Unidos por 'Tosca'
La tr¨¢gica ¨®pera de Puccini congrega a los protagonistas del 'caso Hormaechea'
La m¨²sica no s¨®lo amansa a las fieras: es tambi¨¦n veh¨ªculo de hermandad y comprensi¨®n entre los humanos. Por lo menos, las veladas solenmes, como la que el pasado lunes inaugur¨® la ¨²ltima edici¨®n del Festival Internacional de Santander (FIS), que dirige Jos¨¦ Luis Ocejo, y que, entre otras personalidades, reuni¨® para admirar una excelente y sobria Tosca al controvertido presidente del Gobierno de Cantabria, Juan Hormaechea, procesado por corrupci¨®n; al magistrado que preside el tribunal que le juzga, Claudio Movilla, y al fiscal de la causa, Lucio Valc¨¢rcel.
La peripecia de Floria Tosca, basada en un drama hom¨®nimo de Sardou, y c¨²spide sombr¨ªa del verismo de Puccini, tuvo en la sala Argenta del Palacio de Festivales de Cantabria -obra del arquitecto Francisco Javier S¨¢enz de Oiza- a un p¨²blico entregado de principio a fin, un p¨²blico formado por todo tipo de fuerzas vivas: del presidente de Caja Cantabria al vicepresidente de la Ejecutiva del PSOE, de la presidenta de la Fundaci¨®n Isaac Alb¨¦niz y conocida mecenas musical, Paloma O'Shea, al alcalde y varios concejales, del delegado del Gobierno a Carmen Garc¨ªa Bot¨ªn, dicen que sobrina predilecta del conocido banquero.En palabras de Jos¨¦ Luis Ocejo, hab¨ªa "un 35% de aficionados a la ¨®pera y un 60% de seguidores del festival". El resto ser¨ªan espectadores sociales, aunque la verdad es que se ve¨ªa a mucha ni?a en edad de merecer vestida para matar y, asistiendo sin fr¨ªo ni calor a los tres actos en que se desarrolla la tragedia.
Programa de lujo
El FIS (completamente pac¨ªfico: nada que ver con el movimiento fundamentalista argelino que exhibe sus mismas siglas), enmarcar¨¢ durante este mes de agosto un programa de lujo que incluye a la Orquesta de C¨¢mara del Festival de Brescia-Bergamo, la Orquesta y Coro de la ¨®pera de Kiev, el Ballet de la ¨®pera de Georgia, la compa?¨ªa de Lindsay Kemp, la Orquesta Sinf¨®nica de Pittsburg, entre otros, y personalidades como Maya Plis¨¦tskaya, Maria Jo?o Pires, Agust¨ªn Dumay, Lorin Maazel, Zubin Melita y Victoria de los ?ngeles, con representaciones de Sherezade, Bor¨ªs Godunov y Cenicienta, y una entra?abil¨ªsima gala de bar¨ªtonos -Cappucelli y Pons, entre otros- en homenaje al gran Giuseppe di Stefano, aut¨¦ntica joya de los gloriosos tiempos de Callas, Tebaldi, Gobbi y Del Monaco.
En los entreactos de una Tosca impecablemente encarnada por Maria Guleghina, bella e inteligente, Juan Hormaechea sonre¨ªa feliz, tal vez porque esa noche hab¨ªa en el teatro un personaje con peor reputaci¨®n que ¨¦l: el bar¨®n Scarpia, malo-mal¨ªsimo jefe de la polic¨ªa romana, interpretado con fuste y buen dominio por Paolo Gavanelli, que tambi¨¦n participar¨¢ en la gala en honor a Di Stefano. La producci¨®n es pr¨¢cticamente aut¨®noma del Festival Internacional de Santander, puesta en pie por Giancarlo del Monaco, hijo de Mario y actual superintendente de la ?pera de Bonn.
S¨®lo un incidente turb¨® la pl¨¢cida satisfacci¨®n del p¨²blico -que, como suele ocurrir en la ¨®pera, aumenta conforme los personajes experimentan m¨¢s y m¨¢s tribulaciones- cuando, despu¨¦s de que el tenor cayera muerto, la Guleghina, desesperada, se sube al torre¨®n para lanzarse por ¨¦l, d¨¢ndose muerte tras maldecir al vil Scarpia: la cola de la soprano se enganch¨® al decorado, y junto con ella cay¨® uno de los m¨®dulos, con el consiguiente susto por parte del respetable y, sobre todo, de la hija de la cantante. Por fortuna, Guleghina sali¨® a saludar, intacta aunque algo magullada, sin diadema y con el mo?o un poco a la remanguill¨¦.
Bregando con la cola
La verdad es que la gentil soprano, una de las spinto m¨¢s aclamadas hoy d¨ªa, hab¨ªa estado bregando durante el segundo y el tercer acto con la dichosa cola, como si no tuviera bastante con la que le estaba cayendo seg¨²n el libreto, y entre dos agudos le daba con much¨ªsima gracia al piececito y apartaba de su camino la indomable resma de tela: una lecci¨®n de movimientos esc¨¦nicos que contrastaba con la rigidez del orondo tenor, el eslovaco Peter Dvorsky, que cant¨® con correcci¨®n y frialdad su E luccevano le stelle, como si en vez de esperar la muerte estuviera haciendo la digesti¨®n.
Grandes y merecidos aplausos coronaron el evento, que cont¨®, como puede verse, con emociones a?adidas.
Babelia
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