Cientos de cubanos se preparan para salir de la isla antes de que EE UU les cierre sus puertos
Cientos de cubanos que desean abandonar su pa¨ªs empezaron a preparar balsas y botes el pasado fin de semana tras el anuncio de del Castro de que si Estados Unidos nocambia su pol¨ªtica de inmigraci¨®n, los guardacostas cubanos no detendr¨¢n a nadie que salga por mar de la isla ni a los barcos de Miami que vengan a recoger a sus familiares en Cuba. Est¨¢n convencidos de que si no sedan prisa, EE UU podr¨ªa cerrar las puertas a los emigrantes ?legales cubanos. La advertencia del presidente cubano hizo pensar a muchos ciudadanos que muy pronto comenzar¨ªan a llegar barcos de exiliados.
En Cojimar, Guanabo, Santa Fe otras localidades costeras pr¨®ximas a La Habana grupos de personas esperaban anoche junto al mar el ruido de una lancha con la mirada perdida en el infinito.Jos¨¦ M. es uno de los muchos cubanos que se quieren ir del pa¨ªs desde hace tiempo, pero ahora, tras lo ocurrido el fin de semana, ha tenido que acelerar los planes. El quer¨ªa preparar con tiempo la traves¨ªa, construir in bote con seguridad e incluso conseguirle un peque?o motor fueraborda. Sin embargo, estos d¨ªas trabaja sin descanso en su casa de Santa F¨¦, cerca del complejo tur¨ªstico Marina Hemingway. En el exterior de su vivienda se escuchan claramente los martillazos de Jos¨¦. La balsa que est¨¢ preparando tendr¨¢ un armaz¨®n de madera, quilla y hasta tim¨®n fijo.
"Si no me voy ahora, no me voy nunca", asegura Jos¨¦, quien piensa que faltan pocos d¨ªas para devolver a todos. los balseros cubanos que sean interceptados en el mar. Tambi¨¦n teme que si no llega pronto a Miami le ocurra lo mismo que a los pasajeros de las dos lanchas secuestradas los d¨ªas 26 de julio y, 3 de agosto en Regla y Casablanca, respectivamente, a quienes Esta los Unidos no ha concedido asilo pol¨ªtico. Est¨¢n sujetos a un estatuto especial que les impide beneficiarse, de las facilidades que tradicionalmente daban las autoridades de inmigraci¨®n norteamericanas a los emigrantes ilegales.
Viaje a Miami
Los tripulantes de una lancha de los astilleros Chullima, cerca de la desembocadura del R¨ªo Almendares, piensan lo mismo que Jos¨¦. El domingo salieron de los muelles de ese club deportivo, recogieron a una decena de familiares en las rocas pr¨®ximas a La Puntilla y emprendieron viaje hacia Miami.
Ayer, a la una de la tarde, una ancha se acerc¨® al malec¨®n de La Habana frente al restaurante 1830 y m¨¢s de una docena de personas saltaron a bordo. Ante a mirada perpleja de los paseantes, la barca parti¨® rumbo a Estados Unidos.
Desde que hace cuatro a?os se agravara la crisis cubana, el n¨²mero de balseros que cada a?o legaba a las costas de EE UU se ha ido incrementado vertiginosamente, pero nunca tanto como
hora. En lo que va de a?o, mas de 4.500 balseros han logrado cruzar el estrecho de Florida, en comparaci¨®n con los 3.656 que o consiguieron en 1993.
Tambi¨¦n en los ¨²ltimos meses ha aumentado sensiblemente el n¨²mero de lanchas procedentes de Cayo Hueso o Miami que llegan a las costas de La Habana. La mayor¨ªa formaban parte de una red organizada para sacar a cubanos de la isla, operaci¨®n por la que los familiares en Estados Unidos pagaban m¨¢s de 2.000 d¨®lares (260.000 pesetas) por cada pariente rescatado.
"La otra noche se me escap¨® por la u?a, pues por la oscuridad no vi bien el espig¨®n", explicaba el domingo, junto a una playa de roca de Miramar, un joven cubano. Desde hace dos semanas ¨¦l se da un paseo casi todas las noches por la zona a ver si hay suerte, y asegura que la pr¨®xima vez no la dejar¨¢ escapar.
"Si en condiciones normales cada mes de este verano m¨¢s de 500 balseros se han lanzado al mar para llegar a Florida, despu¨¦s de los sucesos de esta semana y, ante la posibilidad de que Estados Unidos cierre el estrecho de Florida para evitar que suceda un nuevo Mariel, imag¨ªnese c¨®mo estar¨¢n de atareados los que se quieren ir de Cuba", comentaba un funcionario cubano.
La misma fuente indic¨® que, aunque Cuba todav¨ªa no ha dado la orden a sus guardacostas de permitir el flujo libre de embarcaciones en ambos sentidos, si ahora sale un barco de la isla es improbable que se lo intente detener por la fuerza.
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