Patas negras
Cuerno de rinoceronte. El contrato con los ma?os se hab¨ªa cerrado tras una primera ronda de tapas aragonesas en El Rinc¨®n de Arag¨®n de la calle del Carmen, dos o tres corderos y medio quintal de morcillas en El Asador de Aranda, copas en Boadas hasta que la muerte s¨²bita les separ¨®. Carvalho resucit¨® en Vallvidrera rodeado de pruebas de que el encuentro hab¨ªa sido real: la carpeta de piel repujada con las dos escopetas cruzadas, un cheque de tres millones de pesetas para viajes y primeros gastosy un griter¨ªo interiorizado en el cerebro, como si lo tuviera lleno de ¨¢cido ¨²rico y de la cara del hombre delgado, P. N. F., que cantaba las jotas como si pesara cinco veces m¨¢s. Especialmente recordaba una estrofa:
"Por darle un beso a una moza pagu¨¦ de multa diez riales / no hi visto cosa m¨¢s cara / poniendo los materiales".
El flaco era un fen¨®merno. Carvalho mientras se duchaba trataba de reconstruir lo ocurrido, desde esa desmemoria poset¨ªlica que le afectaba en los ¨²ltimos a?os, como si ya no le quedaran neuronas virtuosas para recordar lo que hab¨ªan hecho las viciosas. Cuerno de rinoceronte. Se tom¨® las pastillas contra el ¨¢cido ¨²rico, contra la presi¨®n arterial, contra la depresi¨®n, contra la euforia, contra el estre?imiento y un plato de callos, a la fiorentina contra el efecto de las pastillas, guisado tiempo ha y que se conservaban con esa voluntad de ruinas pompeyanas que tienen los callos en su gelatina. Fue al tomar el segundo vaso de 904, vino que pod¨ªa permitirse a la vista de lo que cantaba el cheque, cuando connot¨® lo que significaba cuerno de rinoceronte. Rold¨¢n hab¨ªa propuesto a sus socios de Zaragoza el tr¨¢fico de cuerno de rinoceronte paya fabricar afrodisiacos ecol¨®gicos, utilizando sus buenas relaciones con autoridades de Kenia que hab¨ªan acudido a los sanfermines atra¨ªdos por la lectura de Fiesta, de Hemingway.
Una tertulia radiof¨®nica pon¨ªa en duda que estallaran m¨¢s esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. Al parecer casi todas las minas en terradas hab¨ªan explotado y unas cuantas altas instancias del pa¨ªs hab¨ªan demostrado su bondad natural: por ejemplo estaba absolutamente demos trado que el cardenal primado no com¨ªa con los dedos y que el jefe de Gobierno no ten¨ªa absolutamente nada que ver con la trata de blancas. En algo hay que creer y en un pa¨ªs en el que est¨¢ en orden de busca y captura el ex director general de la Guardia Civil, procesado el ex presidente del Banco de Espa?a y en la misma situaci¨®n la ex directora del Bolet¨ªn Oficial del Estado, los referentes virtuosos a salvo ayudaban a cuestionar la salvajada prof¨¦tica de que hay pa¨ªses que nacen para hacer historia y otros para sufrirla.
Se concentr¨® Carvalho en el estudio del dossier Rold¨¢n y tuvo que superar su rechazo de los libros para leer: Rold¨¢n un bot¨ªn a la sombra del tricornio, de Irujo Mendoza y Macca sin poderse permitir el lujo de quemarlo porque pod¨ªa serle ¨²til en el futuro. Traz¨® c¨ªrculos en torno a algunas frases premonitorias de Rold¨¢n recogidas en el dossier: "A veces, mirando las cerezas que cuelgan de un ¨¢rbol una persona piensa que est¨¢n maduras, que es el momento de cogerlas, y otro, al contrario, cree que est¨¢n verdes y hay que esperar a que maduren. Esa es la diferencia que puede existir entre Rafael Vera, que es mi jefe en el ministerio, y yo". Subray¨® citas, datos y muy especialmente todas las referencias a los pata negras, grupo de guardias civiles de ¨¦lite que Rold¨¢n hab¨ªa formado cuando se convirti¨® en director general de la Guardia Civil. Como todo gallego o posgallego, Carvalho ten¨ªa un pariente en la guardia civil ya retirado y taxista en, por ejemplo, Mondo?edo, pero hombre muy bien relacionado porque hab¨ªa cumplido destino en Madrid en la direcci¨®n general como canguro de los ni?os de un alto cargo anterior a la era Rold¨¢n.
-Eso es¨¢ hecho, Pepi?o.
Estuvo hecho. El cuarteto principal de patas negras, caracter¨ªstica del cerdo ib¨¦rico de raza, ten¨ªa apodos que escond¨ªan sus nombres reales, pero todo el mundo los conoc¨ªa. Los apodos formaban parte de la escenograf¨ªa de sus secretas funciones y evocaban las mejores denominaciones de origen del cerdo ib¨¦rico pata negra: Jabugo, Cumbres Mayores, Cortegana y... Quijuelo. El apodo Guijuelo se separ¨® de los dem¨¢s y estimul¨® en Carvalho la secreci¨®n de hormonas de la intuici¨®n femenina. ?Por qu¨¦ todos ten¨ªan apodos correspondientes a, patas negras de la serran¨ªa que separa a Huelva de Badajoz y en cambio uno de pata negra salmantina? Guijuelo.
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