El festival de Salzburgo busca nuevos p¨²blicos
Su director, Gerard Mortier, ahonda la l¨ªnea renovadora incorporando a los j¨®venes
Poco a poco, los prop¨®sitos de Gerard Mortier para ir transformando el festival de Salzburgo se van cumpliendo. El est¨ªmulo de la cuenta de resultados -o, si se prefiere, del ¨ªndice de ocupaci¨®n- de la edici¨®n anterior le ha dado alas suplementarias. Primero fue la extensi¨®n del repertorio. En 1992 se representaron obras no habituales, como Desde la casa de los muertos, de Janacek, y San Francisco de As¨ªs, de Messiaen; en 1993 se reivindic¨® la figura de Monteverdi con Orfeo y La coronaci¨®n de Popea, y en 1994 se hace lo propio con Stravinski. Adem¨¢s, Mortier busca la renovaci¨®n desde la ra¨ªz, el espectador, y busca ofertas y p¨²blicos j¨®venes.
De ?gor Stravinski se han programado este a?o La carrera del libertino, Edipo, rey, La historia del soldado, El ruise?or, La sinfon¨ªa de los salmos; Monogr¨¢ficos de c¨¢mara y obras suyas en los conciertos sinf¨®nicos de las estrellas de la direcci¨®n (Solti, Muti, Abbado, Poulez, Dohn¨¢yi, Ozawa).A la par que la ampliaci¨®n del repertorio fue el planteamiento de la ¨®pera como espect¨¢culo total, para lo que Mortier se rode¨® de un s¨®lido grupo de directores de escena, integrando adem¨¢s a destacados artistas pl¨¢sticos y especialmente pintores, como el norteamericano R. Longo, el alem¨¢n J. Immendorf o el espa?ol E. Arroyo.
Independientemente del apoyo adicional dado al teatro de texto, la presencia de Luca Ronconi, Bondy, Sellars, los Herrmann, Peter Stein, Patrice Ch¨¦reau, Mussbach o Wernicke es una garant¨ªa de solidez en el resultado visual de las diferentes representaciones.
La tercera apuesta era, evidentemente, la renovaci¨®n del p¨²blico. Con ese deseo se trat¨® de expandir por varios pa¨ªses no centroeuropeos la convocatoria del festival austriaco. El trabajo personal de Gerard Mortier en ese sentido fue ejemplar, y algunas ciudades, como Madrid, respondieron masivamente con viajes multitudinarios canalizados a trav¨¦s de los Amigos de la ¨®pera.
Era ¨¦ste un primer e indispensable pas¨®, pero no era suficiente. El desaf¨ªo fundamental era implicar a una juventud para la que los precios de las entradas eran totalmente desorbitados (hasta 3.900 chelines la ¨®pera; hasta 2.200 cheliconciertos sinf¨®nicos).
Este a?o, Mortier ha cogido el toro por los cuernos de esta asignatura pendiente, encargando a uno de sus hombres de mayor confianza, Alexander von Donat, la resoluci¨®n de tan espinoso tema. Los frutos no se han hecho esperar. Con el apoyo de dos patrocinadores, Nestl¨¦ y el consorcio Asea Brown Boveri (ABB), se han conseguido reducciones del 70% en los precios de las entradas, y m¨¢s de mil j¨®venes menores de 26 a?os ver¨¢n lo m¨¢s destacado de la programaci¨®n de este a?o. Otros muchos se conformar¨¢n con un paquete de teatro, lied, conferencias y m¨²sica de c¨¢mara o del siglo XX por un precio global entre 300 y 600 chelines. Adem¨¢s, el ensayo general de La carrera del libertino ha sido gratuito y exclusivo para j¨®venes, y se ha becado tambi¨¦n a 15 estudiantes para asistir seis horas diarias durante tres semanas a los ensayos de esta ¨®pera.
Edipo rey, y La carrera del libertino han sido objeto de estudio en media docena de institutos de ense?anza media, donde los alumnos han realizado decorados, v¨ªdeos y entrevistas ficticias con el compositor. Por otra parte, en La historia del soldado hay un precio especial de 100 chelines para j¨®venes, pensionistas, y estudiantes en cualquiera de las representaciones para las que se ha instalado una carpa especial en el patio de la Facultad de Derecho.
Tambi¨¦n especialmente a los j¨®venes se han dirigido varios de los actos de esta semana de apertura del festival: el estreno austriaco de la pel¨ªcula La reina Margot, de Ch¨¦reau; un recital de jazz en la Felsenreitschule, con el tr¨ªo de St¨¦phane Grappelli y el grupo de Beni Schmid; una actuaci¨®n al aire libre en la Domplatz de Lou Reed...
La respuesta de la juventud ha desbordado todas las previsiones existentes, aunque su radio de acci¨®n se ha centrado en la regi¨®n de Salzburgo y en otras colindantes, como Baviera y el sur de la Alta Austria. Las solicitudes juveniles de otros pa¨ªses, adem¨¢s, por supuesto, de las de japoneses estudiantes en Europa, han venido de Italia, Francia y EE UU. Mortier est¨¢ en buen camino para ganar, su tercera apuesta. Los j¨®venes, a los que se dirige frecuentemente en sus intervenciones p¨²blicas, por ahora no le dan la espalda.
Esperando 'Don Giovanni'
El p¨²blico de festival se desespera por la falta de previsi¨®n. El p¨²blico de calle est¨¢ feliz con un concierto en la iglesia de los franciscanos o con una matinal en el Mozarteum. Son otras exigencias, otros sue?os.
Mientras tanto, la casa natal de Mozart se abarrota de turistas con tomavistas. Pocos mel¨®manos la visitan. Est¨¢n demasiado ocupados sabiendo que Muti va a presentar dentro de unas horas el compacto de Falstaff, contemplando la exposici¨®n de pinturas de Immerdorff, y, sobre todo, esperando el Don Giovanni de Mozart de hoy, jueves, en la versi¨®n de Barenboim y Ch¨¦reau. ?Qu¨¦ tendr¨¢ esta ¨®pera para producir tanta excitaci¨®n en cada nueva representaci¨®n? Dijo Anthony Burgess: "Todos somos Don Giovanni". Quiz¨¢ sea eso lo que nos perturba tan acaloradamente.
Primero, la est¨¦tica
Stravinski compuso, a partir de una serie de grabados del pintor ingl¨¦s Hogarth, una ¨®pera de n¨²meros al estilo del XVIII con evidentes homenajes a Mozart, al barroco franc¨¦s y a la literatura de viajes. El pintor alem¨¢n J?rg Immendorff le devuelve la moneda a Stravinski tratando de pintar la m¨²sica con una est¨¦tica de colores atrevidos, contrastes chillones y un expresionismo a veces excesivo para ser encerrado en los l¨ªmites de una acci¨®n teatral. El protagonismo de una propuesta pl¨¢stica, por otra parte, coherente en s¨ª misma, marca la representaci¨®n y engancha a los que comulgan con ella. Los que no se identifican con Immendorfi est¨¢n perdidos. En cuanto a la conexi¨®n con Stravinski es, al menos en una primera impresi¨®n de urgencia, dudosa.Cambreling, actual director musical de la ?pera de Francfort, se mueve como pez en el agua en esta partitura neocl¨¢sica. Mussbach saca adelante con oficio el movimiento de actores y otorga al protagonista el aire de un don Juan superficial. Sylvia McNair, cantante vers¨¢til y llena de sutileza, destaca dentro de un reparto vocal homog¨¦neo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.