Guerra de resistencia o paz de sumisi¨®n
Son numerosos los que dicen que el conflicto de Bosnia-Herzegovina les preocupa. Su preocupaci¨®n, desgraciadamente, no carece de motivos. Despu¨¦s de tantas v¨ªctimas y tanta destrucci¨®n, la situaci¨®n no tiene aspecto de evolucionar en la direcci¨®n anhelada: el asedio de las ciudades a¨²n no ha sido levantado; los t¨¦rminos del ultim¨¢tum, de febrero no han sido respetados en el conjunto de los territorios; las nuevas iniciativas s¨®lo plantean el desmembramiento del Estado bosnio; y ahora se nos propone un nuevo mapa para la divisi¨®n ¨¦tnica del territorio bosnio.Me asombra que la comunidad internacional pueda seguir creyendo que el destino de un pa¨ªs se reduce a una cuesti¨®n de porcentajes. Me aflige profundamente leer continuamente declaraciones que dan por sentada y l¨®gica la divisi¨®n ¨¦tnica de Bosnia-Herzegovina. ?Se puede recordar que un tercio de la poblaci¨®n proviene de matrimonios mixtos, que en Bosnia-Herezegovina no hay territorios ¨¦tnicamente homog¨¦neos, que las poblaciones est¨¢n imbricadas unas con otras, por lo que esa l¨ªnea abstracta (y absurda) de divisi¨®n tendr¨ªa que atravesar incluso nuestras familias? Tambi¨¦n me decepciona el que esta "comunidad internacional" reconozca al agresor (que, seg¨²n los datos estad¨ªsticos, representa en la actualidad a menos del 50% de la poblaci¨®n serbia deBosnia-Herzegovina) el derecho de reivindicar dos terceras partes del territorio para una tercera parte de la poblaci¨®n (de la que s¨®lo controla la mitad).
?C¨®mo se puede ser indiferente a que los serbios, que identifican la situaci¨®n de hecho (adquirida por la fuerza) con la situaci¨®n de derecho, reclamen los territorios ocupados por las milicias de Karadzic que eran, antes de la agresi¨®n, mayoritariamente musulmanes y croatas? Tras la limpieza ¨¦tnica de los serbios, los musulmanes y los croatas pasaron a ser minoritarios. ?Qui¨¦n, y en nombre de qu¨¦ principio, puede impedir a lo! refugiados regresar a sus hogares? ?Hay que lamentar la falta de colaboraci¨®n de las v¨ªctimas que rechazan la pol¨ªtica de "limpieza ¨¦tnica" y se oponen al escenario de Munich? ?Qu¨¦ autoridad, aunque sea internacional, se puede permitir hablar de la "¨²ltima oportunidad" cuando est¨¢ en juego el destino de un pueblo? ?No habr¨ªa que hablar de una nueva ocasi¨®n en la que Europa pone en tela de juicio su credibilidad y su autoridad?
La comunidad internacional sigue avalando la pol¨ªtica de hechos consumados, la ley del m¨¢s fuerte. El Grupo de Contacto" sigue la misma l¨®gica que impide de antemano cualquier debate, con un plan de partici¨®n que hay que "tomar o dejar". Al mismo tiempo que reitera su apoyo a la integridad territorial de Bosnia-Herzegovina en el interior de las fronteras reconocidas, la comunidad internacional nos presenta el proyecto de desintegraci¨®n del Estado legal. Por eso rechazamos los mapas que legalizan la limpieza ¨¦tnica y reivindicamos la retirada de las milicias de Karadzic, la intangibilidad de las fronteras, el regreso de los refugiados y el restablecimiento de la composici¨®n ¨¦tnica anterior a la agresi¨®n.
Mientras que, al comienzo de la agresi¨®n, la comunidad internacional propon¨ªa un sistema simplista de partici¨®n ¨¦tnica, ahora presenta una alternativa injusta y falsa: una mala paz o una buena guerra. En realidad, la alternativa se plantea m¨¢s bien en t¨¦rminos de una guerra de resistencia o una paz de sumisi¨®n. Me pregunto c¨®mo podr¨¢ detener la comunidad internacional el movimiento de liberaci¨®n bosnio (que no se puede pasar por alto) cuando se ha mostrado impotente ante la agresi¨®n serbia. La historia ense?a que, igual que la felicidad de un pueblo no puede ser proclamada por decreto, la voluntad de un pueblo que combate por sobrevivir no puede ser doblegada por un trazo de l¨¢piz sobre un mapa geopol¨ªtico. ?Hay que acallar a las v¨ªctimas o reprimir una ideolog¨ªa nacionalista cuyo auge despierta el horror del pasado?
Nikola Kovac es embajador en Francia de Bosnia-Herzegovina.
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