El peque?o dispensario de las monjas espa?olas
Dos espa?olas tratan en Goma (Zaire) de lidiar con el caos mientras el mundo se toma su tiempo en decidir si vale la pena implicarse a fondo para salvar unas decenas de miles de vidas africanas. "En Ruanda no hay petr¨®leo", dice con rabia aunque sin abandonar su sonrisa Sabina Iragui, una hija de la Caridad, en el dispensario de Ngangi, a las Jueras de Goma: un galp¨®n de cemento donde la muerte se dobla cada d¨ªa. "El mi¨¦rcoles murieron 6; el jueves, 30; el viernes, 100". Ayer, a las puertas del recinto, yac¨ªan 30 cad¨¢veres al sol, a la espera de los camiones de los muertos de la Operaci¨®n Turquesa. Los franceses, que en un principio se desplegaron a los dos lados de la frontera, se dedican ahora a recoger hu¨¦rfanos y a enterrar cad¨¢veres.Un muchacho sufre convulsiones, vomita y se tiende a morir. La hermana Encarna Fern¨¢ndez trata de reanimarlo. Es otro caso de c¨®lera. Lo peor es que el agua se ha terminado. El cuarto contiguo tiene el aspecto de un mortuorio: sobre el cemento yacen 30 hombres, mujeres y ni?os en un silencio que parece una oraci¨®n. Las hermanas est¨¢n desbordadas. Trabajan de sol a sol. En tres d¨ªas han atendido a m¨¢s de mil personas. Pero nunca es bastante. "Hace falta agua, comida y cacerolas con las que hervir el agua para detener la epidemia de c¨®lera". Dicen que si pudieran volver al Pa¨ªs de las Mil Colinas -como se conoce a Ruanda- donde han pasado buena parte de su vida, volver¨ªan. "Pero el porvenir de Ruanda es muy negro", dice la combativa hermana Sabina, que acusa al Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (FPR) de todo este desastre y al mundo de haber olvidado a Ruanda cuando necesitaba ayuda. "Ahora es demasiado tarde", a?ade la religiosa.
Ma?ana se espera la llegada a Goma de cuatro espa?oles miembros de M¨¦dicos sin Fronteras (MSF), dos enfermeras y dos expertos en infraestructuras. Son ya 14 los espa?oles de MSF desplazados a Zaire, una exigua ayuda para las hijas de la Caridad.
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