La olla de Solana
Arreglado como un pincel, con su cabeza de gal¨¢pago emergiendo de un traje de hilo crudo que le daba el aspecto de un indiano a punto de perseguir a una mulata, camisa azul celeste de cuello blanco e impecable iron¨ªa, Camilo Jos¨¦ Cela se dejo preguntar las tonter¨ªas de costumbre antes de iniciar su conferencia sobre la obra literaria, del pintor Solana. Pregunta de rigor fue si consideraba que Rosa Chacel ten¨ªa que haber recibido el Cervantes -"por supuesto que -habr¨ªa preferido que se lo dieran a ella"-, seguida por la inquietante "?pertenecen los corruptos a la Espa?a negra?", o "?qu¨¦ opina de los columnistas de peri¨®dicos?", cuestiones que obtuvieron, respectivamente, estas reflexiones: "La Espa?a negra era mucho m¨¢s seria" y "hay de todo" como en botica".Don Camilo de quien se comenta que le apetec¨ªa tanto participar en este seminario que ha renunciado a sus tradicionales honorarios de dos millones por charleta, someti¨¦ndose a una cantidad muy inferior ha sido siempre un gran defensor del arte y de los artistas, y un admirador de Guti¨¦rrez Solana, en su doble faceta de escritor y pintor. De ¨¦l destac¨® el premio Nobel la cualidad de que supo retratar la realidad: "Solana fue un cl¨¢sico, que no admiti¨® desmelenamiento, y retrat¨® lo que ve¨ªa, que antepuso a lo bello y lo c¨®modo, aunque ello le resultara inc¨®rnodo". Ante un p¨²blico embobado por la brillantez de su prosa y la pasi¨®n con que glosaba al sujeto de su disertaci¨®n, Camilo Jos¨¦ Cela insisti¨® en que "me interesa aclarar que fue tan importante la obra pict¨®rica como literaria de Solana''.
"Me dec¨ªa un amigo que Espa?a es un pa¨ªs tan pobre que no da para tener dos ideas de la misma persona", coment¨®. No ser¨ªa ¨¦ste el caso de su admirado c¨¢ntabro, de cuyo "insobornable coraz¨®n la constante m¨¢s clara es la consecuencia consigo mismo, la lealtad a su propio mundo".
Un mundo que Solana hab¨ªa elegido y que Cela desgran¨® ante los alumnos extasiados: de peinadoras, chalequeros, tullidos, la abigarrada fauna ib¨¦rica de que supo rodearse. La muerte y la enfermedad, el carnaval y las tabernas. "Todo cuece y gorgotea en la olla de Solana. 'Aqu¨ª no se enga?a a nadie', habr¨ªa podido ser su lema".
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