Nueva cita de paz
EL REY Hussein de Jordania y el primer ministro de Israel, Isaac Rabin, sostuvieron ayer en Washington un encuentro que merece el calificativo de hist¨®rico por cuanto puso fin a un estado de guerra que dura ya 46 a?os. Igual que hace diez meses, cuando se produjo el apret¨®n de manos entre Rabin y Arafat, tambi¨¦n en esta ocasi¨®n el anfitri¨®n ha sido Clinton, lo que pone de relieve el papel fundamental que est¨¢ desarrollando Estados Unidos en la promoci¨®n del proceso de paz en Oriente Medio.El inter¨¦s de las partes en esta negociaci¨®n entre Israel y Jordania es evidente: para Rabin, inmerso en el proceso de paz con la autoridad palestina de los territorios ocupados -que sufre una oposici¨®n interna muy combativa-, es importante aparecer al lado del rey Hussein, quien siempre ha gozado de un gran prestigio en amplias capas de la sociedad israel¨ª. Para Jordania, que tiene sobre todo grandes intereses econ¨®micos en hacer la paz con Israel, este paso es promesa de que pueden resolverse algunos de sus problemas m¨¢s acuciantes.
En cuanto al presidente norteamericano, Bill ,Clinton, acosado por cr¨ªticas muy fuertes a su pol¨ªtica exterior vacilante e insegura, sobre todo en Bosnia, Hait¨ª y Ruanda, puede exhibir, en este caso, un ¨¦xito diplom¨¢tico en uno de los frentes m¨¢s importantes y dif¨ªciles de la escena mundial. Ello explica que EE UU haya ejercido una fuerte presi¨®n sobre Hussein para que modificara la t¨¢ctica que ha aplicado hasta ahora de aceptar transacciones parciales con Israel, en espera de que un d¨ªa pueda firmarse un acuerdo de conjunto q ue englobe tambi¨¦n a,Siria.
Los progresos conseguidos en la negociaci¨®n israelo-palestina y los tanteos, pese a todo positivos, con Damasco subrayan que esa estrategia de negociaci¨®n conjunta ha quedado ampliamente desbordada. Esto es lo que ha hecho posible una respuesta positiva de Hussein a la presi¨®n de EE UU, respaldada ¨¦sta por la promesa de anular los 950 millones de d¨®lares de deuda jordana con Washington.
Jordania ya ha presentado sus dos reivindicaciones prioritarias: que Israel le devuelva 380 kil¨®metros cuadrados para que la frontera vuelva a ser otra vez la que se traz¨® en tiempos del mandato brit¨¢nico, que expir¨® en 1948, y mejor acceso a las aguas de los r¨ªos Yarmuk y Jord¨¢n. En ambos casos se espera una actitud positiva por parte de Israel.
El problema verdaderamente importante es, sin embargo, el tipo de documento que deba consagrar este notable acercamiento entre los dos pa¨ªses. El hecho de que no sea un tratado de paz, como sin duda hubiese deseado Israel para crear un precedente susceptible de servir de ejemplo para otros casos, no debe dramatizarse. Es natural que en el estado a¨²n inicial de la negociaci¨®n entre Israel y Siria los otros pa¨ªses ¨¢rabes quieran esperar a un cierto grado de coordinaci¨®n inter¨¢rabe para esa fase concluyente e hist¨®rica del tratado.
Del encuentro Hussein-Rabin cabe esperar una aceleraci¨®n del conjunto de las negociaciones sobre la paz en Oriente Medio. En El Cairo se habla ya de la firma de una paz general en debida forma en un plazo de meses. El gran obst¨¢culo para que ese optimismo se haga realidad sigue siendo, sin duda, la devoluci¨®n a Siria de los altos del Gol¨¢n, conquistados por Israel en 1967 y anexionados como territorio propio en 1981. Y, pese a las infinitas dificultades, tambi¨¦n en este campo hay movimiento. Oriente Medio sigue avanzando por lo que es una aut¨¦ntica revoluci¨®n por la paz.
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