junto con su compatriota Ren¨¦ Magritte, y al lado de Salvador Dal¨ª, uno de los grandes maestros del surrealismo. Hab¨ªa dejado de pintar desde 1986, a causa de la p¨¦rdida progresiva de la vista, y viv¨ªa alejado del mundo desde hace 15 a?os en la costa belga, cerca de la frontera con Francia. El funeral se celebrar¨¢ el pr¨®ximo martes.
Lo que Paul Delvaux quiso ser toda su vida fue jefe de estaci¨®n de trenes. Y lo fue. Lo fue a trav¨¦s de sus sue?os y en sus cuadros. Porque la estaci¨®n ideal que cre¨® este fabricante de im¨¢genes est¨¢ en todas partes, sobre todo en la atm¨®sfera impersonal, en el lugar de paso, en el encuentro casual, en la puerta de llegada o de partida hacia una ciudad desconocida que reconocemos en todas ellas. Convertirse en pintor fue para ¨¦l parte de esa casualidad, la de un encuentro fortuito.A los 21 a?os trabajaba en una firma mar¨ªtima belga de navegaci¨®n fluvial en el puerto de Bruselas. Durante ese verano se dedic¨® a pintar paisajes a la acuarela en el balneario que visitaba. Un hombre con perilla se acerc¨® a ver sus cuadros y pidi¨® ir a hablar con sus padres. Era el pintor Courtens, suficientemente conocido en ese tiempo como para convencer al abogado de que env¨ªe a su hijo a la academia de Bellas Artes en lugar de orientarlo hacia una profesi¨®n "respetable".
Paul Delvaux empez¨® admirando el clasicismo de Puvis de Chavannes, y pintaba casi exclusivamente paisajes. En los a?os treinta se hizo m¨¢s expresionista, y diez a?os despu¨¦s fue considerado uno de los suyos por los surrealistas, aunque nunca tuvo relaciones estrechas con Breton ni con el cerrado grupo de artistas.
En 19371 su obra L'appel de la nuit es reproducida por Andr¨¦ Breton y Paul Eluard, en el Diccionario abreviado del surrealismo. La ¨²ltima gran exposici¨®n retrospectiva del nonagenario artista fue en Par¨ªs, en 1992.
Las obsesiones on¨ªricas de Delvaux lo enmarcan definitivamente en una clasificaci¨®n de la que ¨¦l siempre quiso huir. No se consideraba un surrealista, pero su proceso de creaci¨®n lo condenaba. "Se trata de reunir objetos en lugares donde no ten¨ªan ninguna raz¨®n de estar", explic¨® Delvaux en una ocasi¨®n.Silencio e indiferencia
Su lac¨®nico car¨¢cter y una vida silenciosa, retirada y sin grandes acontecimientos marcaron la existencia de este hombre que no se prodigaba en entrevistas. "Los cuadros hablan por s¨ª solos. No hay palabras para explicar la pintura. Si las hubiera, ser¨ªan del todo in¨²tiles", era el tipo de respuesta que sol¨ªa dar.
Pero alguna vez intent¨® explicar su proceso de creaci¨®n. "?El punto de partida? Casi siempre algo real, una cosa que existe y que puede ser un paisaje, un transe¨²nte cruzando la calle, un acontecimiento cualquiera. A partir de ello, uno construye su propia poes¨ªa".
Una poes¨ªa que algunos han considerado de una fr¨ªa melancol¨ªa. "Mis personajes no tienen un significado vivo como en otros artistas. No son nunca retratos. Las mujeres desnudas no son figurantes. De ah¨ª su silencio, su indiferencia", explic¨® el propio Delvaux.
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