Reconciliaci¨®n incompleta

Hay que alabar el gesto de coraje del presidente Lech Walesa, que ha invitado a Varsovia a los dirigentes occidentales, especialmente a los rusos y Alemanes, al 50? aniversario de la insurrecci¨®n de Varsovia. De coraje, en efecto, por vencer las reticencias del buen n¨²mero de polacos que tienen siempre en la memoria la barbarie de las fuerzas nazis y la complicidad pasiva de las tropas sovi¨¦ticas durante aquella batalla de 63 d¨ªas, una de las m¨¢s tr¨¢gicas de la II Guerra Mundial. Hace falta tambi¨¦n valor y dignidad para hacer lo que ha hecho el presidente alem¨¢n, Roman Herzog, presentarse ante las v¨ªctimas del nazismo y pedir perd¨®n al pueblo polaco. ( ... ) Queda patente, sin embargo, el contraste entre el perd¨®n solemne del presidente Herzog y la frivolidad del comportamiento ruso. Si las relaciones germano-polacas son actualmente estables, ( ... ) las relaciones entre Varsovia y Mosc¨² est¨¢n siempre impregnadas de suspicacias. Oficialmente, el presidente Yeltsin se ha escudado en una agenda muy cargada para no aparecer por Varsovia, pero estar¨¢, de hecho, de vacaciones. ( ... ) La ausencia calculada de Yeltsin demuestra, entre otras cosas, que Mosc¨² cree siempre tener el derecho de vetar las demandas insistentes de los antiguos pa¨ªses sat¨¦lites, en este caso. Polonia, para integrarse en la OTAN. Walesa ha hecho bien al comprender que el sentido del recuerdo de la insurrecci¨®n no es m¨¢s que conmemorativo., 3 de agosto