"El mot¨ªn ha demostrado que el 'rey' est¨¢ en cueros"
"El mot¨ªn callejero en La Habana no va a destruir el r¨¦gimen, pero ha demostrado que el rey est¨¢ en cueros, o sea que Castro est¨¢ desnudo". Carlos Alberto Montaner no figura entre los opositores cubanos furibundos convencidos de que el r¨¦gimen de Fidel Castro va a caer ya. Por el contrario, el presidente de la Uni¨®n Liberal Cubana y principal dirigente de la Plataforma Democr¨¢tica Cubana, que agrupa a varios movimientos de la oposici¨®n, critica sin contemplaciones a los radicales que "quieren irrupciones violentas" en la isla y "desean que no haya cambio desde dentro"."Los acontecimientos de estos ¨²ltimos d¨ªas en mi pa¨ªs no significan el final el r¨¦gimen", recalca. "Ning¨²n gobierno comunista en el mundo cay¨® por la violencia, y Cuba no va a ser una excepci¨®n. Pero el hecho de que este mot¨ªn no se- traduzca por un cambio de r¨¦gimen no significa, evidentemente, que no vaya a tener influencia. Al ser el primero, expresa expl¨ªcitamente lo que muchos sab¨ªan sin decirlo: que el rey est¨¢ en cueros. Que Fidel Castro est¨¢ desnudo. Adem¨¢s, tendr¨¢ un efecto disuasorio entre los inversores extranjeros: no hay animal m¨¢s cobarde que un mill¨®n de d¨®lares. No es casualidad si los objetivos de los que lanzaban piedras eran precisamente las tiendas donde s¨®lo se puede pagar en d¨®lares".
"El mot¨ªn", prosigue, "tendr¨¢ tambi¨¦n otra consecuencia fundamental: la de tensar las relaciones en el seno del r¨¦gimen entre los que quieren reformas y los que no las quieren. Muchos de los dirigentes pol¨ªticos m¨¢s j¨®venes saben que necesitan integrar a su pa¨ªs en el mundo posterior a la guerra fr¨ªa. En una palabra, saben que tienen que preservar su futuro, mientras Castro quiere preservar su pasado: su imagen rom¨¢ntica de revolucionario".
Montaner reconoce, sin embargo, que no existe en Cuba un movimiento c¨ªvico amplio que encabece una movilizaci¨®n de masas contra el r¨¦gimen, como en el Este de Europa. "Es verdad", responde, "pero hay que recordar que en los pa¨ªses de Europa del Este -salvo en Polonia, donde el apoyo de la Iglesia fue determinante-, estos movimientos contaron con una tolerancia, aunque m¨ªnima, del r¨¦gimen, que les permiti¨® desarrollarse. En Cuba no existe en este momento margen de maniobra para una situaci¨®n semejante".
"Estar¨ªamos dispuestos a trasladarnos hoy mismo a nuestro pa¨ªs si se dieran las condiciones que permitieran dar la misma batalla que la que libraron estos movimientos c¨ªvicos en el Este de Europa. Es decir, si hubiera amnist¨ªa pol¨ªtica, libertad de acceso a los medios de comunicaci¨®n, posibilidad de organizarse como partidos pol¨ªticos. Pero estas posibilidades, hoy, no existen en la pr¨¢ctica".
"Mantenemos canales de comunicaci¨®n con los sectores m¨¢s aperturistas en La Habana", afirma Montaner. "Estos sectores antes quer¨ªan realizar los cambios solos, pero se est¨¢n dando cuenta ahora que la oposici¨®n moderada constituye su aliado natural frente a los intransigentes de ambas partes. Cuando Castro dice que prefiere ver hundirse la isla antes de renunciar al socialismo, dice lo mismo que algunos sectores de la oposici¨®n en Miami que afirman que est¨¢n dispuestos a hundir la isla para acabar con Castro. Es el discurso catastrofista que rechazarnos".
"Para mi, Castro no tiene que exiliarse en Galicia o desaparecer", concluye Montaner. "Debe tener la valent¨ªa de poner en marcha ¨¦l mismo el proceso de cambios en su pa¨ªs. Lo que est¨¢ haciendo ahora, parad¨®jicamente, es destruir cualquier posibilidad de futuro para los comunistas de su pa¨ªs. Los comunistas que vuelven ahora en Europa son los que supieron abrirse a tiempo".
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