ETA asesina a un general, su ch¨®fer y un transe¨²nte

El Ministerio de Justicia e interior sab¨ªa que ETA planeaba un atentado en Madrid antes de que acabara julio. Defensa ten¨ªa montado desde hace meses un servicio de contravigilanc¨ªa en el centro de la ciudad para impedir este tipo de acciones. Y, sin embargo, ETA burl¨® ayer todos estos dispositivos: asesin¨® con un coche bomba al teniente general Francisco Veguillas Elices, hombre de la m¨¢xima confianza del vicepresidente del Gobierno, Narc¨ªs Serra; al ch¨®fer de su coche blindado, Joaqu¨ªn Mart¨ªn Moya, y a un tramoyista de Los Ballets de Madrid. Otras 20 personas, entre ellas los guardias civiles Jos¨¦ Mellado y Rafael Bernal, que escoltaban al teniente general, sufrieron heridas.

Francisco Veguillas, director general de Pol¨ªtica de Defensa, de 68 a?os, sali¨® de su domicilio de la calle de Fuentes, cerca de la plaza de Ramales, poco despu¨¦s de las ocho de la ma?ana. Desayun¨® en un bar donde lo hac¨ªa habitualmente y a continuaci¨®n subi¨® al, Peugeot 405 blindado y con matr¨ªcula camuflada, seguido por un coche de escolta Opel Corsa, matr¨ªcula M-7396-HL, ocupado por dos guardias civiles de paisano.

Sobre las 8.45, el ch¨®fer del alto mando militar rode¨® la plaza de Ramales, junto a la de Oriente, y dobl¨® la esquina de la calle de Santiago. Nada m¨¢s hacerlo, un terrorista puls¨® el mando a distancia y accion¨® el coche bomba, un Ford Sierra cargado con 40 kilos de amosal, robado recientemente en Madrid.

La violencia de la onda expansiva lanz¨® contra la acera opuesta el pesado autom¨®vil ocupado por el teniente general y alcanz¨® tambi¨¦n a C¨¦sar Garc¨ªa Contonente, un tramoyista de 24 a?os que descargaba parte de un atrezzo en la plaza. El cad¨¢ver descuartizado del joven qued¨® colgado de un balc¨®n del primer piso de un inmueble, donde est¨¢ instalada la asesor¨ªa. jur¨ªdica Mart¨ªn Fr¨ªas.

Aspecto dantesco

El potente artefacto, fabricado con 40 kilos de amosal y aluminio, produjo una enorme llamarada que se propag¨® a numerosos auto m¨®viles estacionados en las inmediaciones. La plaza de Ramales adquiri¨® as¨ª un aspecto dantesco: explosiones de los dep¨®sitos de combustible de los coches, una densa columna de humo negro, los transe¨²ntes paralizados, gritos, cientos de cristales rotos, una mujer que escapa despavorida del taxi que acababa de detener... y los empleados de la asesor¨ªa jur¨ªdica con la sangre helada al reponerse del susto y descubrir un cad¨¢ver en su balc¨®n. "Esto parec¨ªa Bosnia", recordaba un vecino. La fort¨ªsima detonaci¨®n pudo escucharse en varios kil¨®metros a la redonda. Entre quienes la oyeron estaba la esposa del general Veguillas que, temi¨¦ndose lo peor, baj¨® al bar donde habitualmente desayunaba su marido, seg¨²n declar¨® a Servimedia el due?o del establecimiento.

Juan Zurera, que se estrenaba como comisario provincial de polic¨ªa de Madrid, no sab¨ªa c¨®mo poner orden en aquel caos en el que se mov¨ªan polic¨ªas, sanitarios y bomberos. Uno de ¨¦stos, acostumbrado a otras cat¨¢strofes, estuvo a punto de vomitar al ver los cad¨¢veres descuartizados y carbonizados. El juez Baltasar Garz¨®n, de guardia en la Audiencia Nacional, orden¨® el traslado de los restos al Instituto Anat¨®mico Forense.

Los ministros de Defensa, Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas, y de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, acudieron inmediatamente al lugar del atentado, junto con otras autoridades. Garc¨ªa Vargas, demudado y p¨¢lido, se limit¨® a confirmar que entre las v¨ªctimas estaba Veguillas, un peso pesado de su departamento.

Dos horas despu¨¦s acud¨ª¨® a la plaza de Ramales el ultraderechista Ricardo S¨¢enz de Ynestrillas, hijo del teniente coronel asesinado por ETA en 1986, quien meg¨¢fono en mano lanz¨® proclamas contra el Gobierno y pidi¨® la pena de muerte para los terroristas. Algunos de los curiosos congregados aplaudieron..

El delegado del Gobierno en Madrid, Arsenio Lope Huerta, orden¨® la puesta en marcha de la operaci¨®n Jaula, activada en otras ocasiones para intentar detener a los autores de los atentados. ETA ha perpetrado este a?o 10 asesinatos. El anterior, el mi¨¦rcoles, fue el del empresario Jos¨¦ Manuel Olarte, en San Sebasti¨¢n. El 1 de junio, un comando mat¨® a tiros al general Juan Jos¨¦Hern¨¢ndez Rovira, ante su casa de la calle de Antonio Arias, cerca del Retiro. La capilla ardiente con los cuerpos del teniente general Veguillas y de su conductor qued¨® instalada en el Cuartel General del Ej¨¦rcito.